CAPITULO 25

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CAPITULO 25:

-Es que no quería estar más en ese lugar –comenzó, con un tono de voz que se fue haciendo agrio conforme hablaba.

Iba a conformarme con aquella respuesta, creyendo que el ya no seguiría hablando; pero su boca se abrió de nuevo... ¿estaba dispuesto a contarme a mi... todo?

-La razón fue una chica, Alejandra –su mirada estaba gacha, puesta atenta en el verde cojín del sillón-. Ella fue mi novia durante un año; estábamos bien, o eso creía yo, hasta que un día llegue a casa y mama me dijo que Alejandra había ido y me había dejado una nota, una especie de carta o algo así... -se quedó en silencio y respiro de forma notable varias veces, mientras que yo solo observaba como su perfecto abdomen se inflaba y desinflaba bajo la camisa azul que vestía; luego continuo-. Subí a mi habitación y me senté a leer la nota; decía que se iba, que no la buscara y que era el fin de nuestra relación. Que lamentaba que eso tomara tanto tiempo y que se iba simplemente porque se merecía algo mejor que... yo –su semblante de ángel ahora parecía como si estuviese tallado en piedra, con una expresión hostil y entristecida a la vez-. Termine el año que me faltaba para graduarme y Salí corriendo de ese lugar tan pronto pude; lo primero que se me ocurrió fue ir hasta Japón, pero llegue primero a Italia, aquí, me gusto y descubrí que era lo suficientemente lejos de ese lugar, así que decidid quedarme. Mi familia se mudó a los años siguientes, cerca de mi apartamento. Mientras me iba esforzando en no recordar aquello ni nada de ese lugar. No te voy a negar que si me dolió. Yo la quería bastante y para ella simplemente no fue suficiente... -su voz se perdió y luego el silencio apareció de nuevo, y supe que ya no hablaría.

-Que estúpida –farfulle, incrédula y el me miro.

-¿Disculpa?

-Alejandra, es una estúpida –dije-. Me disculparas, pero, ¿Qué no eras suficiente? ¿Qué se merecía algo más? ¿Acaso existe algo mejor que tú? -¡Cállate! Me grito la voz y capte la última pregunta que había salido de mi boca, el rubor corrió traicionero y sentí vergüenza; pero Cameron me miraba enternecido, y mi corazón se conmovió dentro de mí, así que seguí hablando pero ahora consiente de lo que decía-. Que tonta fue –musite-, porque no vio que eres un chico increíble, talentoso, atento, divertido, además de muy apuesto.

El esbozo una sonrisa de medio lado.

-Estoy segura que jamás encontró ese 'algo mejor' porque simplemente no lo hay –continúe-. Que lastima que te haya dejado ir, porque no supo que lo que dejo escapar fue como un tesoro, que ya no recuperara; por eso digo que Madison es muy afortunada –en lo último de mi frase, la voz se me entristeció, pero él sonrió y aquella sonrisa le dio motivo a mi corazón para palpitar fuertemente.

-Que linda eres –musito y el corazón comenzó a latirme más rápido, expandiéndose por todo mi pecho-. Gracias.

Sonreí apenas pude, porque aún estaba un poco atolondrada intentando calmar a mi bombeador de sangre.

-¿Sabes? –me dijo-. Eres a la primera persona a la que se lo digo.

Cuando creí que el corazón había vuelto a su tamaño normal, volvió a inflarse completamente conmovido.

-Gracias por tenerme la confianza –murmure.

-Gracias por escucharme.

Le sonreí de nuevo, aun sin comprender como es que aquella chica lo había dejado ir.

-Pero basta de mí, te toca –la sonrisa alegre apareció de nuevo en su rostro y espere a que dijera la primera pregunta-. ¿Qué te inspiro a ser fotógrafa?

-Mi papa –dije-. Le gustaba mucho tomarnos fotos, a mí y a mi mama y me gustaba cuando me sentaba en sus piernas y me las mostraba una por una, decía 'mis chicas' y luego me daba un abrazo. Me hacía sentir protegida –el recuerdo llego hasta mi garganta, quebrándome la voz.

-Seguro tu padre está muy orgulloso de ti, donde sea que el este –me acaricio la rodilla con cariño y me sonrió.

-gracias.

-Dime, ¿Qué hay con el chico de California? –inquirió y me reí por el cambio de tema tan repentino.

-¿Cuál chico? –dije confundida.

-Del que le hablaste a Brad hoy, sobre tu amiga...

-¡Oh! Eso, amm... -recordé mi pequeña mentira y rebusque algunas palabras para formar la respuesta que él me pedía-. Bueno, como tú dijiste, ya no importa, ya se quedó allá –me preguntaba si había notado mi nerviosismo.

-¿Te has enamorado alguna vez? –su mirada verde se clavaba en mi cara con intensidad, haciendo que mi corazón se trabara en sus labios.

-Existió un chico, Nathan –explique-. Pero no funciono –me encogí de hombros.

-¿Por qué no funciono?

-Bueno, éramos muy distintos. Yo amaba la fotografía y el arte y el... no era muy trabajador que digamos –reí-. Pero era un buen chico.

-¿Entonces buscas a alguien con quien puedas congeniar?

-No lo busco, Cameron. Tengo algo así como una creencia de que el solo llegara.

-El destino.

-Quizá –me encogí de hombros.

-Dime, Brad es... -parecía como si luchara con las palabras para encontrar las adecuadas-, amm... bueno, se nota que te llevas muy... bien, con él. ¿Te gusta? – sin embargo, parecía también apenado por su pregunta que esperaba. 'dile que sí, dile que si' me decía, pero la ignore mirándola al rincón de donde había salido.


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