3.

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— ¿Qué haces, Joshua? —fue lo que preguntó JeongHan, justo antes de sentarse a su lado. SeungCheol estaba hablando con su padre, así que tenían tiempo libre.

— ¿No es obvio? —mostró su sándwich de pollo—, estoy comiendo.

— Ah —suspiró, agachando la mirada. La mañana comenzaba y él estaba sumamente agotado.

— ¿Quieres? —partió su almuerzo a la mitad y le brindó a su amigo.

— Gracias, Joshua.

— Detesto que vengas sin comer. Eso te debilita y tú no podrás con el trabajo que te ordenará SeungCheol y la escuela.

— Puedo con eso.

— No, no puedes —lo miró—. Cuídate un poco más, o tendré que hacerlo yo.

— Eres tan intenso —bufó, dándole una mordida al sándwich.

"Y tú tan tonto" pensó. No le molestaba brindarle de su almuerzo, pero le preocupada cada detalle de JeongHan, por el simple hecho de ser él. Era Joshua quien cuidaba del rubio como un hermano mayor, pero sus esfuerzos siempre se veían opacados  por  SeungCheol.

— ¿Qué hace el presidente ahora? —preguntó el castaño claro, sacudiendo las migajas de sus manos.

— Charla con su padre por teléfono, parece que hablan sobre la integración de SeokMin.

— Él lo está obligando a entrar.

— Sólo está agradecido con él.

— ¿Crees que sea una nueva estrategia del líder?

— ¿De qué hablas?

— Digo — se recostó en la pared, con galbana—, no creo que lo haya hecho de buena voluntad.

— Tú no lo conoces —negó JeongHan—. SeungCheol no es así.

— ¿Y tú sí? ¿Tú lo conoces, JeongHan?

— ¿Por qué atacas al líder?

— ¡Chss! —bufó con molestia. Odiaba ver cómo el rubio defendía con todo lo que podía a alguien que no lo valoraba.

— ¡Detesto tanto que hablen mal de él! —chilló, fastidiado, alejándose inmediatamente de donde estaba.

— ¡JeongHan! —gritó, haciendo que el recién nombrado se detuviera—. No lo has superado, ¿verdad?

— Púdrete, JiSoo.

— SeungKwan, tengo hambre —se quejó Vernon, colocando la mano en el hombro de su acompañante.

— Yo también, pero debemos hacer lo que SeungCheol nos dice primero.

— ¿Por qué nosotros? —hizo un puchero—. JeongHan y JiSoo están comiendo en el patio.

— Vernon —se detuvo frente al laboratorio de ciencias—. Si convencemos a SeokMin de integrarse a nuestro grupo, te prometo una hamburguesa.

— ¿Lo juras?

— Lo juro, Hansol.

Entonces, el castaño claro remangó su sueter hasta la mitad del antebrazo, para abrir con rudeza la puerta del laboratorio en el que estaba SeokMin. Comida era comida y su estómago no pedía otra cosa.

— ¡¿Dónde estás, SeokMin?! —gritó, ingresando sin permiso alguno al lugar.

— Haz un poco de silencio, no queremos espantarlo.

— ¿Seguro de que está aquí, SeungKwan? No veo a nadie —revisó bajo las mesas.

— Acabo de verlo entrar —aseguró—. Quizá lo espantaste con tus quejidos.

Pledis School [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora