Con dificultad los chavos bajan del carro y medio se arrastran a la recepción del hotel. El recepcionista les mira primero contento reconociéndoles, y después extrañado por su lamentable aspecto.
May: ¿Disculpe? ¿Tiene habitaciones libres?
Recepcionista: ¿Cuántas quieren?
Poncho sigue abrazado a Any y Ucker a Dulce.
May: ¿Cuántas quieren niños?
Ninguno responde.
May: Ok, ¿De cuántas personas tiene o qué? ¿Cuál es la más grande?
Recepcionista: De dos, claro, pero las camas son muy grandes.
May les mira otra vez, y piensa que mientras más juntos estén todos, mejor.
May: Ok, pues tres dobles.
El recepcionista le da las llaves a May, y se suben a las habitaciones. May abre una puerta y espera a ver quien entra. Las habitaciones son enormes, con dos camas dobles juntas. Sábanas blancas y limpias
Poncho lleva a Any a una de las camas y le ayuda a tumbarse, y se sienta a su lado acariciándole el pelo. Ucker deja a Dulce en la cama de al lado y también se sienta a su lado. May mira a Cris, pero Cris no tiene ninguna intención de irse s otra habitación solo, y entra y se tumba en mitad de las enormes camas. May mira hacia los pasillos, y por supuesto, ella sí que no se va a quedar sola, así que entra también y se tumba al lado de Cris, mirándole serio, y preocupada por su actitud.
May: Cris, ¿No quieres hablar?
Cris: No.
May: Pero pollito, yo no puedo verte así, tú eres el alma de la banda, nuestra alegría, mira que si tú te hundes, nos hundimos todos.
Cris mete la cabeza debajo de la almohada. May le abraza.
Dulce se tumba con dolor por todo el cuerpo. Ucker la mira sentado. No sabe qué hacer. Dulce le agarra del brazo y le invita a tumbarse junto a ella.
Poncho acaricia a Any que sigue con la mirada perdida.
Poncho: ¿Quieres que me quede?
Any no responde, pero no le suelta la mano, la tiene apretada con fuerza.
Poncho se tumba a su lado.
Han sido emociones muy fuertes. Poncho mira a Any y mira su camisa manchada de sangre. Después le besa en la frente y los dos cierran los ojos.
Sus cuerpos ya no pueden más. Y el cansancio les vence. Y duermen y duermen y duermen durante muchas muchas horas. Y así se hace de noche, y se vuelve a hacer de día. Y los seis RBD continúan durmiendo en el limbo.