Las memorias de Chase: Capitulo 6

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El Hotel de las plagas


"Simplemente desperté un día, mirando mis seis patas, aquellas delgadas y peludas extremidades eran negras con pequeños puntos blancos dispersados a lo largo y ancho de estas cosas que parecían estacas de carne. No quería admitirlo pero me causaban mucha molestia, debido a que cada vez que hacia un movimiento, se doblaban igual que una rama quebrada. Eran tan largas y torpes que me costaba hacer un movimiento tan simple como ponerme de pie. Pero eso no era lo peor, no, no lo era... lo peor era tener que cargar todo el tiempo con una larga pero ligera aguja que comenzaba desde el medio de mi rostro hasta llegar a la cadera. Debía siempre mantener la cabeza inclinada para evitar que la aguja fuera a chocar con algo. La bolsa de piel que cubría mi abdomen se hallaba vacía, necesitaba probar el metálico sabor de ese líquido rojo que tanto anhelan los de mi clase, para poder así, saciar mi deseo, ¿y sabes una cosa?... Para mí esto era lo más normal del mundo"

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--¿Le temes a los insectos Chase?...—

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Chillidos, gritos y desesperantes zumbidos salían del asqueroso "hotel de las plagas" un establecimiento cutre y maloliente donde residían únicamente bichos de la peor calaña. Estos viscosos, deformes y vomitivos seres caminaban en dos patas y pasaban la mayor parte de su tiempo bebiendo y escupiendo sobre la comida, (a veces por gusto y a veces por necesidad, ya que carecían de dientes, y estos escupitajos les servían para ablandar la solides del alimento). Las cucarachas salían desprendidas de los agujeros de las paredes retorciéndose y revolcándose entre ellas mismas para poder salir de las aberturas, esto no era fácil debido a que tenían el tamaño de un niño de 10 años, aquello parecía una batalla a muerte para ver quienes salían y quienes morían aplastadas. Las moscas se la pasaban revoloteando por los baños esperando a que algún huésped con problemas estomacales dejara el almuerzo dentro de los excusados sin agua. La mosca solo debía postrarse encima del putrefacto recipiente de porcelana y meter su pico succionador para tener un banquete de mierda combinado con el vómito de sus entrañas.

Estas extrañas especies de bichos gigantes se dividían en 3 clases:

Los convencionales; insectos comunes que se desplazaban en sus 6 o más patas. Estos solían residir en madrigueras dentro del techo o las pestilentes paredes del hotel. Podían alcanzar los tamaños de 4 o 5 metros de largo.

Humanoides; estos tenían la capacidad caminar como si fueran humanos y era la clase que llenaba gran parte del hotel, podían hablar y utilizar sus patas delanteras como manos. A pesar de que lucían inteligentes y civilizados, no ocultaban sus grotescos instintos de insecto. Estando de pie lograban sobrepasar los 9 metros de alto. 

 

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