Lo que me llevó hasta ti (Ally & tú)

VIII

Ally POV

Había logrado ver a través de _____. Cuando escuché su historia me partió el alma. Si antes dije que la ayudaría, ahora con mucho más empeño lo haría. No dejaría por absolutamente ningún motivo que ella sufriera más.

Definitivamente me había enamorado muchísimo más, pero ella no necesitaba una carga amorosa en este momento. Así que por lo pronto estaría disponible para ella como su amiga. No podía evitar preguntarme si ella se sentía de la misma manera... supongo que pronto lo averiguaría.

Entendía todo. Entendía sus inseguridades, entendía sus miedos, pero también lograba ver sus metas y sus mejores días. Entendí por fin que ella había dejado todo atrás para perseguir su sueño, pero no lo había logrado... aún.

—¿Qué tienen que ver Sam, Kevin, Lennon y los otros dos chicos en todo esto? —le pregunté.

Ya había logrado calmarme, puesto que estaba sollozando muy fuerte. Entrelacé nuestros dedos.

—Bueno, son mi familia ahora. Vivo con ellos bajo un puente. Nos apoyamos mutuamente. Ellos hacen prácticamente todo, me refiero a buscar comida y todo lo demás. Simplemente lo comparten conmigo —dijo sonriendo.

—Ya no más —dije demasiado segura.

Frunció el ceño y me dedicó una mirada confusa. Se veía tan tierna.

—¿A qué te refieres? —preguntó con la misma confusión que reflejaba toda ella.

—A que a partir de hoy vivirás aquí, conmigo —dije sonriéndole.

Cuando me dijo que ella vivía bajo un puente rodeada de 5 hombres no pude evitar entrar en pánico. No me agradaba la idea de dejarla pasando frío y hambre.

—¿Qué! —gritó demasiado exaltada.

Su mirada era de ¿pánico?.

—Sí, lo que oíste. No dejaré que vuelvas a ese lugar. No dejaré que pases frío de nuevo.

Lo dije como una especie de orden para que viera que hablaba completamente en serio.

—No abandonaré a mis chicos —dijo ella demasiado segura.

—Ellos lo entenderán. Por lo que me dices siempre están apoyándote, así que... ¿qué dices? —pregunté esperanzada.

—No —dijo ella firme.

Una pizca de molestia en su voz.

—¿Cuál es el problema, bebé? —pregunté con tristeza en mi voz.

—Ally... no quiero ser un parásito. No quiero vivir de ti. No quiero aprovecharme de tu hospitalidad. —respondió.

Podía ver que debatía cómo continuar su reproche.

—Además, ¿qué pensarán las chicas? Creerán que quiero apartarte de ellas. ¿Y mis chicos? Nos hemos encariñado tanto que dolerá decirles que no los veré tan seguido. Aparte, Ally, tengo mi propio apartamento... solo necesito trabajo para recuperarlo, si es que no lo han ofrecido aún a otra persona —dijo.

—Bien. Hagamos esto: quédate conmigo hasta que puedas encontrar trabajo. Te ayudaré. Hablaré con mi disquera. Les diré lo talentosa que eres y no dudarán en contratarte. Quizá hasta podrías trabajar grabándonos a las chicas y a mí —dije, la esperanza todavía presente.

—Yo... a-apreciaría tu ayuda, Ally. Me encantaría trabajar en tu disquera —dijo ella, algo resignada.

—¿Vivirás conmigo, también? —pregunté esperanzada.