— ¡JeongHan, a que no me atrapas! —gritó el pequeño SeungCheol, corriendo para que el chico rubio de coleta no lograra alcanzarlo. Iba veloz, con el viento y polvo acostándose sobre su cara, sin importarle nada.
—¡No vayas tan rápido! —chilló el otro, agotándose en el proceso. Las manos de JeongHan pedían auxilio en el aire, el cansancio se apoderó completamente de él—. Vamos, Cheol, detente.
Y los zapatitos negros de SeungCheol rasparon con brusquedad sobre la tierra. El mismo, miró hacia atrás y se burló de la imagen fastidiada que trataba de alcanzar los pasos recorridos. No dudó en retroceder, tapándose la boca para evitar alguna mal interpretación de parte de su amigo, pero le fue imposible. JeongHan casi cae, por un desequilibrio, pero SeungCheol ayudó en eso.
—Eso te pasa por ser muy gordito, JeongHan —le dijo con muecas en su cara por el peso de su amigo. El rubio bufó, sabiendo que aquellas palabras sólo contenían nada más, ni nada menos, que razón.
— ¡JeongHan, SeungCheol! —llamó la madre del primero desde la entrada de la casa, con una ropa sencilla y un corte recién hecho con tijeras de hogar—. ¡Es hora de comer!
Ambos tenían los rostros iluminados, se miraron muy alegres, mostrando una sonrisa con algunos dientes faltantes. SeungCheol nuevamente tomó la iniciativa de correr, pero esta vez en dirección contraria, dejando al más bajo en la situación de persecución. Con entusiasmo cruzaron la puerta y con la velocidad del rayo, abrieron la llave para lavar sus manos.
— Te ensuciaste mucho las manos con el lodo —comentó Jeonghan, viendo al peli-negro enjuagarse las extremidades. El agua caía entre marrón y gris sobre el lavabo.
SeungCheol lo miró a través del espejo.
—Éstas —expuso sus manos al aire, ya limpias y brillantes—, son la prueba de que me he divertido muchísimo.
—Como digas —JeongHan se alzó de hombros, saliendo luego de cerrar la llave.
Esta vez la caminata fue menos desesperada, lo que agradeció la madre de SeungCheol –quien le había cortado el cabello a la progenitora de JeongHan y ahora guardaba las tijeras- pues, tener que arreglar el desastre que ellos hacían, no era divertido. Los infantes se sentaron en sus sillas e interpretaban juegos con sus manos sobre la madera mientras la comida llegaba. Pronto la madre de Han sirvió los platos y los dejó que degustaran por su cuenta.
JeongHan estaba muy feliz de estar al lado de SeungCheol. Y SeungCheol... A él le gustaba mucho la comida que se había realizado ese día.
— La verdad estoy muy agradecida con que permitieras que JeongHan estuviese en una escuela tan cara —la señora Yoon se sentó en el sofá para admirar a los niños comer.
—No hay de qué —la otra se encogió de hombros, siguiéndola en sus actos—. JeongHan siempre ha sido muy amigo de mi hijo y sé que Cheol no será muy bueno haciendo amigos y que se sentirá incómodo —negó—. JeongHan cuida muy bien de mi hijo, incluso mejor que yo. Es necesario que ambos estén juntos, para hacerse compañía.
—Pero eso de pagarle todo a Han...
— Mi esposo está de acuerdo con ello —interrumpió la castaña—. De hecho, estoy pensando en darte trabajo en mi hogar, así tendrías cómo pagar.
—Estoy muy agradecida, en serio —esta vez, para la señora Yoon, la esperanza le abría puertas. Su hijo tendría un educación y ella trabajo, con eso, nadie podía quejarse.
—¡Terminé! —gritó SeungCheol, corriendo por su mochila tirada en un extremo de la casa y sacando su cepillo de dientes para lanzarse hacia el baño.
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Pledis School [SEVENTEEN]
FanfictionBienvenido a Pledis School, la escuela más prestigiosa y cara de toda Corea. Cuenta con las mejores instalaciones, la mejor educación y las más grandes bibliotecas. Lástima que no se pueda decir lo mismo de sus estudiantes. Nota: Todos los derec...