La tenue luz del sol que entraba por la ventana daba directo a mi rostro, encandilándolo. Un poco adormilada mire la hora en mi celular y me di cuenta que tenía un mensaje en este. Había llegado a las 2 de la mañana y era de un número desconocido. Me incorpore bien en mi cama y talle mis ojos quitando cualquier rastro de sueño de ellos. Volví a tomar mi teléfono y abrí el mensaje, sin saber lo que me esperaba.
“Lamento informarte que Natthan te es infiel. ¿Lo ves? Tan solo te fuiste hace tres semanas y ya sale conmigo. Espero y no te importe.
Besos. Elisa.”
No estaba del todo convencida, hasta que debajo de aquellas palabras vi que se encontraba una foto. En efecto, era él. MI novio. Al que creía el mejor, el chico perfecto para mi, el que nunca me lastimaría, el que… estuvo conmigo a pesar de todos los problemas que había tenido durante unos meses. Todo lo que me había dejado fascinada con él, desaparecieron en cuestión de segundos. Pero era de suponerse; como dicho mi madre, no todos los hombres son pacientes y al parecer Natthan fue uno de ellos.
Había entrado por unos segundos en un shock. “¿Cómo pudo hacerme esto?” Me cuestione mientras me levantaba de la cama, tome una sudadera y me la puse rápidamente al igual que mis tenis, y peinaba mi cabello únicamente en una coleta. Salí corriendo de mi habitación y a la misma velocidad baje las escaleras. Cuando estaba a punto de llegar a la puerta, la voz de Louis me detuvo.
-Lyla ¿A dónde vas? – su voz se escuchaba un poco lejana. Decidí contestarle, mas no voltee a ver donde se encontraba.
-Iré a caminar y a tomar un poco de aire – y sin más salí de la casa con los brazos cruzados y la cabeza gacha.
Estuve caminando varios minutos hasta que llegue a una pequeña área con césped y un gran árbol. Me senté debajo de este. Flexione mis piernas y las abrace mientras recargaba mi frente en mis rodillas.
Por unos instantes me había puesto a recordar cada momento –desperdiciado al fin y al cabo – con Natthan. Sabía que esta relación no seria para siempre, pero tampoco creí que durara tan poco. La vida esta vez me había jugado más chueco de lo normal. Había sido feliz a su lado, y no hice otra cosa más que quererlo con toda mi alma, entonces… ¿Por qué me hacia esto? Sin darme cuenta, ya estaba llorando.
¿Amor? ¿Qué es eso?
Creí haberlo sentido cuando estuve con él, pero… para mi edad, me era difícil saber que era. Apenas hace unos meses había cumplido 15 años, realmente no tenía mucha experiencia en eso. Era mi segundo novio, si podría decir y… no sabía lo que era amar a alguien. Sabía que… amar a alguien tiene consecuencias. Sufrimiento, y dar todo sin esperar nada a cambio, o bueno, eso suponía yo. Tenía que poner demasiada atención y ver, por quien vale la pena sufrir. El amor es…bueno, no tengo un gran concepto sobre el amor.
¿Cómo pude creer que el esperaría? De nuevo, las crueles pero ciertas palabras de mi madre retumbaban en mi cabeza.
Volví a mirar la foto con dolor, y ahora fue el odio que invadió mi cuerpo y mente. Sin pensarlo dos veces, decidida, mande un mensaje que sin duda, armaría un gran pleito.
“Terminamos”.
Una palabra, y mucho sentimiento en ella. Dolor. Tristeza. Odio. Decepción. Ira. Rencor. Todos mezclados al mismo tiempo pero sin embargo, aun lo quería.