XXXVI

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Estacioné el auto. Salí de él y le abrí la puerta a Ally.

—Gracias —dijo feliz—. Te amo —se inclinó a besar mis labios.

—Te amo también, princesa —dije después del beso.

Abrí la puerta principal del departamento para ella. Al ver hacia adentro su cara fue de sorpresa total.

—¿Qué está sucediendo? —preguntó asombrada.

—Arreglé las cosas con Lauren cuando hablé con ella después de salir del estudio. Tenía que terminar contigo, no sé, hacer algo creíble para que no te esperaras esto. Tenía que hacerte creer que aún me iría con ella. Quiero estar contigo, esta vez estoy asegurándome de que sea especial. Siento haber jugado así con tus sentimientos —dije nerviosa.

—Eso fue algo cruel —dijo frunciendo el ceño.

—Lo sé, lo siento, yo...

Me interrumpió con un puño en el brazo y un gigantesco beso. Nos separamos por falta de aire.

—Okay, wow... mejor vamos adentro.

Ella rió.

—De acuerdo —contestó divertida.

Caminamos especialmente lento, como queriendo que el momento durase lo más posible. Apagué mi celular para no tener interrupciones. Seguimos el camino de rosas hasta nuestra habitación, la cual estaba ligeramente iluminada por la luz de la luna que se colaba a través de la ventana.

—Te amo —dije abrazándola por atrás.

—Te amo. Gracias por todo —dijo volteándose entre mis brazos.

Comenzó a besarme tortuosamente lento. Estuvimos así un rato, amándonos entre besos cortos y largos. Como simples mortales tuvimos que separarnos por falta de aire.

La empujé contra la pared ligeramente. Agarré sus manos y las llevé arriba de su cabeza. Las sostuve ahí con mi mano derecha. Comenzamos a besarnos nuevamente. Primero lento y luego rápido. Puse mi mano libre en su cadera y comencé a acariciarla ahí. De vez en cuando tímidamente hacía un camino de besos desde sus labios, pasando por su mandíbula y terminando en su cuello. 

Se separó un poco de mí. Nuestros rostros a centímetros.

—Por favor. Te necesito —dijo con la respiración agitada.

La besé, pero esta vez fui llevándola lentamente hasta que topamos con la cama. Dejé que se acostara y se acomodara antes de seguir con nuestra sesión de besos. No teníamos prisa por concluir este momento. Tenía mi pierna izquierda entre las suyas y la otra a un lado de ella. 

Sostenía mi peso con mis brazos para no aplastarla. Nos seguimos besando y yo instintivamente acerqué mi rodilla a su centro, presionándola. Ally soltó un pequeño gemido. Ella se separó de mí y comenzó a levantar mi blusa. Yo levanté los brazos para ayudarla a sacármela. La tomé de sus manos y la aventé al piso. Continuamos besándonos. Decidí que su blusa estaba estorbándome también, así que paré de besarla y ella me miró confundida.

—¿Está bien si quito tu blusa? —pregunté tímida. 

Ella sonrió y acarició mi mejilla. Asintió. Me hice para atrás, permitiendo que ella se sentara. Agarré el dobladillo de su blusa y comencé a subirla lentamente. Una vez la blusa fuera, también la aventé al piso.

Nos quedamos así un buen rato. Solo admirando nuestros torsos semidesnudos. De un momento a otro Ally me empujó y ahora ella estaba arriba de mí, besándome ferozmente. Sus labios hicieron un camino de besos hasta llegar a las cicatrices de mis costillas. Las besó tiernamente. Comenzó a acariciar mi pierna y a besar mi cuello. 

Lo que me llevó hasta ti (Ally & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora