CAPÍTULO 43

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ALFREDO:/

Llegue hasta donde desde entonces sería mi nueva oficina, con unas cuantas personas ya a mi servicio, lleno de expectativas sobre mi trabajo y sin una misión aún demasiado visible dentro de la empresa, pero con la disposición de trabajar al máximo.

Comencé a dar vueltas en mi silla giratoria, detrás de mi escritorio, había un pequeño dolor en mi pecho, que no me dejaba disfrutar del todo el momento, sin embargo lo ignoraba momentáneamente, pues no quería que nada empañara siquiera un poco con mi inmensa felicidad.

Saque del interior de una pequeña bolsa interna en mi saco la pequeña cajita que traía mi futuro. La abrí despacio, no podía creer que dentro de esa pequeña caja cabía algo tan valioso sentimentalmente, (Y monetario también) el anillo de compromiso que tenía planeado para mi pequeña salvadora. ¿Cuándo es el mejor momento para entregarlo?, esa es la verdadera cuestión, puesto que la disposición estaba más que puesta.

Moví la caja con firmeza, saque el anillo.

—Que hoy sea el día de suerte —Musité para mí mismo —Hoy tiene que ser mi día.

Tome el teléfono de la oficina, marque su número, esperando que respondiera a la brevedad posible.

—Hola, ¿Cómo te está yendo amor? —Pregunto tierna desde el principio.

—Hola pequeña, muy bien, ya estoy en mi oficina

—¡Qué bueno bebé!, eso me alegra demasiado —Decía tierna.

—Sí, y bueno... Se me ocurría salir a festejar hoy, tal vez a una plaza o algo así, tal vez a un parque, ¿O qué te parece una cena romántica? —Pregunte haciendo un tono tierno en aquella pregunta.

—Pero estarás cansado, ¿Seguro? —Pregunto ella preocupándose por mí.

—Claro, ¡Estoy completamente seguro! —Dije con firmeza.

Se escuchó una pequeña sonrisa de su parte —No sé porque eso me suena tan lindo, me encanta la idea, amor mío —Añadió.

—Entonces, ¿Paso por ti a las 9? —Pregunte con un pequeño tono cursi.

—Me parece perfecto, te amo, nos vemos luego —Dijo.

—Nos vemos amor —Colgué el teléfono.

Me di media vuelta y la puerta de la oficina se abrió firmemente. Tenía una sonrisa grabada en mi rostro, y pronto desapareció, para que reflejara una completa sorpresa, para dar a entender que en éste momento el nerviosismo era lo que estaba más presente en mí ser.

—¿Qué haces tú aquí? —Preguntamos al unisón.

Ella, el ángel endemoniado que atormentaba mi vida, ese demonio que cuando te sonreía parecía el más hermoso de los ángeles.

__________, la mayor perdición de mi vida, aquella que me movió, me llevo al cielo para dejarme caer en el inframundo, en un infierno con el que lucho cada día, ella... La misma que me ha dejado solo más de una vez, la misma que me odia y no teme demostrarlo, aquella que me confunde con cada palabra, sí, ella... La que me vuelve loco con un beso, la que me toma el corazón teniéndome a un centímetro de ella.

Seré aquel patán que siempre fui según ella... Demonios, no caeré, ésta vez no caeré.

_________:/

Comencé a retorcer en mi mente una imagen, y es aquella donde ambos tenemos que estar juntos, por el compromiso del trabajo, llenos de labores y mil cosas que seguramente se nos vendrán encima, no podré soportar ni un día con éste imbécil.

Mi rostro se tornó lleno de molestia, con el más evidente de los enojos para con él, siempre con una cara de completa seriedad, que reflejaba tanto en tan poco. Algo que sólo alguien atento puede descubrir.

¿Qué puedo hacer con él?, ¿Es esto de lo que mi padre me hablo?, ¿Es aquí donde comienza mi misión? ¡¿QUÉ DEMONIOS HARÉ!?

Debo decirle que huya, debo pedirle que se vaya, que desaparezca, que no vuelva más que este lejos, que no vuelva a acercarse aquí, que se ubique lo más lejos posible de mí, pero sobre todo, que se aleje de mi padre. Contarle en el peligro en el que se encuentra, ya que aquí es zona de peligro, ésta es la zona de las muertes, y él no debe ni tiene que estar cerca de la misma.

—Pregunte primero —Me dijo en tono bajo.

Entre despacio hasta su oficina, eche un vistazo dentro de la misma, para después sentarme en la silla que estaba delante a su escritorio.

—Las damas elijen, creo que en éste caso yo elijo, así que... Contesta tú —Dije firme. Sin mover demasiado la cara, para que mi postura fuera recta.

Él tomo aire bien fuerte, lleno sus pulmones y luego soltó todo el mismo aire, no nos atrevíamos a vernos demasiado tiempo a los ojos, nos evitábamos un poco las miradas.

Hay algo aquí que me está matando, hay algo en el ambiente que no me deja estar en paz, es él el que me mueve y me hace sentirme llena de emociones, dudo que alguna de ellas sea positiva.

—Me han contratado, ahora trabajo aquí —Me contó él... Nos quedamos en silencio mientras algo dentro de mí se rompía.

—Mátame —Dije despacio, él no escucho.

—¿Y tú?, ¿Qué haces aquí? —Pregunto ahora él.

—También, me contrataron hoy... —Hizo cara de sorpresa, cara de fastidio —Guarda tu rostro, que no te he dicho lo mejor —Hable entre una pequeña risa —Soy parte de tu equipo de abogados ahora.

Él movió la cabeza sin creer lo que le estaba diciendo, y es que ni yo lo pensé por un segundo.

—Al parecer algo se empeña en que tú y yo estemos unidos, ahora en el trabajo, antes en la escuela, ¿Después qué será? —Pregunto un poco molesto.

—Créeme que soy la última persona que quisiera trabajar contigo —Le dije firme —Pero tengo un hijo, y debo trabajar por él.

—Y yo prometí cuidar de ti, y de él, tal vez ahora será más fácil...

—¿Por qué no renuncias? —Fui clara, sincera, directa.

Él me miró mal, negó con la cabeza —En su caso, tú eres la que debe renunciar, yo tengo antigüedad, por lo menos más que tú —Añadió con una sonrisa burlona.

—Eres la misma pésima persona que tanto odiaba —Le hable molesta.

—Espero que no seas la manipuladora loca e incomprensiva que conocía, que ya hayas madurado un poco —Fijó aquello.

—¡JA! —Me reí con ironía —¿Tú, hablando de madurez?, es como escuchar a un político común de México hablando de honradez, ¿Con qué derecho moral puedes decir algo? —Pregunte sonriendo molesta.

—No arruines mi día, por favor —Hablo serio Freddy.

—Tú ya arruinaste el mío —Señale bastante seria, molesta.

—No me regreses el favor —Dijo.

—Hablaré seriamente contigo por un momento Alfredo, ¿De acuerdo? —Pregunte. Él asintió con la cabeza —VETE —Le dije clara —Aquí no estás bien, te lo digo de corazón... VETE —Agregue.

Él me miró extrañado, no entendía completamente mis palabras, sin embargo espero de verdad que pueda hacerme un poco de caso... Que renuncie, y que se vaya de aquí, que nunca más se aparezca en mi camino, o el de mi padre.

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Hola bebés de luz, pasen a desearme feliz cumpleaños, hoy 15 de abril, es mi cumple YEIH, Su mamá de luz es una anciana ya jajaja 18 años:3 

BESOS<3

Ángel Cruel 3 (Freddy Leyva y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora