CAPITULO 17

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CAPITULO 17:

-Hasta pronto, Brad – dije cuando lo vi introducirse a su departamento, me gire a mirar a Cameron, quien seguía parado allí, de brazos cruzados y mirándome.

-¿Decidiste hacerle caso a Madison?- bromeo.

-¿Qué? – inquirí, confundida.

Se separó de la puerta cuando yo me dirigí para abrirla.

-Sí, eso de buscarte pareja – musito, pero la broma ya no le salió como tal.

Explote en estruendosas carcajadas.

-Solo salí a tomar un café con mi vecino para conocerlo mejor – explique-. Eso no tiene nada que ver con los planes macabros de Madison.

El rio.

-¿Con que son macabros? Se lo voy a decir, te acusare – bromeo divertido.

-No hace falta, ella lo sabe – abrí la puerta y Cameron se introdujo detrás de mí-. ¿Si sabes que Madison llega hasta las ocho verdad? – dije sarcástica.

-Lo sé, pero es que no tengo mucho que hacer y es mejor pasar el rato aquí mientras la espero.

-Bueno, es agradable tenerte aquí mientras que llega – pensé... esperen, esperen, no lo pensé, ¿lo dije?

-Gracias, que linda – musito y en ese momento di gracias de encontrarme de espaldas, puesto que todo el color se me subió al rostro -. Mañana saldremos todos, así podrás conocer a mi hermano, Alexis, ¿lo recuerdas? – dijo., totalmente ajeno al caos que estaba habitando en mi interior debido a sus palabras.

-Emm... sí, estoy emocionada – farfulle.

-Alexis también.

Así planeamos lo que sería del día de mañana y estar a su lado lo encontraba cada vez más cómodo y magnifico. El tenía ese raro poder para maravillarme, dejarme sin el habla o adivinarme los pensamientos a veces; era simplemente sensacional y la fierecilla se regocijaba llena de felicidad; pero solo hasta llegaba Madison, porque luego, al verlos reírse el uno con el otro y llamarse ''amor'' esta empezaba a incomodarse y me hacía salir de la escena cursi que no queríamos ver ni ella ni yo. Porque empezaba a resultarme drásticamente incomoda.

-¡Bestia arriba! – Madison tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar. Balbucee entre la almohada y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararían hasta que Madison me viera con los ojos abiertos. Me lleve los puños a los ojos y comencé a tañarlos para desemperezarme, luego abrí paso a un bostezo grande. Me pare con pereza y abrí la puerta, Madison estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador. Me miro.

-Ponte algo lindo, algo verde, a Alexis le gusta el verde – dijo.

-Estás loca – musite y me di la vuelta para ir a vestirme.

-Si quieres gustarle a Alexis, escucha mis consejos – grito desde la cocina.

-No quiero gustarle a Alexis, ¡ni siquiera lo conozco! – me queje, saliendo de nuevo de mi habitación. Increíblemente asombrada del esfuerzo de Madison por emparejarme.

-Solo vístete ¿Quieres? Ellos llegaran en cualquier momento.

-Eres perversa – la fulmine con la mirada.

-Pero así me quieres – me saco la lengua y me vi obligada a reír.

-Tonta – dije.

Me vestí con una blusa azul turquesa y con un jean ajustado, solo por llevarle la contraria a Madison. A los pocos minutos, oí el timbre sonar, y la fierecilla empezó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Cameron.

Salí de mi habitación al oír el murmullo de las voces, y allí junto al ángel de oro, reposaba otro. Era muy parecido a Cameron, sin embargo, su cabello era alborotado; corto y un poco despeinado; su piel, casi del color de la de su hermano, hacia lucir sus ojos azules, y cuando me sonrió, los pómulos se le elevaron notablemente.

-Hola – musite.

-Karol, mira, él es Alexis – me dijo Madison, empujándome por el codo hacia el par de ángeles. Extendí la mano para saludarle y el respondió mi saludo.

-Hola – me dijo.

No estaba muy segura, pero sentía dentro de mi como dos partes; una, atenta a Alexis; pero la otra, atenta a Cameron. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.

-Bueno, ya que se conocieron, ¿A dónde vamos a ir? – pregunto Madison.

-¿Quieres desayunar en...? – la voz de Cameron hablo por fin, y yo, completa, me perdí en ella.

Deje de oír entonces la conversación que tenían los tres, de hecho, mis ojos estaban tercos y habían dejado a mis otros sentidos inactivos, ya que ellos se aferraban a mantenerla vista en Cameron.

Los labios de los demás dejaron de moverse, luego me miraron. ¡Reacciona! Me ordeno una voz en mi cabeza. Entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.

-¡Karol! – me sacudió Madison.

-¿Eh? – musite, terriblemente desconcertada.

-¿Qué si quieres desayunar pizza? – me pregunto.

-Amm... si – dije.

¿Cuánto tiempo me había estado hablando?

-Vamos entonces – concluyo Cameron.

Nos dejaron pasar primero y luego, en el auto de Cameron nos dirigimos a un pequeño local de pizza, que desprendía aroma a salsa abarcando alrededor de unos tres metros y medio.

Nos sentamos en una mesa, Cameron y Madison en un lado y Alexis y yo en el otro.

-Pidamos pizza típica para que Karol pueda probarla. Apuesto a que jamás has probado una hecha en Italia.

-Eso es obvio, Madison, ya sabes que no – dije, riendo.

Luego de unos minutos, la pizza estaba servida enfrente de nosotros; y el olor a queso y salsa desprendía en cada movimiento mínimo de pizza. Me sirvieron dos rebanadas, que inmediatamente me comí, ya que sabía delicioso; mientras que intercambiábamos la típica información de los que recién se conocen. Yo miraba a Cameron solo cuando nadie me observaba a mí, evitando ser descubierta mientras lo apreciaba en cada paso que daba, cada gesto que hacía y cada palabra proveniente de sus labios. Él era hermoso a su propia manera y ni siquiera se daba cuenta de eso.

MANUAL DE LO PROHIBIDO *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora