Viviendo Con Vampiros (Diabolik Lovers) [EN EDICIÓN]

¿donde están los demás? .-.

(N/A: Este capítulo se desarrolla un mes después del anterior, "Naturaleza demoniaca")

Aimi P.D.V

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Todos pasamos por algún momento traumático en nuestra vida, evento del que siempre vamos a querer evitar hablar.

-¡SUBARU!-.

Días antes

Por fin llegué a la cafetería, saludo a Mizu y a Yurika. Me pongo el uniforme y comienzo a atender. Luego de algunas horas salgo ya con mi ropa puesta y pido un taxi, me deja en frente de la mansión, le pago y me bajo.

Yui no había ido a trabajar porque estaba haciendo noséqué con Yuma en nosédonde.

Abro la puerta de la mansión y me dirijo a la cocina para tomar una manzana.

-ah, Aimi, ya llegaste-dice Reiji con un maletín en la mano.

-¿me necesitabas?-pregunto y muerdo la manzana.

-vamos a salir, Subaru se quedará contigo-casi me atoro con el pedazo de manzana en mi boca.

-ni que necesitara niñero-digo cruzándome de brazos y fulminando a Reiji con la mirada. Él ríe un poco y sale de la cocina. Termino de comer mi manzana y voy a mi cuarto, enciendo la luz y pego un leve brinquito.

-¿te gustan los libros de misterio?-pregunta Ayato sentado en mi cama con uno de mis libros en la mano. Pongo una mano en mi pecho.

-que susto me has dado-me quejo acercándome a él con la intención de quitarle mi libro-. Dame el libro-digo largando mi mano, él me lo entrega con una sonrisa arrogante.

-creo que Reiji ya te dijo que nos iremos por un tiempo-.

-¿y un tiempo es...?-pregunto quitándome la chaqueta y colgándola en el perchero.

-una semana-responde Ayato.

-¿como convencieron a Shuu para que vaya con ustedes?-pregunto, me empino para alcanzar el estante al que corresponde el libro y lo dejo en su lugar.

-a mí no me preguntes de eso-responde y me volteo hacia él. En un momento él está frente a mí.

-ya entendí, no preguntarte sobre eso. Lección aprendida, ahora, deja de acosarme-bromeo empujándolo levemente.

-ya quisieras que Ore-sama te acosara-dice sonriendo arrogantemente.

-ya quisieras que yo dejara que me acosaras-sonrío aún más arrogante.

-puedo acosarte si quiero-.

-puedo dejarte en coma si quiero-.

-puedo ponerme celoso si quiero-.

-¿eso que tiene que ver, Oreo-baka?-.

-puedo besarte si quiero-continúa.

-te pregunté algo-me quejo.

Siento su fría mano levantando ligeramente mi mentón y haciéndome mirarlo a los ojos, se encorva un poco y une sus labios con los míos.

Un tacto cálido, a pesar de que nuestros labios estaban fríos, lleno de ternura y sin perversión de por medio.

Baja sus manos a mi cintura y yo me paro en puntitas colocando mis manos en sus mejillas. Nos separamos por un momento para tomar aire y volvemos a besarnos.

Era como si toda la vida hubiera estado esperando ese beso, no quería que jamás acabara.

-¡AYATO, BAJA DE UNA VEZ!-grita Reiji desde la primera planta. Nos separamos.