Capitulo 6: La Isla de los Condenados

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La oscuridad cegó la visión de los chicos, aquella sombra que los agarró mientras corrían despavoridos por el sendero del llano los había metido dentro de ataúdes individuales. La sombra se coloco los dos ataúdes en sus grandes y deformes brazos y emprendió una caminata a toda velocidad.

Jack golpeaba la caja por dentro con una desesperación horrible, no podía ver absolutamente nada y además le faltaba el aire por lo pequeña y apretada que era la caja. Abría la boca para tomar grandes bocanadas de aire, el calor dentro de aquel ataúd era inmenso, Jack sudaba de una forma increíble. Podía sentir como las gotas de sudor le escurrían por la frente bajando por el cuello hasta llegar al pecho. Aquella sensación de claustrofobia, asfixia, calor y miedo fue la peor cosa que ha sentido en su vida. Entonces sintió que algo se reposaba sobre su abdomen, pero la oscuridad no le permitía ver que era

--Jack soy yo Chit—

--¡Chit! ¿Qué demonios está pasando?—

--Un espíritu nos ha atrapado—

--¿Quién?—

--No lo sé, creo que es el sepulturero...tal parece que alguien lo ha enviado a atraparlos—

--¿Y a donde nos lleva?—

--Cuando un espíritu es enviado para atrapar a un alma este debe llevarla a la ''Isla de los Condenados''... tal vez la persona que envió a atraparlos habita en ese lugar y sabe que ustedes no deberían estar en este mundo—

De repente la caja se empezó a sacudir violentamente, Jack rebotaba golpeándose por todas partes. Después de eso todo se detuvo al instante, la tapa que cubría la ataúd fue abierta dejando entrar luz y fresco aire. Jack se levanto como si fuera una momia saliendo de su tumba, giro la cabeza y vio que Liza salía también de la otra caja, pero el alivio fue momentáneo. En el medio de ellos dos se encontraba el espíritu del sepulturero parado de forma petrificada. Este era una sombra gigante que vestía de trapos negros y polvorientos, su cabeza estaba cubierta con una capucha que evitaba ver su rostro, en sus brazos llevaba una enorme pala. Entonces la sombra se movió lentamente y se dirigió al cementerio para continuar con su trabajo de sepultar almas.

Jack miró el panorama y su sorpresa fue tal que creía que no era real

--Esto no puede ser cierto—

Los chicos se encontraban dentro de una isla que flotaba en medio de kilómetros y kilómetros de vacio abisal rodeado de cúmulos azulados que se desplazaban por todo el abismo convirtiéndose en tiniebla. Al fondo...muy al fondo del panorama, se podían ver millones de caras deformes que clamaban por ayuda. El viento era fresco, pero, si tenías buen oído podías escuchar los gritos de las almas que penaban por todo el espacio de aquel mundo. La isla era pequeña, en sí solo tenía un tétrico cementerio cubierto de secos y grandes árboles, en la cima de una pequeña colina estaba una enorme casa echa ruinas. Aquella casa era negra, las tejas del techo estaban cubiertas de maleza y las ventanas tenían tablas de madera clavadas con clavos oxidados. Solamente se podía llegar a la casa por medio de escaleras de piedra

--¿Cómo fue que llegamos aquí?—pregunto Liza

--Estamos en el mundo de los muertos... en esa casa habita el ''Juzgador'', creo que quiere hablar con ustedes—

--Sabes mucho de esto Chit, ¿Por qué?—dijo Jack sospechando del ratón

--Porque yo ya he estado aquí... la única forma de ser traído con vida al mundo de los muertos es que el juzgador quiera hablar contigo—

--Entonces no lo hagamos esperar—

Subieron por las extensas escaleras de piedra, mientras caminaban sentían que los arboles los observaban, parecía poco creíble pero aquellos árboles secos tenían vida. Cuando llegaron a la puerta Jack tocó una pequeña campanita para anunciar que habían llegado visitantes, la gran puerta se abrió de lado y lado, y una voz gruesa los llamó

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