Viviendo Con Vampiros (Diabolik Lovers) [EN EDICIÓN]

Fiesta (1/2)

Narra Aimi

-¿Ya están listos?-pregunta Reiji llegando frente a nosotros.

-no quiero ir-me quejo por millonésima vez. Reiji me fulmina con la mirada. Yo llevaba puesto un vestido con la parte de arriba blanca y la parte de abajo de un color azulado, mi cabello recogido por una peineta y unos tacones blancos (N/A: Aimi en multimedia xd)-. En todo caso, ¿Por qué Tougo decidió hacer ésa fiesta?-.

-siempre hace fiestas-responde Ayato haciendo una mueca. Hoy es el día, hoy diré a quién escogí. Estoy nerviosa pero sé que es la elección correcta. Nadie sabe mi respuesta.

°°°

-Aimi, te vez muy bien-dice Yougo tomando mi mano y besándola. Hago una ligera reverencia.

-gracias-respondo y retiro mi mano. Veo a Yui a lo lejos y voy hacia ella-. Estoy nerviosa-murmuro luego de abrazarla.

-todo estará bien, los demás entenderán tu elección, aunque no me hayas querido decir a quien escogiste-dice lo último con tono de reproche.

-¿Y Mika?-pregunto.

-Emma la está cuidando-responde Yui.

Mika es la hija de Yuma y Yui, tiene dos semanas de nacida.

°°°

-¿Me permites ésta pieza?-pregunta Kanato largándome su mano, la acepto. Él coloca sus manos en mi cintura y yo coloco las mías en sus hombros, comenzamos a bailar al ritmo de la música-. ¿A cual de mis hermanos elegiste?-.

-Kanato, si te lo digo a tí, Yui me matará por no haberle dicho a ella antes-respondo haciendo una mueca.

-tienes razón, en todo caso, espero que escojas bien-.

-me siento mal por Haru, es decir, es mi mejor amigo y...yo nunca me enteré de sus sentimientos hacia mí-.

-las cosas pasan por algo, Ai-chan-asiento y resoplo. Cambiamos parejas y yo quedo con Reiji. Bueno, ésto es un poco incómodo. No, no escogí a Reiji y por eso es incómodo. Terminamos de bailar y me dirijo a donde estaba Kanato, quien me larga una copa con sangre en su interior. La tomo de un sorbo.

Mis padres ya sabían que yo era un demonio, se los había comentado hace una semana. Recibieron la noticia muy bien, y, además, dijeron que, teniendo vida eterna, no era necesario que fuera a la universidad.

-Teddy pregunta que cuando te le confesarás a esa persona-dice Kanato mirándome por el rabillo del ojo.

-sé que sonará un poco cliché, pero será en el atardecer, exactamente dentro de diez minutos. Cité a esa persona y, cuando llegue, me le confesaré-respondo.

-lo cliché no siempre es malo-dice Kanato y me sonríe.

-supongo, en todo caso, tengo que prepararme mentalmente-.

-oh, vamos, no es como si fueras a asesinar a alguien-dice burlonamente.

-si escojo a uno, los otros quedarán con el corazón roto, y no conozco peor muerte que esa-murmuro y resoplo. Pongo una mano en mi pecho, nunca me había sentido así de nerviosa. En éstos momentos, desearía que mi abuela siguiera viva. Instintivamente dirijo mi mirada al balcón y veo allí a una silueta femenina, tomo otra copa llena y me dirijo hacia ese lugar-. ¿Hola?-pregunto entrando, me encojo de hombros y tomo la sangre. Me adentro en el balcón y pongo mis manos en el barandal. Frunzo los labios mirando el cielo que comenzaba a ponerse de un color rojizo. Falta tan poco.

-¿Nerviosa?-pregunta una dulce voz muy conocida para mí. Miro a mi costado sorprendida.

-¿Abuela?-.

-así es-se acerca a mí y pone una mano sobre mi hombro-. Sinceramente, pensé que escogerías a Kanato-.

-¿Kanato?-pregunto confundida y ella asiente. Mi abuela se veía más joven, más radiante y menos demacrada por la enfermedad-. Pero Kanato ni siquiera gusta de mi-.

-lo sé-responde e infla los cachetes-. Pero eso no tiene nada que ver, te dije que existían amores no correspondidos-.

-sí, sí, como digas-respondo riéndo-. ¿Y comO pudiste venir?-.

-bueno, ví que necesitabas ayuda. No sé, palabras de apoyo o algo así-.

-¿Y como es todo allá?-.

-muy bien, la verdad. Me encontré con Jin, te pide disculpas y dice que no fue tu culpa-.

-¿Él no vino?-.

-está detrás tuyo-responde sonriendo. Me giro encontrándome con Jin sonriéndome.

-ya viene esa persona que llamaste, Aimi -dice Jin y acuna mi rostro con sus manos-. Lo lamento por todo, y sé feliz-comienza a desaparecer en pequeños brillos y, en menos de nada, nadie está frente a mí. Me apoyo en el barandal mirando hacia el cielo.

-¿Me llamabas?-me giro hacia esa persona y sonrío.

-sí-.