II

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___ POV

Al día siguiente me desperté con un positivismo altamente insano. Por primera vez en demasiado tiempo estaba feliz. Hoy, con un gran golpe de suerte, mi vida daría un giro de 180º.

Eran las nueve en punto de la mañana de un lunes. Había logrado comer algo el día anterior ya que Rupert había conseguido sobras de pizza que unos insensibles mundanos habían tirado a la basura con la excusa de que ya estaban satisfechos y no podían tomar un solo bocado más, por suerte Rupert estaba cerca y la recuperó para nosotros.

Por alguna razón el cielo estaba completamente despejado, el sol hacía estragos en nuestros ojos de lo brillante que estaba y el clima era cálido, así que al parecer el día había comenzado estupendo.

Como pude, rápidamente lavé mi cara y tallé mis dientes con mi dedo índice, con la esperanza de que no siguiesen tornándose amarillos. Hacía días que no los lavaba.

—Buenos días, chicos —dije.

Para mi sorpresa, y para ser lunes, los 5 hombres ya estaban despiertos organizando sus tareas diarias. Se repartían el quién debía buscar alimento, quien ropa usada, quien algo para beber, quien algo para poder dormir más cómodos y alguien que buscara periódico, y en lugar de usar el periódico para hacer camas improvisadas, lo usaban para leerlo... algo irónico, ¿no creen?

Ellos no me dejaban hacer nada. Realmente apreciaba que no pusieran una carga más en mi vida. Ellos simplemente compartían lo que recolectaban conmigo y eso es algo por lo que siempre estaré agradecida.

—Lista para cambiar tu vida, ¿B? —preguntó Jason, siendo éste el más ocurrente de todos.

B por Beats. Él me había bautizado con ese apodo ya que el género musical que más producía/grababa era hip hop y rap; además, era una maestra haciendo beat box.

—Lista Jas, hoy es el gran día —dije.

—Excelente. Manos a la obra.

Y sabía exactamente a qué se refería: iban a irrumpir a mi antiguo apartamento y sacar todo lo que pudieran. En realidad ellos me dieron la idea y, aunque me negué rotundamente al principio, terminé cediendo.

Así que tomé mi guitarra ya que la necesitaría para más tarde, mientras escondí mi Mac y mis demás pertenencias dentro de un enorme agujero que había cerca del puente en una pared. Realmente nadie se atrevía a acercársenos, pues nos tenían miedo, supongo que nuestra delgadez y suciedad nos hacían ver asesinos seriales, pero no éramos malas personas, así que no me preocupaba porque fuesen a robarse todo.

—¿Lista para irnos? —preguntó Sam, el más reservado de los 5.

—Nací lista, Sam —le dije con demasiado entusiasmo.

Sam me sonrió y habló:

—Bien, la cosa está así: Beats, primero nosotros 5 iremos a tu departamento y recogeremos todo lo que nos sea posible; más tarde te llevaremos a una de las calles más concurridas y donde, para la buena suerte de todos, hay muchas disqueras.

Escuché atentamente todo su plan.

—Estoy seguro que hoy es el día. Los chicos y yo lo pensamos bien y queremos que no te preocupes por absolutamente nada, así que hemos decidido quedarnos a tu alrededor, es decir, solo para asegurarnos que todo vaya bien —dijo, frunciendo el ceño—. Nunca falta algún abusivo que quiera dañar a una señorita.

—Gracias. En serio que ustedes son prácticamente mi familia. Los quiero y realmente aprecio que hayan abierto un espacio para mí en sus vidas —dije sincera.

—La monotonía aburre, preciosa. Estarás bien. Estaremos bien... ya verás —dijo Kevin, el más lindo de todos.

—¡Abrazo grupal! —gritó Jason de repente, sacándonos a todos un gran susto.

Y así lo hicimos, nos abrazamos como la gran familia que somos.

——

Para las diez treinta de la mañana los chicos ya habían ido y regresado de mi apartamento con todo lo que necesitaba para el mini concierto que realizaría en esa famosa calle.

Para las diez cuarenta y cinco de la mañana yo ya había instalado mi pequeño amplificador Fender y conectando mi guitarra electroacústica a éste; había puesto el pedestal del micrófono y también el micrófono sobre éste, conectándolo en el mismo amplificador.

Una vez todo instalado los chicos me ayudaron a probar sonido hasta que todo estuvo listo. Y entonces algo me golpeó de repente: mi día había llegado. El día en el que tiré todo por la ventana para mostrar de qué estoy hecha.

—Bien, es momento. Beats... te quiero, chica. No estás sola, ¿sí? Estaremos cerca hasta que desees retirarte de aquí, lo prometo —dijo Lennon

—Aunque, si algo sale mal, siempre podemos salir corriendo, ¿cierto? —dijo Rupert, el más histérico, intentando aligerar el ambiente y fallando.

—Rupert, no es momento para tu maldito negativismo e histeria, con un demonio, ¿puedes callarte? —expresó Sam bastante molesto.

—Bien, relájate, lo siento, solo intentaba que ella estuviera tranquila —dijo Rup señalándome.

—Realmente dudo que estés lográndolo, Rup —dijo Kevin—. No necesita eso en este momento. Ya habrá tiempo para eso más tarde.

—Basta de charlas sin sentido, es hora de irnos. Cualquier cosa que necesites solo debes llamarnos por el micrófono y estaremos aquí en un parpadeo —comentó Lennon—. Lo harás bien, no lo dudes.

Ni siquiera me dio oportunidad de responder cuando todos salieron corriendo en diferentes direcciones. Me quedé paralizada, pues entré en pánico escénico.

Localizándolos a todos después de un rato y recibir sonrisas tranquilizadoras y de confianza de parte de todos ellos hizo que me calmara de una manera demasiado veloz.

«Bien, ha llegado la hora», pensé. 1, 2, 3... seguí contando mentalmente hasta que mi ritmo cardíaco se normalizó y mi respiración se hizo constante de nuevo.

Probé algunos acordes en mi guitarra y me sentí, por primera vez en muchísimo tiempo, llena de nuevo.

———

Lo que me llevó hasta ti (Ally & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora