CAPITULO 23

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—¿De verdad? —Me cuestionó ella incrédula.

—me encantaría que con un beso se sellara lo que te digo, pero... No podría frente a tu madre —Baje mi mano por su brazo hasta llegar a tocar sus dedos, entrelace entonces los míos con los suyos —Quiero hacer las cosas bien.

Yo sé que le gusto, y ella me gusta a mí, tal vez pueda llevar más fácil el proceso si me sincero desde el comienzo, que ella entienda que no quiero su amistad, que la quiero a ella completa, que quiero olvidarme del mundo con sus besos, y borrar las heridas con las caricias de sus manos.

No cruzamos más palabras, únicamente algunas miradas coquetas, el médico termino de hacer su trabajo y dejo algunos medicamentos que llevaba, eran todos muestras, pero le servirían por lo menos en esté día.

Lo despachamos, yo me quedé pues Fran me había invitado a comer en su casa, y claro que acepte, no había mejor forma de ganarme a mi futura suegra.

—¿Cómo te llamas? —El hermanito de Fran me hablaba.

Me volteé a verlo —Me llamo Alfredo, pero puedes decirme Freddy, ¿Y tú, cómo te llamas?

—Yo me llamo Fabián, Fabián Rangel —Me saludó de mano como todo un adulto.

Le devolví gustoso el saludo —¿Cuántos años tienes Fabián? —Cuestione.

—Tengo 10, y soy el hombre de la casa —Dijo orgulloso.

Me limite a sonreírle —Y ese hombre de la casa necesita comer bien —Dijo Fran llegando con un plato lleno de verduras y algo de carne, además de una ración de puré de papa.

Luego puso uno enfrente de mí para luego sonreírme. En poco tiempo continúo con dos más, uno para ella y uno para su madre. Y está ultima apareció caminando despacio.

Se sentó con una sonrisa en una silla y tomo su plato de comida —Ya me siento mejor —Decía ella. —Gracias hijo —Se dirigía a mí.

—Qué bueno, ya verá que pronto se recuperará por completo —Le dije.

En poco tiempo ya todos comíamos, había olvidado a que sabía la comida casera, aquella que se hacía más con el corazón que con especias. Que con un limitado presupuesto, sabía a gloria.

La madre de Francisca se llama Karen, no tiene padre, su hermano es todo un pequeño genio, ya que es el mejor promedio de la escuela, y según me dijeron, Fran esta becada, algo que ya sabía.

Hice un gran lazo con la señora Karen, se abrió muy rápido a mí, me la gane con haberle traído al médico, y ahora voy por su hija...

Ya alrededor de las 6 de la tarde, me iba a marchar, no quería molestar más su tarde de domingo.

Caminábamos rumbo a mi automóvil, Francisca y yo, hacía un poco de frio en el aire, por lo que todo se amenizó bastante para abrazarnos, lástima que nadie tuvo la iniciativa de hacerlo.

—¿Y sí paso por ti mañana para ir a la escuela? —Le cuestione.

—No, yo te veo allá, pero gracias por la oferta —Agradeció ella.

—Bien, entonces creo que ya me voy —Le dije.

—Sí, hasta mañana Freddy.

Me agache un poco para llegar a ella, no sabía dónde poner mis labios, aunque ella movió un poco su rostro para poner su mejilla frente a mí, nos dimos un beso amistoso en la mejilla. Aunque sentí haber tocado con mis labios la comisura de sus labios, haciéndome sentir un pequeño cosquilleo en el interior. Subí a mi automóvil y me marche, con el único deseo de probar sus labios.

Ángel Cruel 3 (Freddy Leyva y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora