Capítulo 24

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Nunca había visto una sonrisa tan grande en el rostro de Daniel. Pero entonces de repente y frente a mi jefe, me estrecha entre sus brazos y besa mi frente.

-¡Vaya! Parece que estamos contentos con su respuesta, ¿No es así, señor Wohlberg?

-Lo estoy, por supuesto -responde mientras asiente y se separa un poco de mi.

-Entonces fijemos una fecha para el traslado de la señorita...

-Hoy -interrumpe a mi jefe-, la quiero hoy en mi despacho.

Eso podría interpretarse de dos maneras y aun así para mi está bien cualquiera de las dos.

-Como usted ordene, señor Wohlberg -se pone de pie y extiende su mano hacia mi-. Fue un gran honor tenerla con nosotros por estos cortos meses, muchas gracias por toda su ayuda.

-Es un placer poder ayudar -estrecho su mano.

Al parecer los trámites de mi traslado estarán listos después del fin de semana pero Daniel quiso que aún así iniciara mis labores en la empresa Wohlberg a partir de hoy, que desesperado.

Mientras recojo mis cosas de la oficina, Vicki, Michael y James se vienen a despedir de mi y a ayudarme.

-Te vamos a extrañar mucho -me abraza Vicki-, tendremos que ponernos de acuerdo para salir algunas veces.

-Si, no te vayas a olvidar de nosotros sólo por estar con esos niños ricos de la empresa Wohlberg...

-Tu siempre tan sincero y directo -interrumpe James-. Pero Michael tiene razón, no nos vayas a dejar abandonados.

-No lo haré -niego-, ustedes son los mejores compañeros que cualquiera quisiera tener y no podría cambiarlos por nada.

Un último abrazo grupal y entro al auto en el que me espera uno de los choferes de Daniel.

-El señor Wohlberg la espera en recepción -me indica el chofer cuando se detiene frente a la entrada principal del enorme edificio.

-Gracias -le sonrío antes de bajar del auto.

Entro y busco con la mirada a Daniel hasta que lo encuentro hablando con una de las chicas de recepción. Lo observo dirigirse al ascensor y me apresuro a entrar en él junto con un pequeño grupo de gente más antes de que llegue.

En el piso siete la gente se baja y quedamos completamente solos, pero no se da cuenta de mi presencia, sino, hasta que me acerco a él por atrás y lo abrazo.

Al principio se tensa pero al ver mi reflejo en el espejo de la pared del ascensor se relaja y acaricia mi mano.

-¿Cómo es que no me di cuenta de que estabas compartiendo un ascensor conmigo? -pregunta casi al borde de la demencia.

-Estabas muy concentrado -me encojo de hombros-, me dijeron que me esperaría en recepción el señor Wohlberg.

-Lo siento, preciosa, fue mi culpa. Yo debí esperarte ahí pero sucedió un inconveniente y se me fue de la cabeza.

-Está bien, no te preocupes.

-Llegaste en el momento justo, mi abuelo se va a volver loco con tanto trabajo.

-Puedo ayudarlo en lo que sea -asiento-, me alegra estar de vuelta.

-Y a mi me alegra todavía mucho más que hayas aceptado volver -se vuelve hacia mi y me estrecha entre sus brazos-. En la casa te espera una sorpresa -susurra esto último antes de que las puertas del ascensor se abranm en el piso de su despacho.

Salimos y lo primero que observo es que Tara tiene un aspecto terrible, ¿preocupada? ¿molesta? ¿irritada? Sin duda no entiendo que le sucede pero es algo que le está molestando y puedo ver claramente lo que es cuando entramos en la recepción y veo a una

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora