Capítulo treinta y seis.

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Dos días antes de mi regreso a Los Ángeles, me encuentro en la habitación de Matthew, viendo una película de Tom Cruise, su actor favorito. Estoy sentada en el sofa junto a su cama, en el cual me he sentado por las casi dos semanas que he estado aquí, y él acaricia con sus dedos mi mano. 

A pesar de el tiempo que lo he visto en tratamientos y cómo a ido evolucionando su enfermedad, sigo sin aceptar que, según los doctores, nos dejará en un poco más de un mes. 


- ¿M? - le llamo cuando comienza a cerrar lentamente los ojo. Pero no contesta. - ¿M? - vuelvo a llamarlo, esta vez más alarmada al notar que sus dedos han dejado de moverse. - Matthew, por favor. - pido entrando en desesperación y sacudo su brazo. 

- ¿S? - pregunta él, soñoliento, y solo entonces mi respiración se normaliza. - Lo siento, estoy cansado. - se excusa, volviendo a acariciar mi mano. - ¿Terminamos de ver la película después de la cena? 

- Claro que sí, M. - respondo, plantando en mi rostro una media sonrisa para que no se de cuenta lo preocupada que estaba. - Deja que te cubra con las mantas, te dará frío. 


Me levanto suavemente, cuidando de no hacer mucho ruido, y le cubro completamente con una manta color caramelo, como su cabello. Él cierra los ojos nuevamente y se acomoda lentamente para poder dormir. Sé que debería irme ya, pero me siento a su lado un rato y paso mis dedos por su cabello, como solía hacerlo cuando éramos adolescentes. 

Lo voy a extrañar tanto. 

A pesar de todo, a pesar de nuestras peleas, de nuestro distanciamiento, ade mi nuev arelaciòn y la que él intentó mantener con Felicite, a pesar de la distancia y de los 2 años que transcurrieron sin vernos, Matthew siempre ha sido y será importante. 


- ¿S? - pregunta él con un hilo de voz. 

- ¿Qué sucede? - pregunto en un susurro. 

- Nunca dejaré de amarte y cuidarte. - murmura con una sonrisa. - No importa si estoy en esta Tierra o no, siempre lo haré. 

- ¿Por qué estás diciendo esto ahora? - logro decir con un nudo en la garganta. 

- Porque noto que estás triste. - responde, abirendo los ojos lentamente. - No creas que no sé de todas tus conversaciones con Felicite, de todas las veces que ustedes susuran cosas y que comienzan a llorar juntas de noche cuando piensan en el momento que suceda lo inevitable. Tal vez no tenga la fuerza de antes, pero me doy cuenta de las cosas que pasan. 

- Matthew, no sé que decirte. - admito y me apresuro a secar una lágrima que logró escapar. - Yo... Solo... Te voy a extrañar. 

- Lo sé, mi dulce y linda Summer. - veo su mano acercarse lentamente a mi rostro y siento sus dedos acariciar mi mejilla tiernamente. - Pero nunca te voy a dejar. 


Matthew cae dormido a los segundos y yo salgo hacia mi habitación al instante. Neceisot irme, necesito salir de aquí, pero prometí a la madre de Matthew que me quedaría hasta antes de entrar a clases. 


- ¿Hola? - pregunto al telefono en cuanto la otra persona contesta la llamada. 

- Mi amor, ¿como estas? - pregunta mi dulce Aaron. - ¿Está todo bien? 

- Él dijo que me cuidaría aquí y en la otra vida. - le respondo con la voz entrecortada. 

- ¿Qué? 

- Eso no fue algo que alguien diría solo porque sí. - continúo. - Él... Yo creo que él...

- Hey, hey, tranquila. - pide mi novio con la calma que le caracteriza. - Él sigue vivo, sigue en esa habitación y en esa casa. Nada ha pasado aún. 

- Necesito volver a Los Ángeles, Aaron, necesito dejar de pensar en esto. 

- Tal vez no fue tan buena idea que te quedaras por tanto tiempo allí. 

- Lo sé. - sentencio triste. 

- Faltan unos días para que estés con Lee y conmigo. - me recuerda. - Entonces, me encargaré de que dejes de pensar en todo el tema y te distraigas. - asiento varias veces, a pesar de que él no me ve. - Te amo, Summer. 

- Y yo a ti. - murmuro antes de colgar y dejar el telefono en mi mesa de noche. 


Aaron tiene razón, no debí haberme quedado por tanto tiempo. Matthew ha regresado a mi cabeza y será dificil sacarlo. Luego de que pase el día del que tanto miedo tenemos todos en la casa, voy a tener que luchar por mantenerme a flote. No quiero volver a pasar por ese hoyo oscuro en el que lo único que hice fue pensar en él. 

Voy a anhelar que esté cerca, pero sabré que no será posible nunca más. 

Eso me está hiriendo y me duele más de lo que pensé que podría hacerlo. Tal vez ya no esté enamorada de Matthew, pero hay rezagos de lo que alguna vez existió y eso no puedo desaparecerlo como arte de magia. 

Salgo de la habitación hecha un mar de lágrimas y, en cuanto veo a Felicite subiendo las escaleras, corro a ella y la abrazo. 


- ¿Summer? - no le contesto, solo sollozo en su hombro. - 

- ¿Qué sucedió? - pregunta ella.

- Se despidió. 




Nuevo capitulooooo, triste, muy triste, lo lamento tanto. 

Además, tengo mas noticias feas y es que la novela esta por acabar. Lo lamento mucho, bebes, pero les prometo que será un buen final.




Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora