Capítulo diecinueve.

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Aguanto la respiración mientras sostengo a Sue contra mi pecho y aprieto la mano de Mitch. Si les pasa algo, no podría vivir con eso.

- Es un ático, está completamente vacío. - escucho a la voz de Aaron explicar. - Ya le dije que toda la familia se...
- Sí, claro, todos se fueron de viaje y tú te quedaste cuidando la casa. - dice de mala gana una voz ronca y masculina. - No te creo.
- Dinos dónde está el dinero. - exige otro de los ladrones.
- Ya le dije que no sé dónde está. - la voz de Aaron suena cada vez más débil y lucho con todas mis fuerzas por no ir a su lado.
- Me estás desesperando. - habla uno de los hombres entre dientes. - Esta familia es muy acomodada, deben de tener algo de dinero aquí.
- No lo sé. - responde Aaron. - No tengo ni idea.

Todo se queda en silencio por unos largos segundos y mi respiración se corta durante todo ese tiempo.

- Summer... - susurra Sue antes de que escuchemos como alguien lanza un golpe y un cuerpo se desploma en el suelo.

Ahogo un grito cuando pienso en lo que pueden haberle hecho a Aaron. Ha sido mi amigo más cercano por un par de años, pero bastan para no poder imaginarme una vida sin él en ella.

- Por favor, Aaron. - musito tan bajo que ni Mitch, ni Sue me escuchan.

Todo esta en completo silencio y eso no hace más que alimentar mis sospechas de que le ha pasado algo muy malo a mi amigo.
¿Donde está la policía? ¿Por qué no llegan?

- Despiertalo, no tiene caso seguir buscando a ciegas, él tiene que decirnos algo.

No se atrevan a tocarlo.

- ¿Como se supone que haga eso?
- No lo sé, hombre, golpealo con algo.

Siento una tremenda impotencia cuando escucho como abofetean a Aaron y lo arrastran por el piso alfombrado del pasillo.
Cielo santo, lo están hiriendo.

- Tienes una última oportunidad, muchachito. - le amenaza el ladrón y mis sospechas de que tienen un arma se confirman cuando se escucha como quita el seguro de esta. - Dime donde esta el dinero o terminarás con una bala entre los ojos.
- Por favor, basta, ya le dije que no lo sé. - suplica mi mejor amigo y comienzo a temblar.

Cuando toda esperanza se esfuma, una sirena de policía se escucha a lo lejos. Mi corazón vuelve a latir con ese sonido.

- La policía. - uno de los ladrones maldice por lo bajo y empujan a Aaron contra la pared. - Activaste la alarma, ¿no es así?
- No, no hice nada. - responde Aaron con dificultad.
- Ahora no podemos dejarte aquí porque nos delatarás.

No, por favor, no. Que no sea lo que estoy pensando.

- Qué pena, chico, tu único error fue estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Y luego se escucha un disparo y el cuerpo inerte de mi mejor amigo caer al suelo.
Tengo que cubrir mi boca para evitar gritar, pero eso no ayuda en nada al vacío que siento en el pecho.

- ¿Que hiciste, idiota?
- No nos podíamos arriesgar. - se excusa el hombre. - Vamonos ya.
- Lo mataste, eso no estaba en el plan.

No, no, me niego a creer que Aaron este muerto.

- Si no quieres quedar encerrado en la cárcel, te iras conmigo. Pero si quieres que tu consciencia este limpia, quedate y atente a las consecuencias.

Cuando escucho los pasos de ambos alejarse corriendo, sé que ambos son unos cobardes y están huyendo.

- ¿Crees que Aaron...?
- No, Mitch, no lo digas. - pido, tragandome el nudo en la garganta. - Sujeta a Sue, voy a bajar.
- Pero, Summer, podrían seguir allí.
- No lo están, Mitch, han huido.

Sue se resiste a soltarme pero en este momento decido que Aaron es más importante y la dejo en el regazo de su hermano. Me levanto del suelo y bajo las escaleras, limpiando mis lágrimas para que no nublen mi vista.

Por favor, que Aaron no haya muerto.

Empujo la puerta para abrirla completamente y a penas llego al pasillo, veo su cuerpo en el suelo. Corro hacia él con todas mis fuerzas y caigo de rodillas a su costado.

- Oh, no, no, no. - repito una y otra vez, sin saber que hacer al ver tanta sangre. - Aaron, por favor, dime algo.

Él tiene los ojos cerrados y respira con dificultad. Una de sus manos esta empapada de sangre por intentar hacer presión en el agujero en su abdomen.
Llevo una mano a su cabeza y acaricio su cabello, tal y como lo he hecho cuando se recostaba en mis piernas al ver una película. Su rostro esta tan pálido que le da una apariencia frágil y me estremezco cuando tocó su piel.
No quiero tener esa imagen en mi cabeza, para mi el siempre ha sido el más fuerte de los dos, el que es mi apoyo en momentos difíciles.

- Aaron, por favor. - le ruego, acercándome a su rostro. - No puedes irte.
- Sum... - logra balbucear él y mi corazón se acelera de emoción. - Summer.
- Aaron, aquí estoy, no pienso dejarte. - beso su frente suavemente, temiendo dañarlo más. - Pero, por favor, quedate aquí.
- ¿Estan bien todos?
- Sí, todo gracias a tu valentía. - sus ojos se abren ligeramente y cuando los veo, no puedo contener las lágrimas.
- No, no llores. - pide, acercando débilmente una mano a mi rostro. - Todo estará bien.
- Aaron, no me dejes, por favor.
- Summer, tengo que decirte algo.
- Sí, claro, te escucho. - le aseguro, entrelazando nuestros dedos.
- Summer, yo... - él se queda en silencio por un largo rato, el suficiente para escuchar a la policía entrando a la casa. - Te amo. - murmura antes de que las fuerzas dejen su cuerpo y sus ojos se cierren.
- ¿Aaron? Aaron, por favor, no hagas esto.

Varios hombres comienzan a llenar la casa y piden ayuda de los paramédicos cuando nos encuentran. Mientras ellos llegan, yo no suelto la mano de Aaron, me aferro a la vida que esta dejando su cuerpo. Si él no puede pelear, pelearé por él.

- ¿Está usted herida, señorita? - me pregunta una mujer del equipo de paramédicos y yo niego con la cabeza. - Bien, nos tenemos que llevar al joven.
- No me quiero separar de él.
- Bien, puede venir con nosotros.

Los niños. Demonios, los deje solos arriba.

- Espere, no puedo, hay unas personas que necesitan mi ayuda antes.
- Esta bien, puede encontrarnos en el hospital.
- Iré enseguida.

Subo al ático rápidamente y les pido a los niños que tomen sus abrigos. Ambos tiemblan y sé que debería dejar que descansen un poco, pero en mi mente sólo esta Aaron.
Subo al auto, prometiéndole a la policía que iré a dar mi declaración en cuanto sepa que mi mejor amigo esta bien, y me alejo lo más rápido que puedo.
El camino se me hace eterno, pero nada se compara al sentimiento de incertidumbre que me ocasiona estar en la sala de espera.
¿Que pasará con Aaron? Y, aunque no debería pensar en ello ahora, ¿qué haré ahora que me ha confesado sus sentimientos?

Lo sé, lo sé, se me fue de la mano el drama en este capítulo. No me odien Saaron Shippers.
Creen que Aaron se salve? Creen que ya es hora de que Summer le de una oportunidad? Y lo más importante, creen que Summer le corresponda?
Les mando mil besos y recuerden que las amo!

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora