Capítulo 15

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-¡Maldición! Daniel apartate -intento empujar a Daniel para que se quite de encima mío.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Porque viene mi hermana, ¡muévete!

Me levanto y busco su camisa a toda prisa y se la tiro para que se la ponga. Acomodo un poco mi cabello con mis dedos e intento parecer normal sentada sobre la cama cuando mi hermana aparece por la puerta.

-Mel, ¿Podrías bajar? Quiero que conozcas a alguien.

-Claro, en seguida bajamos -sonrío asientiendo.

Nos estudia a ambos y antes de irse, Sara apunta y da toquecitos con sus dedos en sus labios, entonces toco los míos y me observo en el espejo del mueble de la habitación para darme cuenta de que no solo están muy rojos sino, demasiado hinchados.

-Esto es una desgracia -murmuro.

No puedo bajar en este estado y no se que hacer para quitármelo.

-No, no lo es, ve esto por el lado divertido -se encoje de hombros mientras camina y se detiene detrás mío en el espejo.

-No puedo, tengo la boca como un tomate -está un poco bastante mal.

-Eso me da una idea.

Camina hacia la maleta y saca de ella un labial transparente, vuelve y lo coloca frente a mi.

-Ponte de esto, tal vez así no se note tanto.

-Gracias -respondo tomando el labial.

Lo destapo y me doy cuenta de que no es del todo un labial transparente, sino que es de un color rosa pálido y cuando lo aplico a mis labios, lo rojo desaparece y quedan casi normales, excepto por la hinchazón pero en cualquier momento se pasará.

-Se ven estupendos, está mucho mejor.

-Te lo dije -pasa sus brazos alrededor de mi cintura desde la espalda y empieza a pasar su nariz por mi cuello.

-No no, Daniel. Tenemos que ir a la sala -me separo de él aunque no me gusta la idea.

-Tienes razón -asiente-, pero vamos a terminar lo que acaban de interrumpir.

-Ya veremos -me encojo de hombros para tratar de quitarle interés pero en el fondo sólo tengo ganas de ponerle el pestillo a la puerta y quedarnos aquí todo el resto de la tarde.

Al llegar a la sala, veo a un hombre de pie hablando con mi madre y sujetando la mano de Sara.

-Nos daría mucho gusto que te quedaras, mi otra hija está aquí y también se va a quedar.

-Gracias pero no me gustaría molest...

-¡Mel! -exclama mi hermana cuando me ve al pie de la escalera- Este es Frank.

Frank... Frank... ¿Por qué me suena? ¡Ah! Ya recuerdo, es el chico del que Sara me habló uno de esos días que hablamos por teléfono y estaba muy eléctrica.

-Tu debes ser Melody, Sara me ha hablado mucho de ti -él extiende su mano hacia mi-. Es un placer.

-Igualmente -medio sonrío y le estrecho la mano.

-Tiene unas hijas muy hermosas, señora Smith -Frank me estudia de pies a cabeza con una estúpida sonrisa en su rostro.

-Ya lo creo -interrumpe Daniel bajando las escaleras.

-Muchas gracias, muchachos -mi madre se apena un poco pero en realidad nosotros cuatro estamos en otra situación.

-Disculpa, ¿Y tu eres...? -¿Y este quién se creyó?

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora