CAPITULO 54

352 26 1
                                    

CAPITULO 54:

-¡¿Por qué?! –volvió a repetir.

Esta consiente que Madison tenía que saberlo, pero de pronto, me volví cobarde y las piernas debajo de mi pantalón deportivo temblaron.

-Solo... ya... Es que ya no tengo nada que hacer aquí, tengo que volver a América –murmure.

-¿Cómo que no tienes nada que hacer aquí? ¿Yo estoy pintada? ¡Claro que tienes mucho que hacer aquí! Se supone que viniste a pasar navidad conmigo, a estar juntas en año nuevo, ¿Y dices que no tienes que hacer nada aquí? –exploto, con todas esas lagrimas corriendo por su rostro.

-Madison, discúlpame –suplique-. Pero entiéndeme tengo que irme.

-¡Es que no te entiendo! No logro comprenderte, ¿Por qué?

Verla así, derramando lagrimas por mí era devastador, pero aun cuando estuviera enojada y no encontrara explicación a mi huida, era preferible que verla con el corazón roto, sin novio no mejor amiga.

Pero ella tenía derecho a saber. Las lágrimas se me atoraron en la garganta y la voz no salió del nudo en ella, solo abrí la boca, pero no hubo sonido alguno.

Llamaron a la puerta y ninguna de las dos nos movimos, solo mis ojos se dirigieron a la puerta de madera. Los golpes insistieron, Madison se giró y fue a abrir dejándome colapsada por la persona que estaba del otro lado.

-Madison, ¿Por qué lloras? –Cameron la miro preocupado, el rostro de Madison estaba enrojecido y sus ojos no paraban de llorar.

Ella se dio la vuelta sin contestarle y camino de nuevo hacia mí, cuando Cameron me vio, llorando también, abrió sus ojos como platos y pensó lo peor.

-Madison...

-¡Dime porque maldita sea te vas! –el grito de ella lo interrumpió y allí Cameron pareció caer en cuenta.

Ya no podía mas, no lo soportaba. Sentía que me derrumbaría allí mismo tras la mirada de dolor de ambos, de dos personas que amaba bastante.

-Si –obligue a mi garganta a abrirse de nuevo, solo para contestarle a Cameron.

-¿Por qué? –inquirió desconcertado y cínico.

Gemí, incrédula, 'el me preguntaba por qué? Moví la cabeza negativamente, lo odiaba.

-Mi vuelo sale a las once. Perdóname, Madison –tome mi bolso y Salí corriendo de allí, simplemente ya no podía soportarlo.

Corrí escaleras abajo y Salí al exterior, no tenía dinero y la gente me regalaba miradas raras porque mi rostro estaba bañado en lágrimas.

Había un persona que aún no había visto, una persona que debía enterarse de que me iba y las razones de por qué me iba. Faltaba despedirme de mi mejor amigo Alexis.

Lo llame y le pedí que me recogiera, ya que yo no sabía dónde vivía y a los pocos minutos apareció en el parque en el que yo estaba sentada.

Me llevo hasta su casa, porque le pedí que lo hiciera, no quería hablar en plena calle sabiendo que me soltaría a llorar más de lo que ya lo hacía. Ni siquiera me moleste en apreciar la casa o lo que había en ella, todo lo que hice fue seguir a Alexis hasta su cuarto, luego de saludar a su madre.

-Ahora dima, ¿Qué pasa? .me hizo sentar en su cama y él se sentó en la silla de un escritorio que tenía al lado.

-¡Soy una completa estúpida, Alexis! –farfulle.

-¿Por qué?

-Porque no acate las reglas, porque le rompí el corazón a mi mejor amiga y porque como una completa cobarde, regreso a California.

-¿Cómo? Espera, cuéntamelo por partes, no entiendo –gesticulo con las manos, haciendo señal de que parara.

Suspire, tratando de limpiarme las lágrimas que no se cansaban de salir.

-Regreso a mi país –no sabía por qué siempre empezaba diciendo eso.

-¿Por qué?

-Esa... esa es la parte difícil –dije, entre sollozos. Unos ruidos se escucharon fuera de su habitación-. ¿No deberíamos cerrar la puerta? –dije temiendo que alguien pudiera oírnos.

-Mi madre no se mete en lo que no le incumbe, no te preocupes –me tranquilizo-. Dime, porque te vas.

-Porque soy mala, Alexis –solloce más fuerte-. Si supieras, cuanto me duele... en serio.

-Pero dime ¿Por qué? –su tono de voz no solo era preocupado sino también desesperado.

-Porque... no te hice caso, Alexis. Después de que hablamos por teléfono el otro día yo... me sentí tan mal que cometí una estupidez.

-¿Qué hiciste? –sus ojos azules se mostraron cautelosos y seguían preocupados.

-Me embriague y bese a Cameron.

-¡¿BESASTE A MI NOVIO?! –Madison apareció de pronto en la puerta, con los ojos abiertos de incredulidad y la cara desencajada de dolor.

MANUAL DE LO PROHIBIDO *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora