La princesa de Auradon [Descendientes/Carlos De vil] LPDA1

Capítulo 38. "Una celebración importante"

Astrid y Lonnie se encontraban a portapapeles de espadas, mientras Pearl servía de árbitro para aquella pelea, y estudiaba movimientos para aprender, pero le resultaba un poco difícil seguirle el paso a Lonnie, ella era una excelente espadachin, incluso mejor que Astrid y ella juntas. Pero aun así, la princesa de Auradon le daba buena pelea a la hija de Mulán.

—¡Tiempo! —exclamó Pearl, mirando su reloj. El tiempo de pelea de ambas chicas había acabado.

Lonnie y Astrid bajaron sus espadas, aún exaltadas de lo anterior, ambas sonrieron y se dieron las manos.

—Estoy sorprendida, lo haces genial —le dijo Lonnie a la castaña.

—Gracias, Lonnie —le dijo la princesa una vez que ambas se soltaron—. Pero no te podría superar, créeme... si el equipo de R.O.A.R aún estuviese vigente en Auradon Prep, estoy segura que serias su capitana.

La sonrisa de Lonnie se amplió.

—Lil' Shang ha pensado en hablar con el hada madrina de volver a hacer el equipo de R.O.A.R, ya que ha estado un poco desocupado desde que se graduó de aquí, puede hacer de entrenador. —le explicó Lonnie.

—Estoy segura que a todos les gustaría que R.O.A.R volviera a Auradon. —dijo Astrid

—Oh... por supuesto que sí. —Lonnie estuvo de acuerdo.

—Se nos hace tarde... debería ir a mi dormitorio a asearme para ir a almorzar—dijo Lonnie, mirando su reloj.

Astrid y Lonnie salieron del espacio de entrenamiento y se acercaron  a Pearl. Lonnie tomó su mochila, al igual que Pearl. Ambas dejaron sus espadas en sus lugares y empezaron a caminar hacia la salida.

—¿Vienes? —le preguntó Pearl a Astrid cuando se percató que la princesa no había hecho lo mismo.

—No —respondió la castaña—. Me voy a reunir con los chicos en un rato, ordenareé un poco antes de irme.

—Bueno, la próxima vez lo haremos nosotras —dijo Lonnie con una sonrisa, antes de salir por la puerta del gimnasio.

Astrid asintió. Astrid finalmente quedó sola, dejó su espada con las otras y empezó a mover las colchonetas donde ella y Lonnie habían practicado, cuando escuchó una leve risa a unos metros de ella. Astrid se volvió para ver a una chica con una levita roja, recostada en el marco de la puerta del gimansio.

Harriet.

—Uh.. hola, Harriet —dijo Astrid seriamente, preguntandose que hacia la hija de Garfio ahí—. ¿Qué haces por aquí?

La pirata sonrió ampliamente.

—Oh, solo pasaba por aquí afuera, y en cuanto escuché el choque de una espada contra otra, tuve que venir a ver quien estaba aquí adentro... me sorprende ver que puedes hacer algo así.

—Déjame adivinar... creías que las princesas no hacíamos cosas así. —dijo Astrid.

—¡Por supuesto que no!, ¿no que suelen ser ustedes las damiselas en apuros? —la chica de cabello azabache alzó una ceja en forma de burla.

—Algunas preferimos saber defendernos por si acaso. —Astrid miró fríamente a la chica.

La hija de Garfio se acercó a donde las espadas estaban y sacó una rápidamente.

—¿Puedo?, tal vez una ronda entre las dos no esté mal—preguntó a la princesa.

Astrid quiso decirle que dejara la espada en donde estaba, pero por alguna razón se sentía tentada a entablar una lucha contra la chica de la isla.