18.

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—¿Por qué lo hiciste? —JiSoo formó una mueca cuando el escozor del alcohol tocaba su labio. El peli-rojo calló—. Vamos, sólo habla. Me molesta que te quedes callado, me molesta tanto que lo hagas.

— Alguien que aprecio demasiado aleja un buen futuro por mí —dijo, haciendo un puchero y soplando cuando tocaba la piel sensible. Al finalizar lo miró—. ¿Dime qué harías para remediarlo? Sólo dime si la culpa te dejaría seguir.

Joshua se mantuvo en silencio por un rato. Nunca pensó que JeongHan fuese capaz de arrodillarse ante un maestro. JiSoo siempre había estado al cuidado de sus espaldas, siempre caminaba atrás de él y JeongHan casi nunca miraba hacia atrás para ver lo que hacía. Ahora, parecía que el mundo estaba dispuesto a girar a su modo, ahora, las cosas que deseaba pasaban.

— ¿Y si esa persona fuese yo y no tú? —siguió el chico.

— Haría todo por ti —contestó el castaño, soltando un suspiro—. Estarías impresionado de lo que podría hacer por ti a mi corta edad.

— ¿Q-Qué te pasó? —el chico de la junta directiva y su mano derecha se acercaron con rostros llenos de preocupación. SeungKwan abrió aún más sus ojos cuando vio los algodones con sangre—. ¿Lo golpeaste, JeongHan?

Joshua rió al ver la cara de ofensa del peli-rojo al escucharlo.

— ¿Por qué lo haría? —preguntó.

SeungKwan formó un puchero y abrazó de inmediato al pobre chico que se encontraba sobre una camilla de la enfermería. Vernon estaba intranquilo por su compañero, pero, se enojó al ver que el otro lo abrazaba. ¿Son celos? Esos pensamientos le llegaron a la mente. Cuando el muchacho comenzó a gozar del cabello castaño, sus nervios se alteraron.

— Suficiente —reaccionó JeongHan, apartándolo de Joshua. SeungKwan se burló de su rostro rojo—. D-Digo que... —miró al suelo—. JiSoo debe estar cansado y no necesita ese tipo de cariños.



— Tomaremos un descanso, no me siento bien —la maestra se sentó en el escritorio, siendo el centro de atención de sus alumnos—. Debo entregar un papel al presidente de la junta —miró entre las cabezas de sus estudiantes que fingían estar ocupados y una destacó ante todas—. Despierten al niño de cabello naranja, por favor.

Uno de los chicos zarandeó la manga de su suéter, ganándose susurros por parte del mayor. Con las insistencias, Woozi despertó de forma exaltada. Restregó sus ojos al escuchar las risas de sus compañeros, inclusive la de su maestra.

— Niño, ven aquí —llamó desde el extremo del salón, enseguida el chico se acercó de mala gana hacia ella.

— Yo sé que usted piensa regañarme porque estaba durmiendo en su clase —se sacudió el uniforme mientras llegaba al escritorio—. Quiero decirle que yo me destaco por decir lo que pienso. Y lo que pienso es que su clase es sumamente aburrida, por desgracia.

La maestra lo miró con enojo mientras un golpe fuerte amenazaba en su cabeza. El de cabello tinturado se mantuvo atento, sin ninguna expresión en su rostro. No mentía, la sinceridad era una característica que lo representaba muy bien y si debía decir las cosas, lo hacía. Unos papeles fueron tirados en su pecho con rapidez, eso lo sorprendió de momento.

—Quiero que le entregues estos papeles al presidente del consejo estudiantil. Ahí están los arreglos que quiero hacerle al salón de clases. Él se encargará de decírselo a su padre —se tocó las sienes—. Que sea personalmente, por favor.

El chico palideció ante la mujer. ¿Había escuchado con claridad? ¿Ver a SeungCheol? No podía ser posible, no después de que su último encuentro fue bajo la lluvia, dejando a la vista sus debilidades. JiHoon cerró los ojos y se arrodilló ante la rubia profesora, escuchó muchos murmullos atrás de él.

Pledis School [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora