Capítulo nueve.

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En el trayecto de la universidad a la casa Collins, me lamento una y otra vez no poder escapar de esto. Sé que tengo una responsabilidad con los niños y debo asegurarme de que estén bien, pero ¿ni hay una excepción por si esa responsabilidad te obliga a volver a un recuerdo doloroso? No debería ser legal.

- Repasemos todo, ¿bueno? - me dice Aaron por el teléfono. - El chofer los lleva al M&G, tu acompañas a los niños y te mantienes alejada de los actores, esperas a que los niños acaben de tomarse fotos y, luego, corres lejos de allí.
- Bien, entendido. - le aseguro, aunque en el fondo se que, llegado el momento de ver a los ojos de Matt, se me va a olvidar todo. - Si no funciona, paso al plan B: salir corriendo.
- No lo necesitaras, todo saldrá bien. - suspiro. Ninguno puede asegurar que algo no saldrá mal. - Piensalo de este modo: es un pequeño obstáculo que debes superar para llegar al tan ansiado día.
- ¡Es cierto! Faltan días.

El "tan ansiado día" fue algo de ultimo momento. Resulta que nuestro cartero tuvo unos problemas con algunas cartas y olvido traer nuestras invitaciones para una convención. Pero no es cualquier convención, es la VIDCON. ¿Por qué nos invitan si todavía no somos tan conocidos? Bueno, resulta que, mientras estábamos enfrascados en nuestros problemas, nuestros vídeos se volvieron vírales y llamamos la atención de los organizadores.

Increíble, ¿no?

- Hey, enana. - saluda Rick, el conductor de la familia. - Al fin llegas, los niños están haciendo un alboroto ahí dentro.
- Oh, no, no tengo muchas ganas de ir a ese lugar.
- ¿Por qué? Todos los jóvenes están emocionados con ellos. - ruedo los ojos. Yo no soy como el resto, a ellos no les hicieron daño. - ¿Sabes lo difícil que fue llegar hasta aquí? Las calles están congestionadas gracias a esos actores.
- Si, si, bueno,será mejor que vaya a avisarles que ya llegue.

En cuanto entro a la casa, me doy cuenta de que Rick no exageraba, los niños estan corriendo de un lado a otro mientras gritan cosas que no logro entender por completo. 

- ¡Summer! - exclama Sue en cuanto me ve y corre a mis brazos con su bonito vestido rosa. La pequeña se aferra a mi cuello con todas las fuerzas que su cuerpo de 3 años le deja y yo no me opongo. - Dile a Mitch que deje de fastidiarme.
- ¿Que hizo él? - su hermano baja las escaleras y se sienta en el sofá frente a nosotras con una mirada despreocupada.
- Dice que mi cabello no está bonito. - me vuelvo hacia Mitch y le dijo una mirada de "¿es enserio?". El solo se encoge de hombros.
- No es cierto, se ve fenomenal. - le digo yo. - Ya vamos que se hace tarde.
- Espera, Summer, no hemos comido nada. - se queja Mitchell mientras bajo a su hermana. - ¿Puedes prepararnos un sándwich?
- Tengo una idea mejor. - le sonrió. - ¿Por qué no paramos en un puesto de comida rápida y les compro algo? - los ojos de ambos se iluminan.
- Estoy comenzando a quererte, Summer. - anuncia Mitch y me acerco para revolver su cabello. - Hey, hey, sin tocar.
- A mi también me comienzas a caer bien, Mitch.

Ya con los niños comiendo sus hamburguesas, Rick nos lleva al hotel en el que se hará el M&G. Podré parecer tranquila por fuera, pero por dentro me imagino corriendo lejos de aquí.

- ¿Estas segura que estarás bien allí? - pregunta Rick, entregándome las entradas en un sobre cerrado.
- Tratare de no enloquecer.  - respondo en un suspiro y rasgo el sobre para sacar las entradas. Me sorprendo cuando veo 3 de ellas.
- ¿Por qué...?
- La señora Collins logro conseguir otra para que entraras con ellos y los cuidaras de cerca.
- ¿Como pudo?
- ¿No sabes en que trabajan ellos? - niego con la cabeza. - Dueños de este hotel y productores. - mi boca se abre ligeramente. - Pensé que lo sabias.
- No tenía ni idea. - ¿Como pase eso por alto?
- Bueno, ahora lo sabes
- Cielos, es increíble.
- ¿Que es increíble? - pregunta la voz grave de Mitchell.
- Lo estresante que puedes ser a veces. - le respondo, provocando la risa de Rick.

A penas ponemos un pie en el hotel Bella Vita, los empleados desbordan de atenciones, sonrisas y amabilidad. Supongo que así se siente ser famoso.  

- Síganme, por favor, los llevaré al lugar de M&G. - nos dice la gerente del hotel. - Falta una hora para que llegue el resto de personas, así que tendrán mucho tiempo para conversar con ellos.

No, no, no, por favor, una hora es demasiado tiempo.

- Será divertido, ¿verdad, Summer? - pregunta la pequeña Sue y asiento con una sonrisa falsa.
- Bien, aquí es. - anuncia la joven y siento como mi corazón se acelera. - Disfrútenlo mucho y no pierdan esos pases. - añade, señalando las identificaciones que cuelgan de nuestros cuellos. - Los veré en una hora.

Los tres entramos al pequeño auditorio, los niños emocionados y yo nerviosa.

El lugar es espacioso, pero hay poca iluminación a la entrada, solo el escenario esta completamente iluminado. Al frente esta el enorme póster de la película, donde Mathew abraza a Felicite mientras hay una explosión detrás de ellos. Se ven bien, no lo niego, pero no soporto estar en este lugar.

- Summer, allá están. - me susurra una emocionada Sue. - Vamos, vamos, vamos. - jalo su pequeña mano, me agacho para estar a su altura y muerdo mi labio inferior unas cuantas veces antes de hablar. ¿Como se los explico?
- Acérquense, les tomare una foto. - Mitch sujeta a su hermana con ternura y capturo la imagen. - Se ven muy bien, se la enviare a su madre para que sepa que todo va bien. Ahora, tienen que saber que no iré hasta allá con ustedes. - anuncio y los Collins me miran sin comprender el porqué de mi actitud. - Los esperaré al otro lado del auditorio y, cuando quieran regresar a casa, me avisan para poder llevarlos.
- Pero, Summer, quiero que vayas con nosotros. - se queja Sue.
- Si es porque piensas que me molestara que me vean con mi niñera, ya te dije que no tengo problema. - añade Mitch.
- No, cariño, no tiene nada que ver contigo. - le tranquilizo. - Solo entiendan que no puedo ir hasta allá.
- Summer, por favor. - pide Mitch y me rompe el corazón la forma en la que lo hace. Pero no puedo hacerlo, no puedo llegar allí y mirar a los ojos de Matthew.
- Cuando salgan, los llevare por un helado, ¿bueno? - ambos asienten con pesar. - No sueltes la mano de tu hermana. - le digo a Mitch antes de soltar a Sue y dejar que se vayan.

Los sigo con la mirada hasta el escenario y me estremezco al ver unos ojos mirarme. Pero no son unos ojos cualquiera, son familiares y me ven como si estuviesen desesperados.

Es él, es Matthew.

Nenas, tanto tiempo, lo lamento mucho. Espero les guste el capítulo, déjenme sus comentarios aquí abajo.
Ya estamos en la parte tensa, chicas, así que quiero hipótesis sobre lo que pasara.
Por cierto, los de la foto son como me imagino a Sue y Mitchell. Se que Sue tiene 3 años y aquí parece mayor, pero ustedes entienden.
Las amo!

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora