CAPITULO 26

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CAPITULO 26:

-Brad es... un gran chico. Pero...

-Tú le gustas –me interrumpió.

-No creo gustarle más que Lala. Y la respuesta es que quizás me agrade un poco, pero, me quedo como su amiga.

-Eres sincera –esbozo una delicada sonrisita-. Y quiero conocer a esa chica, Lala. Me hablas de ella y no se siquiera quien es.

Me reí.

-Es la chica del laboratorio de fotografía de los Agnelli. Un día te llevare.

-¿Prometido?

-Prometido –reí-. Siguiente pregunta.

-¿Qué te conto Alexis el otro día?

-¡Tramposo! –negué con la cabeza riendo-. No te voy a decir, no seas curioso, Tanner.

Me miro y enarco una ceja.

-Perdón, Cameron.

Sonrió.

-Y no te diré.

-¿Tiene algo que ver conmigo?

-Emmm... contigo, conmigo, con Brad, con todos –divague, saliéndome de la tangente-. Ultima pregunta.

-¿Ya es la última?

-Así es, curioso –asentí.

-Está bien. Bueno, tú conoces a Madison mejor que nadie, y me conoces bastante también a mí, ¿cierto? –asentí-. Bien, ¿crees realmente que Madison y yo...? No, ya se, ¿crees que Madison es lo mejor para mí y yo para ella?

Abrí los ojos de par en par, ¿Qué? ¿Ahora dudaba? ¿Y me preguntaba a mí?

-Bueno, mira –balbucee y me humedecí los labios, repentinamente secos-. No se trata de lo que opine o lo que la gente diga; aunque tú lo has oído, dicen que ustedes son la pareja perfecta; pero te repito, los comentarios de la gente no importan, lo que verdaderamente importa es lo que tú y ella sienten. Si la amas, y ella a ti, ¿Qué importa lo demás?

Tenía la mirada baja al igual que la cabeza que ligeramente se inclinaba hacia abajo.

-Gracias –musito.

-Cuando quieras, Cameron.

Levanto la mirada de pronto e hizo que me corriera hacia atrás por el repentino movimiento.

-Tengo que irme, discúlpame con Madison ¿sí? –se levantó del sofá y camino hasta la puerta.

-¿Por qué te vas? –inquirí, desorientada, aun sentada sobre el sillón.

-Las preguntas se acabaron –sonrió-. Hasta mañana, Karol –y salió por la puerta.

Dejo la habitación vacía y a mí en ella. Cuando lo capte, puede distinguir también un fiero deseo de mantener su presencia aun allí, conmigo. Gire sobre mi asiento y mire la rosa sobre la mesa, suspire. Salí disparada a mi habitación y rebusque en el cajón inferior de mi mesa aquellas fotos con el rostro de ángel. Me quede sentada en suelo de la habitación, recargada en uno de los lados de mi cama, mirando lo que tenía en las manos. ¿Qué era eso que sentía en mi estómago? ¿Por qué el corazón se me aceleraba cuando no debía? ¿Por qué sentía que Cameron me gustaba? Era sumamente atractivo, sin duda y sensacional, también. Estar a su lado era como no querer que el tiempo avanzara, querer detener las manecillas del reloj y mandarlas en sentido contrario. Su mirada angelical era como la fábrica de luces para navidad y la sonrisa que se ponía en su rostro me llena de algo que es inexplicable. El de alguna forma me hace recordar lo que es sentir, saber que uno existe en este mundo. Tanner, Cameron, como sea; el nombre es lo de menos, porque ahora me invadía una angustia palpable que me comenzó con cortar mi respiración y hacer que las manos desprendieran sudor frio.

No, yo podía fijarme en cualquier chico, cualquiera. Excepto uno. Arroje las fotografía dejándolas esparcidas por todo el interior del cajón y lo cerré abruptamente. Yo no podía fijarme en Cameron.

-¡Karol! –la voz de madison apareció lejos, junto a la puerta que apenas había cerrado para introducirse al departamento y como impulsada me levante del piso y Salí de mi habitación. Mire a madison.

-Hola –dije.

-¿Dónde está Cameron? –pregunto, dejando su bolso en sofá.

-Se fue.

-¿Cómo? ¿Vino y se fue?

-Si –me encogí de hombros-. Me dijo que lo disculpara contigo pero que tenía que irse –trague saliva escandalosamente-

-¿Estas bien?

-¿Yo? Claro, ¿Por qué no he de estarlo? –farfulle, queriendo sonreír.

-Pues te conozco, y pareces nerviosa.

-¿Nerviosa? ¿Yo? –reí-. No para nada.

-Karol –me miro, con esos ojos grandes color chocolate que me acusaban-. Ay ¿sabes qué? Olvídalo –manoteo restándole importancia al asunto-. Vengo muy cansada hoy –bostezo y luego miro hacia la mesita de centro-. ¿Y esa rosa?

Abrí los ojos como platos.

-Eh... Emmm.... –tartamudee.

-¿Te la dio Brad? –especulo con el rostro ansioso.

-Cameron –solté.

-¿Te la dio Cameron? –su ceño se frunció, y la voz se le baño radicalmente de un matiz de confusión.

MANUAL DE LO PROHIBIDO *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora