Capítulo veintiuno.

544 39 10
                                    

Lee se ofrece a cuidar a los niños mientras voy a hablar con Aaron, así que me alisto lo más rápido que puedo y le explico lo ocurrido a Mitch.

- A Sue no le gustará esto. 

- Volveré antes de que se despierte. - aseguro, dándole un rápido vistazo al reloj. 

Son las 2:45 am. 

- Pero si me demoro, le pediré a Lee que los lleve al hospital para encontrarse con sus padres. - cierro mi bolso y me acerco a Mitch, quien está recargado en el marco de la puerta de mi habitación con una expresión de insatisfacción. 

- Está bien. 

- Nada malo les pasará aquí. - le recuerdo, acariciando su cabeza. - Solo serán un par de horas. Si duermes un poco, el tiempo se pasará volando. 

- Bueno. 

- Ven aquí. - extiendo mis brazos para que me de un abrazo y accede al instante. El Mitch malhumorado que conocí cuando comencé a trabajar con ellos se ha ido. - No permitiré que les hagan daño. 

- Regresa pronto. - pide, aferrándose a mi cuerpo con fuerza. - Dile a Aaron que le estoy agradecido por lo que hizo. 

- Lo haré. - beso su cabeza antes de alejarme y le dedico una sonrisa mientras camino por el pasillo. 

A penas llego al hospital, toda esa seguridad que sentía en casa, se esfuma.

¿Qué le diré? ¿Cómo actuaré cuando lo vea frente a frente?  

- Habitación 508. - me informa una enfermera.

Normalmente no dejan entrar a cualquier persona a esta hora, pero dado que Aaron no se tranquiliza, han accedido a que lo vea. 

Camino a paso lento hacia la habitación y, cuando estoy frente a la puerta indicada, trago saliva antes de abrirla. 

- Summer. - escucho a Aaron decir en cuanto me ve. - Viniste. 

- No podía dejar de ver a mi mejor amigo. - le digo mientras me acerco a él, intentado ocultar mis manos temblorosas. - ¿Cómo te sientes? 

- Como si me hubiesen disparado. - bromea y no puedo evitar mostrarle una suave sonrisa. - ¿Cómo estás tú? 

- Todavía estoy procesando los hechos. - admito cuando ya he llegado junto a él. - Todavía sigo sin aceptar que recibiste una bala para protegernos. 

- No me perdonaría que hubieses sido tú la persona en esta cama de hospital. - su mano alcanza la mía y mágicamente dejo de temblar. - Volvería a recibir un disparo si me aseguraran que tú no saldrías dañada. 

- ¿Por qué yo? - le pregunto, recordando sus palabras antes de que llegaran los paramedicos. 

Aaron sonríe mientras su pulgar acaricia el dorso de mi mano y con las pocas fuerzas que tiene, me hace un pequeño espacio en su cama. 

- Siéntate. - pide y no dudo en hacerle caso. - Te contaré una historia. 

- Está bien, te escucho. 

- Había una vez...

- Oh, no, no esos de "había una vez", sabes que los odio. - Aaron ríe y niega con la cabeza. 

- ¿Me dejarás contar la historia? 

- Bueno, está bien. - respondo, acurrucándome a su costado. 

- Había una vez, un chico del equipo de fútbol americano y su novia porrista. Ambos eran el centro de atención y una de las parejas que los alumnos más querían. - bien, ya veo por dónde va esto. - Él sólo la veía a ella, él sólo sonreía para ella, él hacía todo por ella, hasta que se graduó. También había un chico del equipo de natación que conocía a la porrista. Ella siempre fue agradable con él, a pesar de que su novio lo odiaba. De hecho, ella era amable con todo el mundo, era dulce y tierna. Por eso, él decidió que el daño que su novio le causó con su partida, no era justo. El chico del equipo de natación se quedó con ella, la ayudo a seguir adelante y a no darse por vencida. Ambos se graduaron juntos y se volvieron buenos amigos. Hasta que llegó el momento de escoger una universidad y ella le dijo que se iría lejos. 

- Recuerdo eso, recuerdo el día en que lo decidí. - le interrumpo, apretando su mano. - Fuiste la única persona que lo supo, Aaron. 

- Fue en ese momento que supe que algo no andaba bien dentro de mí. - continúa contándome. - Me sentí extraño al enfrentarme a una posible realidad en la que tú ya no estarías.

- ¿Así lo supiste? - pregunto, evitando la palabra "enamorado" porque me parece demasiado fuerte.  

- De hecho, me negué a aceptarlo porque sabía que estabas enamorada de Matthew. 

- ¿Pero...? 

- Pero cuando fuiste con él a Manchester y estuve toda una noche pensando en mil cosas malas que te podían haber pasado, supe que no podía seguir luchando contra ello. - se corta mi respiración por algunos segundos cuando dice eso. - Perderte, aunque fuese solo en mi imaginación, fue la peor cosa que experimenté en años. 

- Aaron, yo no sé que decir.

Me siento tan tonta por no poder decir algo mejor, pero todo mi ser está completamente revuelto. No puedo descifrar lo que quiero, ni lo que siento. Esto es extraño, es algo que no he experimentado en mucho tiempo. 

Los labios de Aaron sobre mi frente me vuelven a la realidad. 

- No tienes que decir nada, Summer, sé que tú y Matthew...

- No estamos juntos. - le corrijo con tranquilidad. - De hecho, no estoy segura de qué somos en este momento. 

- ¿Pelearon? 

- No hablemos del tema, ¿bueno? - Aaron asiente. - Lo importante ahora es que tú te pongas bien para que regreses a casa. 

- Agradezco que estemos de vacaciones. 

- Oh, sí, gracias al cielo llegaron. - le apoyo, levantando mi mano libre al aire. - Podremos descansar y enfocarnos en que te recuperes. 

- ¿Te quedarás conmigo?

- Seré tu sombra, Aaron. 

Él esboza una sonrisa encantadora y veo sus ojos iluminarse. ¿Siempre ha tenido los ojos tan bonitos? 

- ¿Qué pasó con los niños? 

- Están en mi apartamento con Lee. - respondo, buscando mi telefono en mi bolso. - Sus padres llegarán aquí en la mañana. 

- No falta mucho para eso, ya son las 5 am. 

Me disculpo por unos minutos con Aaron y salgo al pasillo para llamar a Lee. Ella responde con normalidad, me informa de cómo se encuentran los niños y le digo que será mejor que ella los traiga cuando despierten porque no quiero dejar a mi mejor amigo solo. 

- Claro, no te preocupes, cariño. - accede ella. 

- Gracias, Lee, mil gracias.

- De nada, eres mi mejor amiga y no te dejaré sola en esto. 

Le agradezco una vez más y luego finalizo la llamada. Sostengo el telefono entre mis manos por unos segundos y tomo una gran bocanada de aire antes de girar para volver a la habitación. 

Lamentablemente, eso no es posible porque alguien bloquea mi camino. 

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? 

- Tenemos que hablar. 





Nenas, un nuevo capítulo de casi medianoche. Espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo. 

¿Quién creen que esté en el corredor? ¿Personaje nuevo o uno ya conocido? 

Sé que varias quieren que se quede con Aaron, así que les pido paciencia a todas porque les aseguro que tengo muchas sorpresas preparadas. Y para las que tienen fe en Matthew, también les pido un poquitin de paciencia para ver lo que sucederá en los siguientes capítulos. 

Por otro lado, por si no lo sabían, tengo una novela con Cameron, se llama Unconditionally y pueden encontrarla en mi perfil. Me encantaría verlas allí también.  

Les mando mil besos.

Las amo!


Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora