-¿Como ha estado? – pregunto Zayn al terminar la comida y cuando sus pequeñas hermanas se habían ido. Eran simplemente adorables. – La verdad.
-Quedo… delicioso. – le dije después de haber esperado unos minutos. – sabes cocinar muy bien. Vendré a comer a tu casa todos los días – dije bromeando.
-Qué bueno que te haya gustado – dijo mientras se levantaba de su silla y toma mi plato poniendo junto con el suyo y el de sus hermanas en el fregador.
-Déjame lavarlos.
-NO. Eres mi invitada no dejare que hagas eso. Mejor le digo a Walihya en un rato más que lo haga. – dijo Zayn.
-Eres malo sabes. – vi como rolaba los ojos y se acercaba a mí. Me tomo de la muñeca e hizo que me levantara de la silla. Me guio hasta el patio trasero de su casa, que a decir verdad, era muy bonito. Tenía una piscina y este se encontraba lleno de césped con un gran árbol. Aun lado de este había una gran hamaca.
-Ellas no hacen nada, más que ver television. Mamá no las deja hacer nada porque “son unas niñas”. – había dicho en el trayecto.
-Bueno, por lo menos Safaa lo sigue siendo. – le dije mientras lo veía caer acostado en la gran hamaca blanca. Palpo a un lado suyo, para que me acostara ahí. Lo pensé un poco y al final termine accediendo a acostarme a un lado de él. Pero para mí, se torno un poquito incomodo ya que nuestros cuerpos se juntaron aun mas y lo único que nos separaba era su brazo. No quería si quiera voltear mi rostro hacia el de él. Únicamente miraba el cielo.
-Y… ¿quién es Natthan? – pregunto Zayn de la nada a lo que ahora fui yo la sorprendida. Había estado escuchando mi conversación con Leslie.
-Has escuchado mi llamada. – lo acuse mientras volteaba a verlo con los ojos entrecerrados. Mala idea, ya que su rostro estaba a tan solo unos centímetros del mío. Volví a dirigir mi mirada al cielo. – Eso es de mala educación sabes. – volví a acusarlo.
-Lo sé, pero si no hubiera sido por tu gran carcajada no me hubiera asomada a la sala y no hubiera escuchado nada- me culpo y por el rabillo del ojo vi como tenía un sonrisa en sus labios. – Pero dime... ¿Quién es?
-¿Por qué quieres saber? – cientos de ideas cruzaron mi cabeza por el hecho de que quería que le habrá de Natthan pero, eran muy absurdas.
-Simple curiosidad. – dijo únicamente.
-Fue mi novio.
-¿Fue?
-Sí, bueno… Ya te había dicho, vengo de Los Ángeles y allá tenia novio y bueno… nada más me mude y no espero ni un mes para engañarme. – le dije con un pequeño nudo en la garganta- no sé por qué creí que las relaciones a larga distancia funcionan. – El no decía nada, solo acariciaba mi cabello, y para cuando menos me di cuenta, las lágrimas habían aparecido en mi rostro. Creí haberlo superado, pero me había dado cuenta que no del todo. Después de todo, había sido feliz a su lado, me había sentido querida con él. Y sucedió lo que tenía que suceder.
-No merece ni una de tus lágrimas – susurro Zayn. Podía sentir su rostro cerca del mío. Voltee a verlo y, efectivamente lo estaba. Podía sentir su respiración chocar contra mi rostro. Acerco una de sus manos a mi mejilla y limpio las lagrimas que se encontraban en ella. Me quede en silencio mientras intentaba normalizar mi voz y respiración.
-¿Por que querías una cita conmigo? – pregunte después de varios minutos, cambiando de tema. Giro su rostro mirando hacia el cielo y carraspeo un poco. – Fue la condición que pusiste, para dejar de molestar a mi hermano.
-Es divertido molestar a la gente – dijo con una pequeña risa.
-Vamos dime… ¿porque, querías una cita conmigo? – insistí mientras tomaba su brazo y lo sacudía. Después me acurruque sobre su hombro y lo mire. – Vamos Zayn – le dije con voz baja y mirándolo fijamente.
-No sé, solo… me pareciste linda. – dijo con balbuceos. Solo pude reír ante eso.
-Ósea que ya no- le afirme aun mirándolo.
-Yo no dije eso- y volvió a voltear su rostro para mirarme. No podía evitarlo, había algo en el que hacía que me desconectara de este mundo por unos segundos. Sus profundos ojos mirándome, me derretían. Lo admitía, era muy atractivo pero… era mayor que yo por 4 años y podía ser que sucediera lo mismo que con Natthan. Saldría lastimada y no quería eso. Pero sabía que solo seriamos amigos y por una parte, eso me calmaba y me hacia feliz. De pronto su rostro comenzó a acercarse aun mas al mío, con nuestras respiraciones chocando y nuestras frentes ya unidas. Ambos sabíamos lo que estaba a punto de suceder, pero él no hacía nada por retroceder, al contrario se acercaba aun mas, poniéndome realmente nerviosa.
-Tengo que irme ya – exclame levantándome de golpe- No he avisado a Louis que no llegaría a comer. Me matara – puse de excusa a mi hermano para impedir aquel beso, aunque algo en mi interior hubiera deseado que sucediera. Pero, por dios, apenas lo conocía y me iba a besar con él.
Malditos impulsos.
No dijo nada, únicamente me miro con aquellos hermosos ojos que él poseía.
-Gracias por todo Zayn. – me despedí de él. Me acerque y rápidamente di un beso en su mejilla, y al instante corrí hacia la puerta de la casa, tome mi bolso y salí de esta.
Comencé a mirar por todas partes, y descubrí que era la misma calle donde vivía, pero la casa de Zayn estaba a unas 7 de la mía.
Para mi suerte, cuando llegue a casa Louis se encontraba completamente dormido en el sofá con un brazo y una pierna colgando. Aun no comía, lo supe porque el fregador se encontraba sin ningún plato sucio, y no pudo haberlo lavado, ya que él nunca lo hacía. Subí con prisa a mi habitación y me cambie de ropa por una más cómoda. Me puse mis sandalias y trate de bajar con naturalidad las escaleras, por si Louis había despertado, pero no lo había hecho, seguía dormido. Me di cuenta a mitad de las escaleras ya que lo escuche cantando “El libro de la selva”. No pude evitar más y solté una fuerte carcajada ante eso haciendo que el diera un brinco y callera del sofá.
-Vaya, no sabía que hacías eso – comente cuando deje de reír.
-¿Hacer qué? – pregunto Louis con un bostezo y acomodándose en el sofá.
-Cantar mientras dormías. Una nunca termina de conocer a sus hermanos eh- le sonreí a lo que él hizo lo mismo para luego dar otro bostezo. –No has comido, y ya pasan de las 6 de la tarde. Te parece si encargamos una pizza. – Le dije. No tenía hambre pero podía ser que el tal vez sí.
-Sí. Tú encárgala. Mientras llegas, me dormiré un rato más. – Dijo y fue acomodando su cabeza sobre mis piernas. Llame para encargar la pizza y mientras lo hacía veía como Louis dormía sobre mis piernas, y acariciaba su cabello.