Lo que no te enseñan en clases ★ THORKI {Completa} #1

Meeting my new student.

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¡Hola! Volví con más thorki, y déjenme aclararles que es una de mis parejas favoritas~ Por si no lo sabían.

Hace unos miles de años atras, en la prehistoria, empecé está historia cómo un One-Shot, pero me metí tanto en desarrollar los personajes uno por uno, la escenografía, tener toda la información con detalle y de un momento a otro se había alargado con toda la investigación, que pensé que sería tremendo agregar todo para que la historia sea más hermosa, y tuviera el desarrollo que se merece. Y funcionó.

¡Disfrútenlo!

Espero que les guste tanto, o más que a mí.
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Era un día normal de trabajo, y era jueves, así que no daba mucho de que desear. Los estudiantes se fueron temprano, a eso de las cuatro de la tarde, por lo tanto me fui al salón de profesores; sólo el profesor de educación física, Steve Rogers, y el profesor de física y química, Bruce Banner, estaban ahí.

—¡Amigos! ¿Cómo están?— sonreí.

—He tenido días mejores...— Bruce se servía una taza de café y le pasaba una a Steve.

—La verdad, esos chicos de primer año son un desastre...— rió —No saben siquiera atrapar bien un balón.

—¿Y los demás profesores?— pregunté.

—Bueno, el profesor de álgebra, el Sr. Stark, se fue temprano, dijo que tenía una cita— Steve parecía serio y algo tenso al respecto.

—Y Natasha estaba dando clases hace una media hora, ella siempre viene un poco después de su hora.

Nos quedamos conversando un rato sobre el día, algunos estudiantes... lo de siempre. Pero hubo un tema que me llamó mucho la atención.

—Hay un estudiante nuevo... Llegó esta semana— comentó Bruce —No lo he visto en mis clases desde hace unos días, y cuando viene llega tarde, siempre se sienta al fondo y no habla con nadie. Pero eso sí, en mis materias, es el estudiante con mejor calificación.

—Tampoco asiste a las clases de deporte, nunca dice porqué.

Miré mi reloj y me asusté de la hora, me despedí de ellos y corrí hacia el otro lado de la escuela.

Entré la biblioteca de la escuela para buscar entre los archivos el material de la próxima evaluación y solo me quedaba esa noche para revisar algunas calificaciones. Entré despacio, en silencio, todo estaba a oscuras y me senté cerca de la ventana. 

Oí unos sollozos en el fondo de un pasillo lleno de libros de álgebra, me levanté y me acerqué, vi a lo lejos dentro de la oscuridad, un chico de cabello negro y largo, de piel algo pálida y delgado; recostado de la pared y tumbado en el suelo, se tapaba el rostro con las manos y lo primero que ví fueron unas extensas cortadas en ambos brazos.

Y sangre, sangre por todos lados.

—¿Niño, estás bien?— me arrodillé y cuando ví esos hermosos ojos verdes noté que estaban llenos de dolor, de sufrimiento, de angustia, lo único que quería en ese momento era en ayudarlo.

—Váyase, por favor— susurró, con una voz hermosa.

—No voy a dejarte acá...— le dije en el mismo tono —Vamos, necesitas ayuda.

—¡No!— gritó tan fuerte que me asusté —Aléjese. No le conozco y no quiero que me ayude en nada ¡Odio mi vida! ¡Detesto estar acá! ¡Lo menos que quiero es vivir en esta estúpida cuidad!— el pobre chico rompió a llorar. Tomé las hojillas que estaban a su lado y las tiré a la basura.

—Mi nombre es Thor Odinson, soy Profesor de Historia, le doy clases a los dos últimos años de preparatoria. ¿Cómo te llamas?

El chico me miró con un poco de asombro y luego empezó a calmar sus llantos.

—Me llamo Loki Laufeyson, soy un estudiante de intercambio, vengo de Londres.

—¿Tienes familia, Loki? ¿O alguien aquí que...

—No, soy huérfano...— me interrumpió.

Mantuve la calma y lo único que hice fue dedicarle una sonrisa tranquilizadora, él se limpió las lágrimas del rostro y sin querer se llenó de sangre las mejillas.

—Ven, déjame ayudarte... haz perdido mucha sangre— le tendí la mano y él, con temor, la aceptó. Le di mi abrigo y con cuidado lo llevé al hospital más cercano en mi auto. Él solo miraba por la ventana, mientras que presionaba sus muñecas contra su camisa. Nunca supe de verdad cuánta sangre había perdido, pero el pobre chico no podía mantenerse en pie por mucho tiempo.

Luego de unas cuantas horas, unos puntos y pastillas para tranquilizarlo, él volvió su mirada a mí, sentado en una camilla, y me entregó el abrigo.

—Gracias, Señor Odinson.

—De nada, Loki— sonreí y él me devolvió el gesto. En el transcurso hasta su casa empezamos a hablar de cualquier cosa, para desviarle a él la mente un segundo.

—Entonces, eres de Londres— sonreí.

—Sí, señor.

—Tienes un acento muy bonito— lo miré y le sonreí, él me sonrió y noté un poco de rojo en sus mejillas. Lo llevé a su casa y me aseguré que tuviera medicamentos y comida, para que pudiera pasar bien toda la noche.

A la mañana siguiente él era uno de los primeros estudiantes sentados en mi aula de clases, tenía una camisa con mangas, pero ambos sabíamos que debajo de eso había unas vendas, algo manchadas por la sangre, y que ocultaban el comienzo de unas profundas cicatrices.

—Buenos días clase. Tenemos a un nuevo estudiante de intercambio, denle la bienvenida y por favor, trátenlo con respeto...

—Mi nombre es Loki Laufeyson, tengo diecisiete años y vengo de Londres— se levantó de la silla y miró a todo el mundo con una mirada fría, habló con la voz más áspera que nunca antes había escuchado, era diferente al chico que había conocido el día anterior. 

Me entraron de nuevo la ganas de conocerlo a fondo, de saber porqué su actitud era así con los demás, de saber qué era lo que le había sucedido para que fuera tan autodestructivo.

Continué dando mi clase, un poco sobre la historia de Europa en la Post-guerra, las influencias de lo que eso había causado en la historia americana... La hora se terminó y todo el mundo salió del aula, todos menos él.

—¿Hay algún problema, Loki? Espero te hayas sentido cómodo.

—Profesor, no trate de ser amable conmigo, ya me brindó su ayuda una vez y lo agradezco, ahora sé que puedo contar con usted cuando lo necesite, de resto, no lo haga.

—¿Por qué?— estaba sorprendido, no podía creer lo que acababa de decir.

—No soy una buena persona... Y siempre le traigo problemas a quién me ayuda— recogió sus cosas y se dirigió a la puerta.

—¡Loki! No te vayas... ¿No hay algo que pueda hacer por ti en este momento?

—Lo lamento, profesor, pero no hay nada que nadie pueda hacer.