CAPITULO 41

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CAPITULO 41:

Baje las escaleras a toda prisa, mis zapatos golpeteaban rítmicamente en los escalones que pasaban debajo de ellos y Salí al aire exterior llenando mis pulmones de este. Estaba asustada, no sabía que pensar o que pensamiento en mi cabeza obedecer.

Necesitaba huir al menos por un rato, sacar a Cameron de mi cabeza al menos por unas facciones segundo. Saque mi móvil y teclee el número de Alexis.

-¿Hola?

-Alexis, soy yo, Karol. ¿Podrías hacerme un favor? –pregunte, con la voz temblorosa.

.Claro, dime.

-¿Podrías ir por Madison a su trabajo?

-Pero... ya salió, ¿no?

-Sí, pero encuéntrala en el camino, antes de que tome un taxi o algo parecido. Y ofrécete a traerla a casa todos los días, por favor –farfulle, mientras caminaba calle abajo.

-Puedo preguntar ¿Por qué?

-Solo tráela a casa, ¿quieres? Luego te explico.

-Está bien.

-Date prisa, adiós.

-Hasta pronto.

-Gracias –musite.

-No, gracias a ti.

Colgué la llamada y devolví el celular a mi bolsillo. Me abrace debido al frio y seguí caminando sin dirección. Mi plan era que Madison estuviera más pronto en casa de lo que suele llegar. Todos y cada uno de los días que me restaran aquí. Así, no ignoraría a Cameron de forma tan obvia, pero sería menos tiempo estando con él y eso ayudaría bastante a que de una vez por todas controlara mis sentimientos.

Decidí parar a mitad de una calle, no sabía a donde me dirigía y si seguía sin rumbo, seguro me perdería. No podía ir donde Lala debido que allí no había nadie, ella seguro estaría en su cita con Brad. La gente me esquivaba y pasaba a mi lado, totalmente indiferente mientras yo me quede inmóvil allí. Había caminado apenas dos calles lejos del edificio, y sabía que si caminaba más terminaría perdiéndome.

Recordé un pequeño parque a unas cuantas cuadras más, un fácil camino para seguir, así que fui hasta allá, a desperdiciar el tiempo y que se hiciera tarde solamente para no verle el rostro a él.

Cuando llegue, me apodere de una de las bancas de metal negro que adornaban los caminos del parque y me senté a observar como el cielo oscurecía totalmente.

No pude evitar pensar en Cameron, lo amaba, ni siquiera sabía cómo y con tanta rapidez. Me era absurdo, ilógico. Era casi ridículo como quería escapar de esos sentimientos que no debían de estar en mi corazón. Ridículo, sí. Porque en realidad estar a su lado era lo único que en este momento quería hacer.

Apreté el sobre en mis manos, haciéndolo crujir. El viento me movió los cabellos y me despejo un poco la mente, haciéndome pensar en algo que hasta el momento le faltaba atención de mi parte.

Algún día tendría que irme.

¿Y qué pasaría? ¿Qué me llevaría? La agobiante presión en el pecho apareció apretujando mi corazón y sacudiéndolo de forma violenta. El solo hecho de pensar en eso, me dolía. Me iría y tendría que dejar aquí mi corazón, pero sabía que era la mejor opción que podía hacer. Me burle de mi misma, yo no era tan distinta a Madison, huir también era mi opción fácil.

Pero al pensar en Madison, el corazón se me encogió aún más, adolorido. La historia podría repetirse de nuevo y ella ¿A dónde huiría esta vez? Su antiguo novio, Gabe, la había lastimado tanto con aquella actitud que había tomado. La había cambiado de un día a otro y el frágil corazón de Madison no pudo resistir aquello, el dejo destruido porque ella lo amaba; al punto de que decidió mejor mudarse de país, de continente.

Ahora, yo no quería ser la bruja malvada que le arrebataría de nuevo algo que ella ama, preferiría morir atropellada por un autobús, eso sería algo digno.

Suspire y me lleve las manos a la cabeza, dejando el sobre amarillo sobre mis piernas. Cerré los ojos por un minuto, anhelando que el viento susurrara la respuesta a mi oído de mi gran dilema.

Por allí oí decir que el amor ensuciaba, yo parecía estar manchada por todos lados. Pero huir era mi mejor opción hasta el momento, solo que no sabía cuándo.

***

Mi plan había funcionado.

Madison llegaba a las la siete treinta jueves y viernes, gracias a Alexis; por lo tanto, los minutos se me reducían a la mitad para estar con Cameron. Algo que aunque no me gustaba mucho hacia menos difícil la resistencia.

Sin embargo dejaba de ser dura.

Mire la hora cuando el timbre sonó, solo dos minutos tarde había llegado Lala. Apague el televisor y me encamine hasta la puerta.

-Lindo apartamento –musito paseando su mirada por todo alrededor-. Aunque el edificio es... un poco melancólico.

Sonreí.

-Gracias por venir –le dije.

-Para mí es un honor que me hayas invitado a tu casa... bueno, departamento –rio.

-Gracias, eres la única con la que puedo hablar de esto –fui hasta mi habitación e hice que me siguiera.

-Sabes que siempre podrás contar conmigo, Karol –me sonrió, demostrándome confianza.

-Soy un caso perdido –me puse en cunclillas y rebusque entre los cajones de mi buro, del interior saque mi gran tesoro. Un sobre amarillo en tamaño carta y de un grosor considerable que avente luego sobre la cama, haciéndolo rebotar solo un par de veces.

Le hice una seña a Lala para que abriera aquel sobre y al instante que comprendió, se acercó y lo tomo entre sus manos.

-Vaya, sí que pesa –bromeo, alzando las delicadas cejas.

Deshizo el pequeño hilo rojo y abrió el sobre. Saco el montón de fotos que estuvieron a punto de caérsele.

-¡Wow! –Dijo sorprendida cuando noto cuantas fotos eran y sobre todo, de quien eran-. Este tipo podría trabajar de modelo –dijo, y aunque aquello era para hacer reír, no pude-. Esto es como un libro –hizo referencia al grosor-. O como una exposición de algún museo.

-O un manual de lo prohibido –dije.

MANUAL DE LO PROHIBIDO *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora