12.

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— Entonces, él se negó a que lo ayudaras, ¿verdad? —era de noche y, ahora. SeungKwan platicaba con SeokMin en la cafetería de su edificio, antes de dormir.

— Lo intenté mucho, SeungKwan —se rascó la cabeza el otro—. Dice: ¡dejálo así! —imitó.

— Me dice lo mismo.

— ¿Tiene algún significado?

— Tal vez —susurró, apretándose a su manta—. Parece que no quiere preocuparse ahora.

— ¿Y si dejamos que eso pase? —le sonrió amablemente—. No deberíamos, no sé, ¿esperar a que crezca? ¿A que madure?

SeungKwan suspiró.

— Si dejamos que eso pase, nunca va a madurar —respondió—. ¿Lo entiendes?



WonWoo miró a su alrededor, por tercera vez, no había nadie en la habitación; podía buscar los diarios. Abrió torpemente el pequeño escritorio de su compañero MinGyu y comenzó a escudriñar entre sus cosas.

— Si yo fuera un diario... ¿Dónde estaría? —preguntó.

El hecho de estar junto a MinGyu, lo alteró, pero también se sintió calmado. Se había abstenido de hacer cosas malas, aún cuando no estaba de humor. Los diarios debían estar cerca, porque tenía en cuenta el hecho de que el castaño los leía por la madrugada. Cuando su búsqueda no pudo ser más intensa, la puerta se abrió. WonWoo cayó al suelo del susto. Miró hacia la puerta y se encontró con una corta cabellera negra, que lo miraba sin importancia desde arriba.

— ¿Nunca has visto a alguien en el suelo? —cuestionó, bufando al levantarse.

— Fingiré que no vi cómo revisabas las cosas de MinGyu —le dijo el mayor, dejando sus libros sobre la cama—. Nunca pensé que serías capaz de hurtar.

— No es tu problema —manifestó el menor—. Sólo cierra tu boca, presidente. No me vengas a dar consejos de vida, cuando la tuya está manejada por otra.

SeungCheol tragó saliva, quizá herido por las palabras de WonWoo. Debía aceptarlo tal cual era, no podía quejarse de esa personalidad, porque  la  había adoptado por años y no la iba a cambiar. Cuando SeungCheol pidió el permiso de su padre para expulsar a WonWoo de la escuela, este, se notó asustado y nunca olvidará la expresión de preocupación que se reflejaba en su rostro. Cuando el chico decidió regresar, parecía querer mover viento y marea contra él, se volvió alguien mucho más frío, pero por el momento, había dejado de meterse en problemas.

— No me equivoco, ¿verdad? —siguió—. Queriendo dar la mejor imagen frente a todos y no eres nada.

— E-Eso no es así.

En ese momento llegaba MinGyu, quien sólo entró a guardar sus cosas y alistarse para una larga noche de descanso.

— ¿No es así? ¿Entonces cómo es? —se rió—. No sabes cómo cargar con tu vida, eres un simple idiota.

— D-Detente —el mayor apretó sus labios. No podía golpear a su compañero, no podía hacerlo porque se metería en problemas y su padre lo regañaría.

— Inútil, eres un- —sus palabras fueron interrumpidas por una bofetada fuerte.

SeungCheol miró hacia un costado, tratando de entender la situación. Se escuchó la respiración ahogada de MinGyu y su mano roja. WonWoo lo miró estupefacto, aún sin creer lo que había pasado.

— ¡No sé quién eres! —el más alto, se mostraba lloroso—. Y-Ya no te conozco.

— MinGyu... —susurró el peli-negro.

Pledis School [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora