27.

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— Iré al grano—la entrenadora del grupo de animadoras miró al rubio sentado frente a ella—. Si no consigues que esos chicos formen un equipo, les diré a todos que eres SeungCheol, incluso a tu padre.

— Pero mi tío-

—SangDo es un maestro excelente —señaló—. Yo ya estoy cansada de trabajar con tu padre y lo que van a hacer lo considero realmente bueno para Pledis. Pero, estos chicos hicieron que mi equipo se volviese nada. Todas mis muchachas están lastimadas. Y sé que bajo esta presión, podrás solucionarlo.

—Ahora veo que fue un error decirles a los maestros quién soy en realidad —comentó S.Coups con un semblante de molestia. Su mirada se mantuvo fija en la de la mujer y hasta cruzó sus brazos conforme a la madurez que tomaba su mente—. No hace falta que me amenace. Unir a todos esos chicos ha sido mi propósito desde el principio. No le negaré que va a ser difícil que acepten. Usted también fue bastante grosera al momento de pedirnos que formáramos parte del equipo.

—Veo que juntarte mucho con el chico enano ese, te está afectando —y esas palabras lo hicieron reír desde el asiento.

— Posiblemente, señora.



(...)

—¿Qué acabas de decir? —Joshua no asimilaba las palabras del peli-rojo, debía estar bromeando—. ¿Ya no hay consejo estudiantil?

JeongHan asintió.

— Pasa que la entrenadora no está dispuesta a perder —suspiró, la calma debía ser lo primero. Estiró sus brazos y los dejó descender desde el aire con lentitud—. Debido a que estamos metidos en un lío que no cometimos, ella nos ha alejado de esto para que podamos concentrarnos en el trabajo de animadores.

— Pero —hizo una pausa—. ¿Nosotros por qué estamos metidos ahí? Sólo estábamos entre el público.

— Quizá no lanzamos agua y colorante, tal vez yo no traje ranas o ratas. Pero, fui quien les tiró el roedor a las animadoras cuando ellas estaban en plena pirámide. Sí, tú no tienes la culpa, pero si yo voy, no quiero estar solo.

— ¿Tú quieres estar ahí? —JeongHan asintió ante esa pregunta.

— Siento que estoy decepcionando al presidente si no controlo el orden por unas semanas. Pero, también siento que una vida no es vida, si no es disfrutada como tal.

—¿Qué piensas hacer? —volteó a mirarlo, el mayor ya tenía intenciones de salir al exterior de la oficina. JeongHan tenía razón, él lo acompañaría sin ser culpable. Era una lástima que el chico nunca lo apreciase.

— Desde hoy, voy a ser feliz con alguien —le dijo, tratando de ocultar un ligero sonrojo que sus mejillas ya mostraban.

— ¿Con quién? —fue una pregunta entre dientes, Joshua se mostró molesto. Por un momento, le recorrió por la cabeza que se largaría a Alemania para buscar a SeungCheol.

— Contigo.



(...)

—Dokyeom —la sonrisa de SeungKwan se hizo grande al verlo caminar por los pasillos. Como era de esperarse, el chico lo ignoró.

Ya basta. El corazón ya le dolía. Si SeokMin estaba tan molesto con él, debía decírselo. Después de todo, SeungKwan seguía considerándolo su amigo, uno de sus mejores amigos. ¿Qué debía hacer? ¿Ganarse de nuevo esa amistad? Bien decían que si uno de los amigos se enamoraba, el juego terminaba.

—¡SeokMin! —la voz de Vernon fue la siguiente. El peli-rojo los vio juntarse. El castaño claro le alborotó el peinado y así siguieron juntos hasta doblar la esquina.

Pledis School [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora