5.

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— ¿Tienes las pistolas? —preguntó, un seguro Woozi, amarrando un pañuelo sobre su cabeza.

MinGyu asintió.

— ¿Por qué están cargadas con pintura?

— ¿Se te ocurría algo mejor? —atacó, terminando con su atado.

— ¿Crees que esto funcionará? —movió las pistolas en sus manos—. Yo he visto películas que...

— Esto es la realidad —dijo, fastidiado—. ¿Podrías pasarme mi arma rápido?

Mingyu le dio el objeto. Woozi estaba completamente loco, no lo entendía. ¿Para qué quería atacar tanto a SeungCheol? Pedirle explicaciones sería un tema de nunca acabar. Y no es como si no hubiera intentado sacarle información.

— Este plan no va a fallar. Para eso necesitamos seguirlo al pie de la letra—resopló, el más pequeño—. La presentación será en el patio principal. Nosotros nos encontraremos en los edificios laterales, las azoteas estarán abandonadas, yo me encargué de eso.

Mingyu asintió.

— ¿Entendiste?

— Olvidé el plan.

— ¡Mingyu!

— Odio este nuevo uniforme —bufó Dokyeom, mirándose en el reflejo de las ventanas.

Trabajar para SeungCheol era un asunto muy delicado. Debías usar un uniforme diferente al de los otros. Uno de color verde olivo y otro de color azul oscuro, que parecían tan formales. Para Dokyeom eso era muy estúpido. Bastaba con usar una simple banda. Lo que hacían era pasar sobre los demás y no estaba de acuerdo.

— Pues te queda del asco —escupió Vernon, con una mueca de disgusto y sus manos sobre su pecho.

— ¡HanSol! —chilló SeungKwan, ante las tonterías que soltaba su compañero—. Te queda hermoso, DK.

— "Te queda hermoso, DK" —arremedó el menor, haciendo comillas con los dedos—. ¿Desde cuándo lo llamas así? Suena espantoso.

— Gracias, SeungKwan —agradeció el castaño, con una sonrisa leve. Tratando de no llevarle la corriente al infantil HanSol.

Vernon hirvió al ver que el peli-rojo tenía las mejillas sonrosadas. Esperaba a que fuera por el calor que hacía últimamente en el lugar.

— Vernon, discúlpate.

— Me niego.

— Vernon...

El muchacho rodó los ojos y salió furioso, tumbando todo lo que encontraba a su paso. No sabía qué quería conseguir SeungKwan con todo esto. Se suponía que sólo era amable con él, que sólo lo alagaba a él. Sentía una presión en su pecho, muy grande. Una furia incontrolable. Caminaba tan rápido que tropezó con el chico de cabello teñido en rosa. Lo miró por segundos, el pequeño siguió su camino hacia las escaleras, como si nada hubiese pasado. Vernon, cansado y fastidiado, sólo continuó, olvidando todo.

MingHao caminaba alegre luego de un victorioso y fácil examen de literatura. Había estudiado toda la noche, luego de ayudar a su abuela a vender flores. La verdad estaba cansado, tenía ojeras que había sabido cubrir con remedios caseros. Quería decirle a Hoshi que sacó un diez en una de las pruebas más difíciles que había tenido, pues, él lo felicitaba con un baile. Eran simples detalles los que podían conquistar un corazón puro.

Vio esa desordenada cabellera rubia y se detuvo.

Hoshi hablaba con una de las chicas encargadas en alistar la presentación o, eso suponía MingHao. Sus libros cayeron cuando dicha muchacha le tocó el mentón y le guiñó el ojo con picardía. Tragó saliva, tirándose al suelo para recoger sus libros, tratando de evitar la espantosa escena que por alguna razón inexplicable, le afectaba.

Pledis School [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora