Primera leyenda: El Sepulturero

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Caminando por la extensa llanura en un atardecer lleno de tranquilidad e intriga, los dos hermanos iban a un paso lento por el sendero que conducía a Night Valley. Las horas pasaban y la noche se acercaba, el sendero no parecía tener fin, solo seguía y seguía hasta perderse por el horizonte. Por suerte habían algunos postes de luz alumbrando la oscuridad del camino, pero estos no impedían que se escucharan sonidos aterradores provenientes de las lejanías del llano. Los hermanos se hallaban cansados por el viaje:

--Oye Jack, tenemos que descansar—

--No podemos, si paramos tardaríamos mas en llegar, además no sabemos lo que nos puede acechar si nos quedamos a descansar al aire libre —


--No te preocupes por eso, basta con encender una fogata para alejar a las vestías, eso es algo que deberías saber—dijo Chit quien se encontraba encima del hombro de Liza ya que lo conseguía más suave y cálido:

--Esta bieeen descansemos—respondió Jack a duras penas  

Jack buscó varias ramas secas para encender la fogata, tomó dos piedras y las rozó con fuerza para intentar crear chispas, pero no lograba nada con eso:

--¿Por qué no te subes al poste de Luz y agarras fuego con un palo?—preguntó Chit

--¿Bromeas?, no puedo treparme en eso—

--Pero yo si—contestó el ratón 

Chit agarró un palo con su boca y se trepó hasta el final del poste, acercó el palo hasta la llama que este usaba para alumbrar y logró obtener el fuego sin problemas:

--Buen trabajo Chit, eres de gran ayuda—dijo Liza

--Si claro, yo pude haber hecho el fuego con las dos piedras—decía Jack celoso

Los chicos encendieron la fogata al borde del camino, se sentaron y comieron los maíces que tenían guardados en la mochila. Después de comer se acostaron en la grama:

--Jack ¿crees que se hayan dado cuenta de nuestra ausencia?—

--No lo sé, el tiempo en este mundo no es igual al del nuestro—

--¿Cómo lo sabes?—

--Así es este tema de las dimensiones alternas y los mundos paralelos, el tiempo nunca es igual...probablemente nuestros padres siguen pensando que estamos en la escuela—el chico estiró los brazos y luego los volvió a recostar en la grama:

--Pero si no es así, quizás ya nos estén buscando, hemos estado ya dos días en este mundo—

--¿Enserio han pasado dos días? Yo ya he perdido la noción del tiempo, ni siquiera sé qué hora es—

--Son las diez—dijo Chit mientras dormía en el pecho de Liza

El ratón se guiaba de la posición de la luna para saber la hora.

Cuando la luna se hallaba en lo más alto del cielo significaba que era la media noche. Los chicos dormían junto a la calidez y seguridad de la fogata. Mientras dormía, Jack recordó lo muy útil que fue su idea de la batería de papa para salvar aquella granja, también recordó lo mucho que lo molestaron en la escuela por haber sacado la máxima calificación con este invento, los muchachos sentían celos y envidia al ver que Jack siempre obtenía las mejores notas. Llegó un punto en que él se lamentaba por ser tan listo, solamente quería tener la aprobación de los demás, pero estos lo rechazaban haciéndole el papel de nerd, todos esos sentimientos le produjeron insomnio.

Unos pasos sonaron muy cerca de ellos, Jack asomó la cabeza pero la oscuridad de los alrededores no le permitía ver lo que se acercaba. Los nervios lo empezaron a consumir, pensó que era el hombre calabaza que lo había seguido hasta allí, agarró una de las ramas de la fogata y alumbró sus alrededores, pero igual no podía ver nada. Ante los fuertes pasos Liza y Chit se despertaron:

--¿Qué ocurre?—

Chit alzó la nariz y percibió un olor que le era familiar. Asustado alertó a los chicos:

--¡Rápido tenemos que salir de aquí!—

--¿Qué sucede, es el hombre calabaza?—preguntó Jack

--No, es algo peor ¡debemos correr!—

Se levantaron rápidamente y corrieron por el sendero. Las llamas de los postes de luz se apagaban de una forma tan fácil como soplar una vela. Una inmensa sombra se desplazaba por detrás de ellos con una gran velocidad. La sombra los agarró de las piernas se los llevó arrastrando con él...

Night Valley está llena de un montón de leyendas y mitos urbanos, esta es una de ellas:

(Poner música)

  El Sepulturero

Cuenta la leyenda, que un hombre de edad mayor vivía solo en su casa ubicada en la colina, él trabajaba como sepulturero, se encargaba de enterrar a los muertos en el cementerio de la iglesia del pueblo. La gente lo veía con repulsión y miedo ya que el hombre tenía una mirada totalmente seria y demacrada, una vez que terminaba su trabajo se iba caminando por el sendero que conducía al llano, pero, casualmente cuando se marchaba del pueblo, un niño desaparecía en extrañas circunstancias. La gente comenzó a creer que él era el responsable de las desapariciones, pero nadie tenía el suficiente valor para ir a su casa. Un día desapareció la hija del alcalde del pueblo minutos después de que el hombre se fuera, este se armó de cólera y reunió a todos los hombres para ir en su búsqueda. Subieron por la colina hasta llegar a la casa, era una cabaña pequeña y sucia, las ventanas estaban rotas y las tablas de madera rechinaban cuando el viento soplaba, de adentro de la cabaña salía un olor extraño. Al ver esto los hombres no quisieron dar un paso más, el alcalde les dijo que esperaran afuera mientras él tocaba la puerta, y así fue, el asustado alcalde camino hasta la puerta y la toco con su temblorosa mano, pasaron unos minutos para que abrieran la puerta. El sepulturero asomo la cabeza y vio al alcalde, amablemente lo invito a pasar.

Por dentro la cabaña era totalmente oscura, solamente había una vela encendida en el medio de la mesa. El alcalde se hallaba sentado en la silla de aquella mesa esperando a que el sepulturero llegara con dos platos de sopa que le había invitado a comer, este apareció de la oscuridad y colocó los platos en la mesa, el alcalde le dio varias probadas a la sopa y le pareció exquisita. Entonces el alcalde comenzó a interrogar al sepulturero:

--¿En donde esta mi hija?—

--¿No lo sabe?—contestó el sepulturero

--Claro que no lo sé, por eso estoy aquí—

--Ella se encuentra con nosotros—

--¡¿Qué?! ¿En dónde?—dijo el alcalde mirando por todas partes

--Esta en la sopa que comes—

El alcalde miró hacia su plato y vio un dedo flotando en el caldo. Empezó a sentir nauseas y terror al ver que su hija fue picada y servida en ese plato de sopa, entonces alzó la mirada al sepulturero, este tomó una pieza de carne que tenía en su sopa y comenzó a masticarla mientras que de esta salía sangre totalmente espesa que se le chorreaba por la mandíbula, el sepulturero sonrió y se pudo ver la cantidad de sangre que pintaba sus dientes.

El alcalde muy asustado intento salir por la puerta pero se estrelló con una repisa llena de cabezas de niños descomponiéndose, esto hizo que se aterrara más y partió una ventana, escapando por esta. Alertó a los hombres y todos entraron con antorchas, sacaron al sepulturero por la fuerza y lo sentenciaron a una de las muertes más horrendas que pueden existir ''ser enterrado vivo'', lo metieron en una caja de madera, abrieron un hueco en la tierra y lo arrojaron en ella enterrándolo al instante. Después de eso quemaron la cabaña.

La leyenda dice que por las noches de luna llena el sepulturero aparece por los llanos buscando almas inocentes para enterrarlas en el mismo lugar que lo enterraron a él como acto de venganza, no sin antes arrancar los órganos de sus víctimas y servirlas en sopa.



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