Lo que me llevó hasta ti (Ally & tú)

XXVIII

Una semana.

Estuve una semana en la finca. El primer día fue en el que llegué, y todo había estado genial después de la pelea del hospital. Al segundo mi padre sufrió un paro cardiaco, pero logró sobrevivir. Al tercero mis padres decidieron partir. Al menos estuve presente.

Mi madre murió en mis brazos. Estaba abrazándola para decirle que me iría de regreso a Los Ángeles. Nos abrazamos por un largo rato hasta que sentí cómo su fuerza fue disminuyendo. Reí porque supuse que se había quedado dormida, pero no... ella murió, sin sufrir.

Mi padre... bueno, él no dejó que la muerte se lo llevase, si no, él decidió ir tras ella: escondió sus pastillas para el corazón bajo su almohada, ese día decidió tomarlas todas de golpe... eran como 10 pastillas. Su corazón no lo soportó y murió de un ataque. Partieron juntos al menos.

Cuarto día: el funeral de ambos.

Así que, síp: estábamos en su funeral. Mi madre siempre nos dijo que quería que diésemos una gran fiesta el día de su muerte y que todos nos vistiésemos de blanco... y así lo hicimos.

—¿No crees que Ally debería estar aquí? —preguntó Leo sentándose a mi lado.

Estábamos en el que era mi cuarto.

—No lo sé. Dejó de llamar hace dos días —contesté—. Quizá se rindió.

—Deberías llamarla... explicarle cómo te sientes —dijo abrazándome de lado.

—¿Que tal si está mejor sin mí? —pregunté soltando un par de lágrimas—. Me fui sin darle una explicación.

—Nunca lo sabrás si no le llamas —contestó simplemente.

Él me pasó su celular.

—Llámala, aquí estaré.

—¿Desde cuando me tratas bien y eres tan amable conmigo? —pregunté sonriendo de lado.

—Desde que tienes razón en que jamás hice algo por ayudarte, al contrario, me burlaba de ti —dijo viendo hacia el piso.

—Eres un idiota, ya déjalo ir, solo estaba enojada —contesté.

—Yo también lo estaría —dijo sincero—. Anda, llámala.

Asentí. Con manos temblorosas comencé a marcar el número de Ally. Contestó al cuarto timbre.

—¿Diga? —preguntó ella.

No dije nada.

—¿Hay alguien ahí?

Colgué. No podía hacer esto.

—¿En serio acabas de colgarle? —preguntó Leo alzando sus cejas.

—Lo siento. Quizá después de todo sí soy una cobarde —dije suspirando.

—Está bien. Tómate tu tiempo. Tenemos que regresar abajo, se supone que deberíamos estar atendiendo a los invitados —dijo.

Suspiré.

—Vayamos —contesté.

Ally POV.

Una semana. Una semana en la que no he sabido nada de _____. Al menos su celular sigue sonando... eso me da esperanza. Dejé de llamarle hace unos días. Quizá realmente necesita algo de tiempo y espacio.

—Ella está bien —dijo Dinah sentándose a mi lado.

Estábamos en el aeropuerto. Todas iríamos de regreso a Los Ángeles. Las demás chicas ya habían tomado un vuelo diferente y ya estaban camino hacia allá. Dinah no quiso que me regresase sola; yo quería hacer eso, pero no me dejó.