Capítulo 28

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Cuando despierto en la mañana, Daniel no está en la cama, pero en su lugar hay una rosa dentro de lo que parece una cápsula de cristal con una nota:

Te espero para la cena. Estoy ansioso por verte.

Te amo
D.

Sin más, me levanto y me preparo para ir a trabajar.

En la oficina no hay nadie más que Tara y yo, Daniel no ha llegado.

Desayunamos en la cafetería con el abuelo de Daniel como siempre y luego regresamos a nuestras labores.

Daniel aún no llega.

Para cuando bajamos a almorzar, realmente me doy cuenta de que no va a llegar del todo.

-¿Qué es eso? -hasta ahorita Tara nota mi brazalete.

-Es un regalo, ¿Verdad que es precioso? -toma mi mano mientras estudia el brazalete en mi muñeca.

-Es alucinante -casi se queda sin aire-, debes cuidarlo muchísimo.

-Sí, lo se. Es como para guardarlo en una caja y esconderlo para que nadie nunca lo pueda encontrar -murmuro.

-Veo que sí te quiere de verdad -me observa-. Daniel realmente está loco por ti.

-Y debo admitir que yo también estoy loca por él -reímos y terminamos nuestro almuerzo.

-Por cierto, ¿Cómo van las cosas con Samuel? -pregunto en el ascensor.

-Tengo mucho miedo -susurra con su mirada fija en el suelo del ascensor.

-¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Qué te ha hecho?

-No es por algo que hizo, es por algo que dijo.

-¿Y qué cosa es?

-Dijo que nuevamente tenía que empezar a viajar, ya sabes, como antes. Ir a todas partes del mundo y empezar nuevos proyectos.

-Querida, ¿Y eso que tiene de malo?

-Las relaciones a distancia nunca sobreviven si es un período muy largo -su voz se quiebra al final y sale una lágrima rebelde que se limpia rápidamente.

-¿Sabias que sí hay relaciones a distancia que duran? No son muchas, pero las hay -la animo-. A demás no pienses en que te va a dejar aquí, ¿Por qué no le ofreces tus servicios laborales como su asistente para que se pueda organizar? Eres muy buena en lo que haces y serías de gran ayuda para él. Eso sin mencionar que tendrías que acompañarlo a todas partes, viajarías con él.

-¿Crees que debería hacerlo?

-Por supuesto, nada se pierde con preguntar. A demás ya tienes un puesto fijo aquí, no estarías perdiendo nada.

-Tal vez sea una buena idea después de todo -asiente en mi dirección.

Seguimos con nuestro trabajo y a media tarde la lluvia cae a torrentes. Es un diluvio.

El pronóstico de hoy no decía nada de lluvia, sólo algo de frío. Bueno, ya que.

Samuel llega a buscar a Tara y antes de que se la lleve, le recuerdo a mi amiga lo que hablamos.

-Si al fin y al cabo él rechaza tu propuesta, recuerda que aún hay esperanza.

-¿Y si no funciona y termina rompiendo mi corazón?

-Entonces estaré aquí para ayudarte a recoger los pedazos.

-¿Hasta los pequeños?

-Hasta los pequeños -le sonrío y la abrazo muy fuerte-. Diviertanse.

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora