Capítulo 20

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Han pasado un par de días desde que Daniel y yo vimos... vimos... bueno ya saben qué fue lo que vimos, no hace falta repetirlo, y debo admitir que tengo un leve trauma. No por el hecho del... acto en concreto porque Daniel y yo lo vivimos casi a diario, si no por el hecho de que hayan sido mi compañera y mi jefe en medio edificio.

Eso es raro.

No pude evitarlo y al día siguiente le hice un comentario a Vicki que la dejó saber que nos dimos cuenta de su encuentro con el jefe y lo que hizo fue explotar en risas, ni siquiera se puso roja.

Admitió que no era la primera vez que lo hacían y tampoco era la primera vez que lo hacían en la oficina.

Esto es un descaro pero no puedo decir nada porque Daniel y yo hicimos exactamente lo mismo.

Hoy el día ha sido muy ajetreado y solo puedo pensar en llegar a la casa a dormir.

Recojo mis cosas y cuando salgo, Daniel está esperándome en el auto con Wilson que muy cortes mente me abre la puerta para que pueda entrar.

En casa la cena es excelente y me acurruco junto a Daniel en la cama para dormir porque mis ojos ya no pueden más y se cierran solos.

Por la mañana, mientras estoy en la oficina, entra una llamada de Sara.

-Hola, hermana ¿Cómo estás?

-¿Mel? Debes venir pronto -escucho su voz temblorosa y su respiración acelerada.

-Sara, ¿Está todo bien? ¿Qué sucede? -no puedo evitar ponerme nerviosa.

-Fue muy repentino... no sabíamos nada... ahora... y entonces... -habla entrecortada por hipo y sollozos reprimidos.

-Sara, Sara -le hablo-, debes calmarte no entiendo nada.

-Es papá -logro entender.

-¿Qué le pasó? ¿Está bien? ¿En dónde está?

-En el hospital -un nudo se me forma en la garganta-. Debes venir.

-¿Están aquí en la ciudad? -mi voz se quiebra y aun ni siquiera sé lo que ha sucedido.

-Sí.

-Voy para allá -cuelgo.

Busco mi abrigo, mi bolso y salgo del despacho casi corriendo.

-Mel, ¿A dónde vas?

-Lo siento, Vicki, ahora no puedo. Voy para el hospital, es una emergencia.

Corro hasta la entrada y tomo el primer taxi.

-Despacho del señor Wohlberg.

-Tara, soy yo, dile a Daniel que no me espere para la cena. Ha surgido una emergencia y voy para el hospital -me trago las lágrimas a duras penas.

-Nena, ¿Estás bien? -mi amiga se alarma del otro lado de la linea.

-Sí, es mi padre. Voy en un taxi para el hospital, por favor dale mi mensaje a Daniel.

-En seguida, amiga.

Cuando llegamos me apresuro al edificio y me encuentro con una recepción.

-Disculpe, hace un rato ingresó mi papá. ¿Podría decirme en dónde está? -pregunto a la señora regordeta detrás del mostrador.

-Nombre y apellido.

-Pablo Smith.

-Suba por el ascensor, piso cuatro, habitación cuatrocientos veinte.

-Gracias -asiento antes de seguir sus instrucciones.

Subo y cuando las puertas del ascensor se abren me encuentro en un pasillo que guía a una sala de estar, más allá se dejan ver las puertas de los dormitorios.

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora