May y Cris miran las cenizas de los papeles de los conjuros de Any y Poncho y Dulce y Ucker.
Cris: ¿Y ya?
May: Pues sí, ya, vamos, eso creo.
Cris: ¿Y cómo crees que les habrá ido?
May: Pues eso lo sabremos mañana, porque la neta, yo ahorita no voy a preguntar.
Cris: ¿Y los nuestros? ¿No vas a quemarlos?
May: Pues no sé... ¿Tú quieres mucho a tu patito?
Cris: Pues ya sabes que sí, pero también quiero enamorarme y eso, y andar con una medio novia, que me diga cosas, y que esté así medio loquita, y que le guste mirar las estrellas, y que no se enfade conmigo cuando haga bromas extrañas, y que se preocupe por mí cuando me pase algo...
May (inocente): ¡Vayaaaaaa! Pues no es por fastidiar, pero se parecerá mucho a mí.
Cris mira a May.
Cris: Ojalá se parezca a ti.
May mira a Cris y se empieza a poner nerviosa.
May (nerviosa): ¿Quemamos los papelitos?
Cris golpea el quemador y se lanza sobre May acorralándola contra el suelo.
Cris: Eso no va a ser necesario porque ¿Sabes una cosa? ¡Yo ya no recuerdo ni como se llama mi patito, ni si lo traje, ni si le dispararon en el desierto unos salvajes ni nada de nada!
May (nerviosa): ¿Ah no?
Cris: ¡No!
Cris agarra los papeles de los dos conjuros que quedaban y se los mete en la boca, los mastica y los escupe.
May (sonriendo nerviosa): No sé si eso sirve.
Cris: ¡Ahora verás como sí!
Cris besa a May que primero lo recibe sin saber qué hacer, pero después... después se va dejando, mmmmm, no está del todo mal.