La cosa detrás de la puerta

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La barra de bebidas y cocteles del hotel estaba atendida por el cantinero oruga; un grande, viscoso y pegajoso espécimen que se erguía sobre su propio cuerpo para servirle a los clientes suculentas bebidas que preparaba a base de sus propias secreciones corporales y salivas. Pero no todos los insectos consumían esa sustancia especial. Los mosquitos únicamente bebían sangre, es por eso que para satisfacer sus ansias, la oruga se iba hasta el almacén de suministros donde se hallaba una extraña masa de carne redonda adherida a la pared. Aquella cosa palpitaba como si fuera un corazón gigante. Utilizando una jeringa del tamaño de una escoba, incrustó la aguja en el centro de la masa para extraer unos cuantos litros de sangre. La masa se contraía de dolor mientras su líquido rojo entraba en el contenedor cilíndrico. Al regresar a la barra, vertía la sangre dentro de distintos vasos con hielo. Los mosquitos le solían llamar "sangría".

Sentado encima de un banquillo, frente a la barra, el mosquito Chase se bebía tranquilamente su vaso de sangría mientras observaba como las cucarachas se peleaban por un pedazo de pan. Él no era de los insectos que pretendía llamar la atención, siempre solía pasar desapercibido. Normalmente se la pasaba todo el día dentro de su habitación, pues le desagradaba ver a los horribles huéspedes. Aunque él era uno más de ellos, sentía que no pertenecía a ese lugar. En más de una ocasión pensó en escapar, pero nadie puede salir del hotel de las plagas. No habían ventanas, ni salidas traseras, tan solo la entrada principal que desde que tiene uso de razón siempre se mantuvo cerrada. Chase no era capaz de recordar cómo fue que llegó al hotel, solo apareció de manera espontánea en su cuarto, pero eso no le pareció raro ni curioso en lo absoluto. Es igual a esos sueños en los que vez lugares, presencias cosas o situaciones que nunca en tu vida has visto pero que dentro del sueño crees que conoces. Esto era parecido, con la diferencia de que no estaba soñando, todo era real.

En una ocasión mientras caminaba por un corredor desconocido (de los tantos que habían en el enorme hotel) vio por accidente a un hibrido que se revolcaba de dolor en el suelo, el vientre de la criatura se hinchaba de manera descontrolada. Toda la parte de su abdomen se estaba inflando tanto que parecía un globo a punto de estallar. Algo por dentro lo golpeaba con fiereza haciendo bultos en su inflada piel. El hibrido ya no podía soportar el incesante dolor que le producía la cosa creciendo dentro de él, así que con dificultad abrió las piernas lo más que pudo, preparándose para dar a luz. El orificio que yacía entre sus piernas comenzó a abrirse lentamente dejando salir algo que parecía ser un animal. De pronto la cosa salió disparada fuera de su lugar de confinamiento. Era un cerdo, tamaño adulto, el color de su pelaje era café oscuro  sumamente viscoso. El animal estaba tirado en el suelo emitiendo sonidos desagradables y sacudiendo sus patas como si tuviera un ataque epiléptico. Algo en su cabeza palpitaba sin cesar, algo rojizo y arrugado. El cerebro, lo tenía al descubierto. De pronto, nuevamente otro cerdo salió disparado hacia afuera del vientre de su "madre" envuelto en un charco de líquido viscoso y transparente. Sus rasgos eran idénticos a los del primero. Ambos abrieron los ojos, dejando escapar una mirada aterradora. Se pusieron de pie y alzaron sus cabezas en dirección a Chase, quien los miraba muy aterrado. Entonces uno de ellos abrió la boca y pronunció unas palabras con un tono de voz ronco y degenerado:

--¡¡ ¿Qué estas mirando maricón?!!—

Chase salió huyendo lo más que pudo de la escena, deseando que todo lo que vio hubiera sido un desagradable sueño. Cerró la puerta de su cuarto y le puso pestillo, luego se metió dentro de la cama y se escondió entre las sabanas. En su mente intentaba hacerse creer que estaba soñando, pero solo se engañaba a sí mismo. Al cabo de unos minutos, alguien (o algo) comenzó a golpear la puerta una y otra y otra vez. Sea lo que fuera, estaba enfadado, y para Chase, cada golpe se sentía como si le estuvieran martillando la cabeza. El pestillo de cobre, quien hacía una ardua labor para no romperse, era lo único que evitaba la entrada de la cosa que golpeaba la puerta. En la mente de Chase se preguntaba si los demás huéspedes estarían escuchando los golpes, pero supuso que nadie quería involucrarse en el asunto para no terminar como él. No había nada que hacer, solo esperar a que el pestillo se quebrara y así la cosa pudiera entrar.

De pronto los golpes cesaron. Chase bajó la sabana a la altura de su pico para observar la puerta. Ya nadie se encontraba afuera, tal vez porque se cansó de golpear o creyó que no valía la pena. Sea lo que fuere ya no tenía importancia, estaba a salvo. Pero los escasos segundos de tranquilidad fueron interrumpidos cuando el foco de la lámpara que alumbraba el cuarto explotó de repente, dejando salir un molesto olor a plástico quemado. Ahora el mosquito se encontraba envuelto en la oscuridad total. Solo la rendija de la puerta dejaba entrar una pequeña línea de luz. Y por ese mismo borde, entró despacio y silenciosamente una delgada, negra y alargada garra. Esta empezó a estirarse de una manera anormal, recorriendo la altura de la puerta hasta llegar al pestillo, lo hizo correr lentamente hasta abrirlo por completo. El "Clack" que hace el pestillo al abrirse hizo engullir a Chase dentro de un mundo de pánico y terror. Ya nada impedía la entrada del invasor. La garra se devolvió hasta su lugar de origen y la puerta empezó a emitir chirridos mientras se abría muy despacio. La luz amarillenta proveniente de afuera iluminaba tenuemente la entrada del cuarto.

Voces desconocidas hablaban en su cabeza, pero no pudo comprender lo que le decían, o intentaba no comprenderlas. Aquellas palabras lo carcomían como gusanos devorándose a una planta:

--¡Qué haces aquí!—

--¡No estamos quemando vivos!—

--¡Tú lo permitiste. Permitiste que pasara!—

--¡Nos abandonaste!--

--¡¡Nos abandonaste!!—

--¡¡¡NOS ABANDONASTE!!!—

La puerta fue abierta con violencia, estrellándose contra la pared. Y entonces...

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--¿Le temes a los insectos Chase?--



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