CAPITULO 13

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Un frio recorrió mi espalda, había llegado a sentir una sensación extraña. Las pulsaciones aumentaban con el roce de las miradas, ella lucía tan segura, con autosuficiencia, y con ese mirar lleno de odio y rencor a mi persona, no sabía en que concluiría todo esto, pero juro que quiero golpearle la cara apenas el caso se cierre y me den sentencia.

Iba vestida con un vestido largo negro, y una pequeña capucha gris, se giró a ver a todos los que estaban conmigo, pasaba orgullosa la mirada por los ojos de Alan, Alonso, Bryan, Freddy y Wendy, además de Anastasia, mi madre y Mauro.

Avanzó despacio, sin preocupación alguna, seguramente con su dialogo bien estudiado y aprendido. Llego hasta el intermedio de la sala, justo a un lado de donde yo me encontraba. Desvíe la mirada para no retarla con la misma, no quería tener nada que ver con esa.

Le levantaron juramento pues sería testigo. Ella sin preocupación alguna, dijo que diría la verdad, y solo la verdad, espero que así sea.

Se sentó en la parte superior, en el banquillo de los 'juzgados', aunque ahora ella solo era testigo.

—Buenos días señorita Marisa, la hemos citado aquí, pues sabemos que usted fue mejor amiga de _________ Sáenz, la hoy detenida —Decía el padre de Freddy.

—Así es —Ella simplemente asintió, trago sonoramente saliva.

—¿Hace cuánto que la conoce? —Pregunto él.

—De vista... unos 2 años, pero conocer como tal, hace un año y medio.

—¿Cómo definiría a la señorita Sáenz?

Me miro, nuevamente aquel escalofrío regreso.

—Ella es... Voluble, a veces está tranquila, otras veces quiere arrancarte la cabeza, ve la fuerza como único método de solución a problemas.

—¿En qué momento se dio cuenta de esto?

—Hace ya mucho, ella siempre ha querido imponer su ley por medio de la violencia —Asevero.

—¿Ha tenido algún roce físico con ella? —Le cuestiono interesado.

—¡Objeción! —Dijo mi abogado molesto —¡No se trata de la forma de ser de la acusada!, necesitamos pruebas contundentes, no simples pleitos de vecindad.

—¡No da lugar! —Le respondió el juez, quien se veía entretenido, seguramente ya había intereses de por medio.

—Hace unos días... Llego a la escuela, no sé qué tenía, según yo estábamos bien —Comenzó su relato —Un día antes habíamos comido juntas —Abrí la boca, ¡Vaya mentira! —Y quiso golpearme, me insulto, luego se me echo encima, afortunadamente algunas personas me defendieron, y no dejaron que esa loca se me acercara.

—¿Hablas de locura?, es decir, ¿Un desorden mental?

—Sí, bueno no sé, pero yo llevo psicología como materia en la universidad... Y por su forma de reaccionar, puedo asegurar que ella no está bien mentalmente, incluso se dice que habla sola.

Negué con la cabeza, hice una mueca. No me sorprendía demasiado esto, después de todo, ¿qué esperar de ella?

—Eso es grave, ¿Sabe? —Se movió el abogado, poniéndose frente al juez hizo otra pregunta —¿Usted cree que la señorita Sáenz haya podido sustraer a un menor?

Marisa me miro por unos segundos, lo único que yo podía esperar, era que ella se arrepintiera y negara todas sus falsas acusaciones.

—Sí —Asevero —Estoy segura de ello, _______ es demasiado mala, no mide lo que hace, y por lo que sé del caso, solo quiero dar testimonio de algo. Y es qué, ___________ Nunca quiso a Margarita, no entiendo, ¿Por qué ahora querría a su hija?

Ángel Cruel 3 (Freddy Leyva y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora