CAPITULO 34

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CAPITULO 34:

-¿Mal? Dios, Karol, el vestido es hermoso, te ves genial –me dijo Mad acercándose a mí.

-Te ves preciosa –musito Cameron, como un escultor admirado de su propia obra.

-¿Dónde encontraste el vestido? –me pregunto, maravillada.

-Pues, Cameron... me ayudo a encontrarlo –admití, aunque debí haber dicho "Cameron lo eligió"

-¿En serio? –Se sorprendió Madison-. No tienes malos gustos, Cameron –dijo y rio.

-Gracias.

Me sentí muy observada así que decidí hacerle fiesta al vestido que Madison usaba.

-Tu vestido es precioso –dije-. Morado, claro. Tu color favorito.

Era un vestido sencillo pero lindo, en tono morado, en corte princesa y unos tirantes que lo ataban al cuello.

-¿Te gusta? –pregunto Madison.

-Claro, se te ve estupendo –reconocí.

A decir verdad, el vestido era bastante sencillo, sí, pero Madison tenía ese no sé que hacia lucir cualquier cosa que se pusiera, aun así fuera la prenda más horrible del mundo.

-Entonces, creo que tenemos los vestidos –dijo, satisfecha.

Le sonreí, tímida.

-Madison, no tengo con que pagarlo –dije, el precio del vestido no era para nada barato.

Madison exploto en risitas tiernas.

-No seas tonta, Karol, yo los voy a pagar –me dijo.

-¿Qué? No, no, no –negué con la cabeza.

-Claro que sí, y no quiero protestas. Anda, cámbiate para ir a pagarlos –me empujó hacia el vestidor y ella cerro la cortina, corriéndola de un tirón.

Me mire al espejo, ahora me sentía peor; Madison era una excelente amiga, ¿y cómo le pagaba yo? Enamorándome de su novio. Suspire y decidí no pensar en ello, ¿para qué me hacía más daño? Me despoje del vestido y lo doble sobre mi brazo, para salir cuando ya estaba vestida con mi ropa.

Madison pago ambos vestidos y aproveche para agradecerle a Cameron la ayuda.

-Gracias, por elegirme el vestido –dije y le sonreí de una forma desconocida para mí.

-Por nada, me alegra haberte ayudado.

Me le quede mirando, justo como el a mí, su mirada verde esmeralda era como una canción romántica en mi alma, de esas canciones que te hacen desear bailar bajo la luz de la luna o... vomitar arcoíris.

-Cameron, karol –nos llamó Madison y nos hizo apartar la mirada del otro-. Vámonos –sonrió.

Me dio la caja del vestido y Cameron tomo la suya para llevarla el, luego se giró a mí.

-¿Te ayudo? –se ofreció.

-Claro –dije y le di la caja.

Salimos de la tienda, y Madison tomo la mano de Cameron para caminar hasta su auto. La fierecilla se enfureció por ver el entrelazado de dedos entre ambos. De pronto, deseaba al menos confundirlo, que alguna parte de su cerebro formulara mi nombre junto a una remota posibilidad... al menos. Pero al instante de que me percate de aquello, me retracte velozmente. Esto no debería de estarme pasando.

Sacudí la cabeza como queriendo deshacer esos pensamientos y decidí ignorar todo aquello que la fierecilla me gritaba, aun así yo estuviera de acuerdo.

MANUAL DE LO PROHIBIDO *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora