CAPITULO 16

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CAPITULO 16:

-Yo también quiero verlas- anuncio Cameron, que en todo el rato solo había estado pendiente de la plática entre Madison y yo.

-Emm... si, denme un segundo, ya vengo- me escabullí hasta mi habitación y cerré la puerta tras de mí, sin esperar alguna palabra de alguno de ellos.

Me senté sobre la cama con las piernas cruzadas y tome el sobre amarillo entre mis manos; saque de él las fotografías y lo primero en lo que mis ojos se enfocaron fue en el bello rostro que adornaba aquel papel impreso. Cameron era tan hermoso, a su manera. Su despampanante sonrisa, deslumbraba perfecta.

Revise todas las fotografías una y otra vez.

-Maldición – farfulle.

De las trece fotos que tenía en la mano, solo tres eran antiestéticas. Tres eran las que no tenían el rostro perfecto de Cameron adornando la imagen. El problema era que madison había notado el grosor el sobre y llevarle solo tres fotos resultaba ilógico cuando jun tas no hacían ni medio centímetro. Suspire y tome las otras diez fotografías para guardarlas en el cajón de mi escritorio, debajo de todo el montón de papeles que ya tenía allí. Salí de mi habitación con el trio de fotos en la mano, esperando no encontrar alguna otra escena que me hiciera sentir incomoda y deseosa de cubrirme los ojos. Madison y Cameron hablaban tomados de la mano, él jugaba con sus dedos. Trate de ignorar la irritante punzadita junto a los latidos aplomados de mi corazón.

-Aquí están - las coloque sobre el mesón de la cocina, en donde ambos estaban.

-¿Solo tres? – rezongo Madison.

-Te dije que no eran muy buenas – me encogí de hombros -. Las otras están horribles – mentí, porque a decir verdad, eran las más hermosas-. Además no tome muchas.

Allí, Cameron pudo haberme desmentido, el sabia cuántas veces había disparado el lente de mi cámara capturando las escenas; pero no dijo nada, solo observo tranquilo cada una de las fotos sobre el azulejo del mesón. Decidí cambiar de tema, antes de que alguna objeción por parte de Madison insistiera.

-¿Sabías que la señora Motley tiene un sobrino? – pregunte a mi amiga, mientras que iba al refrigerador por un vaso de leche.

-Sí, Brad ¿Por qué? – inquirió, y me sentí satisfecha de haber logrado el cambio de ruta de conversación.

-Hoy lo conocí – dije, sirviéndome la leche en el vaso que había tomado de la alacena.

-¿En serio?

-Sí, me lo tope esta mañana; es lindo – tome mi vaso y pude captar que la mirada de Cameron se apartó de las fotografías y se posó curiosa en nosotras, en mí.

***

Era sábado por la mañana, y yo buscaba de todo para matar el tiempo libre sin Madison; así que le acepte el café a Brad, supuse que era un buen pretexto para burlar las horas.

Brad me llevo a un café cerca del departamento en donde me acorde inmediatamente del día en que pase con Cameron, sin embargo, la emoción no era la misma.

-¿Puedo preguntar por qué viniste a Venecia? – me dijo, cunado la chica nos estaba acomodando nuestras tazas sobre la mesa.

-Bueno, vine primeramente para visitar a Madison. Y para tomar un descanso de mi vida cotidiana – explique, dándole un sorbo a mi café. El sabor a cappuccino vago por mi boca hasta mi garganta.

-Oh, ¿entonces vives con tus padres? – inquirió.

-No – dije, y salió mucho más seco de lo que esperaba-. Mis padres murieron en un accidente.

-Oh, perdóname, no debí preguntar - su bello rostro de ángel se tornó compresivo.

-No, no te preocupes- musite.

-¿Sabes? Mis padres también murieron – comenzó a jugar con la taza mientras su m irada se profundizo en el líquido oscuro que contenía. Espere hasta que el decidiera continuar, pendiente de la siguiente palabra que dijera.

-Bueno, en realidad, solo mi madre murió cuando me dio a luz a mí. Mi padre, bueno, el hombre que embarazo a mama; se fue – explico, su voz tomo un tono agrio.

-Oh – musite

No sabía que más decir, pero lo entendía muy bien, al menos ambos teníamos algo en común ahora. No teníamos padres.

-¿Desde entonces has vivido con tu tía? – pregunte.

-Sí. Mi tía me ha cuidado bastante bien, ha hecho un excelente trabajo por diecinueve años y no podía estarle más agradecido.

Ahí caí en la cuenta de que Brad estaba en la gloriosa etapa de las diecinueve primaveras.

.Que linda tu tía – dije, y recordé cuando dije, o más bien pensé, que era todo una vieja amargada.

El me sonrió y me recordó a la sonrisa de Cameron. Si tuviera que comparar, sería bastante difícil darle el puesto número uno a alguien. Pero había una vocecilla en mi cabeza que susurro fugaz el nombre de Cameron.

La tarde con Brad fue excelente, su forma de ser tan maduro y natural fue lo que resulte admirando, además de su bello rostro delicado, por supuesto. Cuando me di cuenta de la hora, fue cuando llegamos al departamento de nuevo. Eran las siete pasadas con quince minutos.

-El pase muy bien, Brad, muchísimas gracias – dije apenas puse un pie fuera del ascensor, cuando me di cuenta entonces de que la puerta del departamento de Madison era adornada por un bello ángel de oro. Que mantuvo su mirada sobre nosotros y sus brazos cruzados con indiferencia; siempre tan elegante.

Me sorprendí de ver allí al dueño de la mayor parte de mis pensamientos. Aunque enseguida me retracte de esa idea; Cameron no tenía por qué convertirse en dueño de mi materia gris.

-Cuando quieras repetirlo estoy más que dispuesto – me dijo, con esa sonrisa bonita sobre su rostro, haciendo que mi mirada se posara de nuevo en Brad.

Dirigió luego la mirada a Cameron y con un movimiento de cabeza lo saludo. Este respondió de la misma manera.

-Hasta pronto – Brad se acercó y me beso la mejilla. Pude sentir el cálido y suave contacto de sus labios contra ella, pero mi cabeza seguía funcionando tan perfectamente como antes. Ningún pensamiento interrumpió, ningún atontamiento interno, simplemente nada. Sin embargo, si la mirada de Cameron sobre el acto.

MANUAL DE LO PROHIBIDO *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora