Capitulo treinta y cuatro.

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- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es esto posible? - pregunto completamente confundida.
- La madre de Matthew se veía muy mal y, como ya sabes, es mi mejor amiga. - explica tranquilamente, a pesar de que veo en sus ojos rastro de llanto. - No podía dejar qué viniese sola a ver a su hijo con toda esta situación.
- ¿Los padres de Matthew están aquí?
- Hola, cariño. - escucho la familiar voz de la madre de mi ex novio. - ¿Ya te dijo?
- Sí, todo esto es muy inesperado y doloroso. - la mujer asiente y sus mejillas se empapan de lagrimas al instante.
- Aprecio que estés aquí con nosotros y que tú y Matthew se hayan conectado luego de tanto tiempo.

Le dedico una sonrisa a la madre de Matthew antes de abrazarla. Mientras mi blusa se humedece por sus lágrimas, en mi mente resuenan sus palabras. No puedo re conectarme con a Matthew, Aaron me espera en Los Ángeles.

- ¿Cuánto tiempo te quedarás? - pregunta mi madre.
- No mucho, tengo clases a las que asistir en dos semanas. - respondo en voz baja. Es como si el lugar entero estuviese de luto anticipado.
- Bien, dos semanas es suficiente. - logró escuchar que la madre de Matthew murmura, pero no logro entender el por qué.

Me disculpo con ambas damas y salgo al jardín interior de la casa. Necesito tomar un poco de aire y tratar de procesar la gravedad de todo lo que está pasando.

¿Cómo es posible que una persona esté bien un día y al siguiente su vida penda de un hilo? No parece justo, no es el final que esperé para Matthew.

- ¿Por qué le pasa esto? - le pregunto al aire y me abrazo a mí misma mientras me siento en el frío césped.
- Es lo mismo que me he preguntado día a día desde que nos enteramos de su enfermedad. - me vuelvo al instante hacia la voz y veo a Felicite acercándose a mi. - No parece justo, ¿verdad?
- Es lo mismo que estaba pensando. - admito cuando ella se detiene frente a mí. - Él parecía estar bien.
- Eso es lo que quería que todos vieran. - me corrige en un tono débil. -'Se enteró hace mucho, Summer, de hecho, creo que fue antes del viaje a Londres en el que te volvió a ver.
- ¿De qué hablas?
- No quiso decírselo a nadie porque pensó que podía ganar esta batalla solo, pero hace medio año, le dijeron que la enfermedad le está dando una paliza. - escucho su voz temblar y mis ojos se llenan de lágrimas junto a los de ella.- Me lo dijo hace dos meses, cuando le dieron la noticia, y desde entonces he investigado mucho.
- ¿Qué sabes? - pregunto con un hilo de voz.
- No hay cura. - sentencia cuando una lagrima cae por su mejilla.

Extiendo mi mano para alcanzar su brazo y lo aprieto. Tal vez no seamos amigas, pero entiendo su dolor.

Felicite me dirige la mirada y se agacha para estar a mi altura. Veo completo dolor en sus ojos y mi corazón se entristece.

Matthew es una de esas personas que llega a tu vida y hechas raíces en tu corazón. Cuando te das cuenta, ya no puedes sacarlo de allí. Él es también una persona que siempre le saca lo bueno a la vida y disfruta cada cosa que haces, es por ello que verlo postrado en una cama no se siente bien.

- Cada mañana, cuando abro los ojos, me pregunto si este será el día en que no lo vuelva a ver. - trago saliva para que ese nudo en mi garganta no me haga llorar, pero es difícil al ver el rostro de Felicite. - Pero luego, lo veo en su habitación, me sonríe, a pesar de su dolor, y siento un pequeño rayo de esperanza dentro de mi.
- Lamento que estés pasando por todo esto, Felicite.

En un impulso, me acerco a Felicite y la abrazo fuertemente. Verdaderamente me compadezco de todo lo que ha tenido que pasar.

- Antes te odiaba, ¿sabes? - murmura ella y la dejo ir lentamente. - Cuando vi cómo te miraba Matthew, como te hablaba, como sonreía cuando escuchaba tu nombre o te veía llegar, supe que era amor. Yo quería que él me amara de esa forma, quería que el estuviese conmigo por voluntad y no por un contrato.
- Lo lamento tanto, Felicite, jamás quise que...
- Esta bien, Summer, no es tu culpa que me haya enamorado de un hombre cuyo corazón tiene dueña. - mi mirada vuela hacia sus ojos y no veo más que sinceridad en ellos. - Pero ahora ya no te odio, ahora no te veo como una rival, gracias a que se qué es lo que pasó entre tú y él, te veo como alguien valiente y luchadora. Se podría decir que te admiro, Summer.
- No hay nada que admirar, Felicite, yo me vine abajo en cuanto Matthew y yo terminamos, yo huí de Virginia, yo cause mucho daño.
- Pero sobreviviste a todo. - me recuerda con una débil sonrisa y luego se queda en silencio unos segundos. - ¿Sabes por qué te llame? - niego con la cabeza. - Porque, a pesar de todo, Matthew y tú siempre serán el primer amor del otro y sé que, si bien eres alguien fuerte, no podrías soportar saber que no arreglaste las cosas cuando pudiste.

Es cierto, no podría. Ni siquiera sé si estoy lista para afrontar el hecho de que llegará un día en el que Matthew nos deje. Tal vez nunca este lista para su partida.

- ¿Cuánto le queda?
- No creo que decirte eso ayude.
- Por favor. - pido con los ojos llenos de lágrimas. - Solo dímelo. - Felicite toma una gran bocanada de aire y asiente con tristeza.
- Un par de meses.




Nuevo capítulo! Las cosas están poniéndose sombrías y tristes, lo lamento :(
¿Qué opinan de lo que dijo Felicite? ¿Están de acuerdo con la visita de Summer?
Les mando muchos besos!

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora