Capítulo 25

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La semana se pasa volando y me siento ansiosa por el viaje que se avecina.

Hace unos días, cuando la mamá de Daniel fue a su despacho, era para invitarnos a un viaje familiar que ella estaba organizando con los tíos de Daniel. Parece ser que se llevará a cabo en el yate de Daniel (si es que a eso se le puede llamar un yate, es casi como el Titanic en realidad) y que navegaremos por una semana.

-Por favor, Mel. Será divertido -Daniel me repitió una y otra vez esa súplica hasta que finalmente dije que sí. Pero ahora no estoy muy segura.

Así que ahora me encuentro aquí sentada en el suelo de mi departamento, frente a mi armario buscando la ropa adecuada para meter en la maleta y Tara accedió a venir a ayudarme.

-Puedes llevar este, es muy lindo -saca un vestido de manta corto color blanco.

-Ni siquiera estoy segura de querer ir.

-No me vas a dejar sola -me apunta con su dedo índice.

Es cierto, una de las ventajas es que no me sentiré rara yo sola con la familia de Daniel sino, que Tara me acompañará en mi rincón de la incomodidad.

-Estarás con Samuel, obvio tu no te vas a preocupar -señalo metiendo algunos trajes de baño.

-Y tu estarás con Daniel, no seas ridícula -me tira en la cara el vestido de manta que tenía en las manos.

Tara trajo su maleta lista, yo apenas estoy haciendo la mía y Wilson viene por nosotras en aproximadamente cuarenta y cinco minutos. Eso sin mencionar que aún no me he alistado.

-Voy a prepararte el desayuno, ve a bañarte y cuando salgas, metemos en la maleta lo que haga falta -dice apresurándome.

Hago lo que me dice en un tiempo récord. Me lavo el cabello como a mil por hora y cuando salgo, me lo seco con la toalla y lo amarro en un moño desordenado flojo sobre la coronilla de mi cabeza.

Me pongo unos shorts y una blusa larga junto con unas zapatillas. Tara me alcanza una taza con cereal y leche.

-¿Es una broma? -pregunto al ver mi desayuno- Dijiste que me ibas a preparar el desayuno.

-Sí, querida. Es éste -señala la taza-, nunca dije lo que te haría de desayuno. A demás, no has vivido aquí en semanas y esto era la único que quedaba en la caja.

No pensé en eso.

-Bueno, gracias de igual manera -tomo la taza y en cuatro cucharadas ya me lo he terminado.

Metemos algunas cosas más en mi maleta cuando suena el timbre.

-Señorita Smith, ¿Necesita ayuda con eso? -pregunta Wilson amablemente cuando aparece por la puerta de mi cuarto guiado por Tara.

-Gracias -asiento-. Es que creo que el cierre se quedó pegado o algo.

Con un suave movimiento y como si fuera la cosa más fácil del mundo, agarra el cierre, lo desliza hacia atrás y luego lo devuelve, logrando cerrar la maleta sin dificultad.

-¿Falta algo? Puedo ir llevándome sus equipajes -ofrece caballerosamente.

Los tres nos dirigimos al auto e iniciamos nuestro recorrido a la costa.

Llegamos al muelle y caminamos entre distintos botes hasta llegar al nuestro.

-¿Daniel en verdad tiene un yate? -susurra Tara emocionada.

-En realidad no es uno, son varios. Pero éste es su favorito -explica Wilson.

-¡Madre mía! Esto no es un yate, es un planeta -a la pobre Tara pareciera que se le van a salir los ojos cuando entramos en el muelle privado para dirigirnos al bote.

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora