Capitulo 11: El cautivo (Primera parte)

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Navegando por los mares tenebrosos, y lejanos de la costa del pueblo, el barco "Quijada" dirigido por el capitán James Maxwell, marcó su rumbo en dirección a la Isla Errante, un misterioso lugar en el que los barcos desaparecen y sus restos son encontrados al mes siguiente sin ningún rastro de los tripulantes que iban a bordo. El Quijada debe su nombre al cráneo que cuelga de su proa, ese cráneo pertenece a una criatura que cazaron en el bosque de los lamentos, era una especie de cocodrilo gigante, el antiguo capitán logro matarlo con un poderoso arpón, luego vendió su piel y su carne al pueblo. Con el dinero que ganó construyó el barco y amarró el cráneo del cocodrilo en la proa como trofeo. Después de que murió, James tomo posesión del barco y contrató otra tripulación para servirle.

La nueva tripulación estaba llena de horribles deformes mal olientes, pero muy leales a su capitán, y eso es lo que realmente vale. James los encontró en las partes bajas de Night Valley, uno a uno los fue acogiendo hasta que llegaron a ser suficientes para formar una tripulación, él les prometió riquezas ilimitables si ellos le daban su lealtad.

La nueva tripulante, Liza Harris, causo una gran impresión entre ellos, su belleza los hacía distraer mucho de sus deberes, en más de una ocasión quisieron tocarla, pero se reprimían ya que el capitán había ordenado que nadie la tocara, ante eso, solo se limitaban a tratarla amablemente y con una sonrisa en sus feos rostros. Liza se empezó a sentir como una más de ellos, pero Chit, quien nunca se movía de su hombro, desconfiaba de todos ellos.

El viaje hasta la Isla Errante era tal cual como lo hablaban en las leyendas, el cielo azul fue reemplazado por grandes capas de niebla, no se podía ver ni siquiera la isla. Sin embargo James sabía hacia donde era el camino porque tenía una brújula especial que le obsequio la logia, esta indica con exactitud la posición del lugar al que te diriges. El miedo y la intriga consumían a los tripulantes pues estos temían por sus vidas, después de todas las cosas que escucharon de aquella Isla no se querían ni imaginar tener que poner un pie en ella.

Liza se encontraba al lado del capitán quien manejaba el timón sin apartar la mirada de la brújula:

--¿Por qué la logia está interesada en esa isla?—preguntó Liza intentando sacarle información

--Aun no lo sé, normalmente ellos no se interesan por las leyendas del pueblo, dicen que solamente son exageraciones de la gente sin oficio que se pone a contar historias de cualquier tontería...--

--...pero lo que reside en esa isla es distinto a todo lo que podríamos imaginarnos, por eso su interés hacia  ella es grande... aunque yo también estoy muy interesado en saber qué es lo que hay allí—

--Probablemente solo te enviaron para deshacerse ti—dijo Chit de forma burlona:

--¿Por qué esa rata sigue aquí?—

--Es mi amigo, y es un ratón no una rata—dijo la chica en defensa de su pequeño amigo.

De repente el marinero que se hallaba en lo más alto del barco gritó:

--¡Tierra a la vista!—

James soltó el timón y corrió a asomarse en la proa. La Isla Errante estaba ya tan cerca que se podía ver cómo eran sus formaciones. La playa no era muy extensa, por lo que sus suelos de arena casi escaseaban en la orilla. Lo que más abundaba eran las formaciones rocosas que cubrían los alrededores, las rocas estaban hechas de distintas formas y tamaños, algunas parecían puntas de flecha enormes, otras eran extraordinariamente gruesas y otras extraordinariamente altas. En el centro de la isla estaba una extensa llanura en la que habitaban muchas colinas verdes y pequeñas ondulaciones formadas en los terrenos llanos. Los bordes eran altos, muy altos, desde ellos se podía ver una enorme caída hacia el mar. La Isla Errante era más de lo que el capitán se podía imaginar:

--Nunca creí que fuera tan grande, será un trabajo difícil—

Anclaron a una distancia cercana de la playa. Alistaron algunos botes de remo y se prepararon para desembarcar en tierra. Solamente estaban Liza, el capitán y diez hombres, el resto se quedo a cuidar el barco.

Atravesaron las grandes formaciones rocosas que tapaban el camino hacia la llanura. Aquellas rocas se veían mas aterradoras de cerca, parecía como si en cualquier momento alguna de ellas cobrara vida y atacara con sus lados filosos. Finalmente caminaron por una gran roca con forma de arco, esta era como la entrada al centro de la Isla. La extensa llanura lucia un panorama lleno de belleza e intriga. El verdoso terreno y las ligeras mantas nublosas combinadas con el calor, la humedad y la brisa marina, le daban a aquel llano una sensación de tranquilidad. Al fondo, casi al final del gran terreno, se podía ver una iglesia más o menos grande construida cerca del borde de la isla. El edificio tenia la torre del campanario flanqueando la entrada principal, estaba llena de ventanas de distintos colores y tamaños, la estructura fue pintada de color blanco, mientras que su techo era de tejas color ladrillo con un toque de negro claro. En sí, la iglesia se veía muy bien cuidada, no parecía que la hubieran abandonado.

Mientras atravesaban el llano para llegar a la iglesia, se podía sentir una especie de inquietud en el ambiente, ya que el terreno estaba completamente vacío sea por donde lo vieras. Cabe destacar que el silencio era abrumador, y sobre todo, ellos estaban parados en medio de una isla supuestamente maldita. Solo se escuchaba el sonido del viento que soplaba con gran fuerza haciendo bailar los largos pastos.

Otra cosa que les extrañaba era que no había ningún rastro de cadáveres humanos. Según la historia, los marineros que llegaban a la isla nunca regresaban, eso daba a entender que sus cuerpos debían reposar en alguna parte de aquella tierra.

Todo se hallaba muy sereno y callado. Pero, para sorpresa de todos, las campanas de la iglesia comenzaron retumbar fuertemente. El sonido se escuchaba por toda la llanura. Ante eso, las mantas de nubes se empezaron a juntar hasta volverse más y más gruesas. Todo el ambiente comenzó a oscurecerse en tan solo cuestión de segundos. El viento soplaba de forma violenta, los pastos verdes eran arrancados por la fuerza del soplido y empezaron a girar por los aires dando vueltas sin parar en un remolino de viento. El grupo se junto formando un circulo, de manera que cada quien viera lo que hay a las espaldas del otro, Liza se encontraba en el medio del circulo

--Tengo un muy mal presentimiento de esto—dijo James

Algo muy particular se presento justo a la vista de todos, de las espesas y oscuras nubes brotaron unos ojos completamente rojos, seguido de una figura de aspecto humanoide que se formaba entre los cúmulos de nube. Aquella figura se les quedaba viendo fijamente con un silencio abrumador

--Caminen lentamente—dijo el capitán haciendo lo posible para que sus hombres no entraran en pánico

De repente la figura se movió como si fuera una ráfaga de viento. De la cabeza hasta el abdomen tenía apariencia humana, pero por debajo no tenia piernas, era una gran cola hecha de niebla (como la de los genios al salir de la lámpara). La figura voló rápidamente hacia ellos atrapando a uno de los tripulantes. Aquella cosa se metió dentro del cuerpo del hombre, entonces este empezó a convulsionar. Cayó al suelo temblando y pataleando sin parar, de su boca salía espuma y luego esta se convirtió en sangre

--Capitán...ayúdeme—suplicaba el hombre, pero el capitán no podía hacer nada por él

La criatura se lo estaba comiendo por dentro. Entonces, la convulsión sesó, el hombre se hallaba tirado en el suelo con los ojos blancos, y al cabo de 5 segundos , su cuerpo explotó. El sonido de la carne al explotar era horrible, la sangre salpicó en las caras de todos hasta dejarlos completamente rojos del liquido salido del cuerpo de aquel hombre. Liza gritó fuertemente, el capitán se sintió muy inútil por no haber podido hacer algo.

Y para desdicha de todos, cientos de figuras humanoides comenzaron a aparecer por todas partes.

Continuara.....


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