Nunca había visto una sonrisa tan grande en el rostro de Daniel. Pero entonces de repente y frente a mi jefe, me estrecha entre sus brazos y besa mi frente.
-¡Vaya! Parece que estamos contentos con su respuesta, ¿No es así, señor Wohlberg?
-Lo estoy, por supuesto -responde mientras asiente y se separa un poco de mi.
-Entonces fijemos una fecha para el traslado de la señorita...
-Hoy -interrumpe a mi jefe-, la quiero hoy en mi despacho.
Eso podría interpretarse de dos maneras y aun así para mi está bien cualquiera de las dos.
-Como usted ordene, señor Wohlberg -se pone de pie y extiende su mano hacia mi-. Fue un gran honor tenerla con nosotros por estos cortos meses, muchas gracias por toda su ayuda.
-Es un placer poder ayudar -estrecho su mano.
Al parecer los trámites de mi traslado estarán listos después del fin de semana pero Daniel quiso que aún así iniciara mis labores en la empresa Wohlberg a partir de hoy, que desesperado.
Mientras recojo mis cosas de la oficina, Vicki, Michael y James se vienen a despedir de mi y a ayudarme.
-Te vamos a extrañar mucho -me abraza Vicki-, tendremos que ponernos de acuerdo para salir algunas veces.
-Si, no te vayas a olvidar de nosotros sólo por estar con esos niños ricos de la empresa Wohlberg...
-Tu siempre tan sincero y directo -interrumpe James-. Pero Michael tiene razón, no nos vayas a dejar abandonados.
-No lo haré -niego-, ustedes son los mejores compañeros que cualquiera quisiera tener y no podría cambiarlos por nada.
Un último abrazo grupal y entro al auto en el que me espera uno de los choferes de Daniel.
-El señor Wohlberg la espera en recepción -me indica el chofer cuando se detiene frente a la entrada principal del enorme edificio.
-Gracias -le sonrío antes de bajar del auto.
Entro y busco con la mirada a Daniel hasta que lo encuentro hablando con una de las chicas de recepción. Lo observo dirigirse al ascensor y me apresuro a entrar en él junto con un pequeño grupo de gente más antes de que llegue.
En el piso siete la gente se baja y quedamos completamente solos, pero no se da cuenta de mi presencia, sino, hasta que me acerco a él por atrás y lo abrazo.
Al principio se tensa pero al ver mi reflejo en el espejo de la pared del ascensor se relaja y acaricia mi mano.
-¿Cómo es que no me di cuenta de que estabas compartiendo un ascensor conmigo? -pregunta casi al borde de la demencia.
-Estabas muy concentrado -me encojo de hombros-, me dijeron que me esperaría en recepción el señor Wohlberg.
-Lo siento, preciosa, fue mi culpa. Yo debí esperarte ahí pero sucedió un inconveniente y se me fue de la cabeza.
-Está bien, no te preocupes.
-Llegaste en el momento justo, mi abuelo se va a volver loco con tanto trabajo.
-Puedo ayudarlo en lo que sea -asiento-, me alegra estar de vuelta.
-Y a mi me alegra todavía mucho más que hayas aceptado volver -se vuelve hacia mi y me estrecha entre sus brazos-. En la casa te espera una sorpresa -susurra esto último antes de que las puertas del ascensor se abranm en el piso de su despacho.
Salimos y lo primero que observo es que Tara tiene un aspecto terrible, ¿preocupada? ¿molesta? ¿irritada? Sin duda no entiendo que le sucede pero es algo que le está molestando y puedo ver claramente lo que es cuando entramos en la recepción y veo a una
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Nuevo Trabajo... Mismo Jefe
Storie d'amoreMelody Smith reinicia su vida como empleada en una fundación caritativa. Hace nuevos amigos y al mismo tiempo deja varios corazones rotos, pero no se encuentra psicológicamente estable como para iniciar una nueva relación. Sólo intenta concentrarse...