Capítulo 7

57.2K 2.9K 43
                                    

En el trabajo cuando llego y respondo a todos con susurros o simplemente asentimientos o negaciones de cabeza empiezan a preguntar.

-Querida, ¿qué tienes? ¿te enfermaste? -me pregunta Vicki cuando entra en mi oficina.

-Sí, salí en la noche a caminar sin abrigo y amanecí fatal -susurro tratando de excusarme.

-Te voy a preparar un rico chocolate caliente de los que tanto te gustan para que te mejores, ya vuelvo -dice saliendo.

Intento poner todos los papeles en orden y archivar algunos documentos cuando entra James.

-Linda, no debiste salir tan tarde y menos con ese frío -me regala un abrazo en forma de saludo.

-Lo sé, pero lo necesitaba -me encojo de hombros-. No te preocupes, estoy bien -le sonrío.

-Sí necesitas algo, cualquier cosa, avísame -me dedica un guiño antes de salir.

Intento volver a mi trabajo cuando entra Vicki con mi chocolate, seguida de Carla.

-Chicas no saben lo que tengo que contarles -dice Carla con emoción mientras Vicki me deja la bebida en el escritorio.

-A ver, escúpelo de una vez -dice Vicki mientras se acomoda en una silla.

-Michael me invitó a salir nuevamente -pega un gritillo con emoción junto con Vicki y yo sólo puedo sonreír.

-Debes verte fabulosa, si quieres te ayudamos a buscar qué ponerte, ¿Qué dices Mel? -me pregunta la loca de Vicki.

No me apetece, no porque no quiera sino por la situación en la que me encuentro.

Señalo mi garganta y me encojo de hombros a modo de disculpa.

-Que tonta, es cierto, necesitas descansar. Bueno yo te ayudo -siguen con su conversación aún en medio de mi oficina.

Al rato se marchan y por fin puedo disfrutar de un tiempo en calma y soledad.

Recibo una llamada a media mañana de Tara.

-Hola, Mel ¿Cómo estás? El señor Wohlberg me contó que tuviste un incidente, ¿Estás bien? -suena preocupada.

Sentí un gran alivio cuando me enteré de que a la que pusieron en mi lugar fue a Tara y no a nadie más, sospecho que en cierta parte Daniel lo hizo para sacarle información sobre mi, aunque no creo.

-No puedo hablar mucho ahorita -susurro con esta horrible voz-, ¿nos vemos mañana en la tarde en mi apartamento?

-Hay querida, tu voz, ¿Pero qué te pasó? Por supuesto que estaré ahí, cuídate -escucho antes de colgar.

A la hora del almuerzo sufro por no poder comer nada sólido y me tomo el ultimo sorbo del medicamento que me entregó Daniel.

Hoy he pasado a punta de medicamento y chocolate caliente. Es una tortura.

Cuando entramos de la hora de almuerzo y paso por recepción, me indican que hay alguien esperándome en mi oficina.

Camino con inseguridad. No es que sea paranoica, pero después de lo que pasó anoche... se puede esperar cualquier cosa.

Entro en mi oficina y una oleada de tranquilidad me recorre al ver que se trata de Daniel.

-¿Qué haces aquí?

-Quise saber cómo te encontrabas y supuse que te habrías acabado justamente esto -señala el termo vacío-, así que te traje más -coloca otro lleno.

-Muchas gracias -me gusta mucho este gesto tan atento.

-¿Comiste algo? -pregunta expectante.

Niego con la cabeza baja. No hay nadie que sufra más que yo por no comer, es decir, amo comer y esto me está matando.

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora