Un "Lo siento" No es suficiente.

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 No tenía cara de broma por ningún lado. Eso era peor que nada, Jane tampoco podía creerse que fuera tan... estúpido.
Si, esa era la palabra describirlo en ese momento.
Lo que más odiaba era que se había perdido de comer hamburguesas con Alan por simple capricho suyo.
Caminó de mal humor hacía dentro de la casa y resopló molesta.
Cocinar. Si, tendría que cocinar. Como si le gustara mucho hacerlo.

¿Cómo es que le gustaba una persona tan difícil y molesta como Jason? ¿Acaso sus neuronas estaban quemadas?

Se detuvo en mitad de la sala, colocando su bolso sobre la mesa y lo miró.

-¿Acaso no cocinas perfectamente bien, eh? – A Jane se le hizo imposible tragarse su irritación - ¿Qué tengo que ver yo aquí?

- Que Prefiero comer tu comida. – contestó Jason sonriendo con sarcasmo - ¿Acaso necesitas más que eso?

Jane se tragó el insulto que atragantado en su garganta y dejó escapar un poco de aire para controlarse y pensar un poco, No quería discutir con él, tampoco quería intentar comprender su absurda y estúpida lógica, lo que si quería evaluar su sentido común ¿!Acaso lo había dejado olvidado en alguna parte de su cerebro!? ¿Por qué simplemente no ignoró su llamada? Bien pudo haberlo hecho e irse con Alan y librarse de todo eso, pero no lo hizo, simplemente había ido a casa ¿por qué?¿!Qué había en su cabeza dura!? Entonces se dio cuenta de que lo que había era preocupación, seguía teniendo el mal hábito de preocuparse por él. Lo cual la ponía en un lugar mucho más tonto aún, ella misma se lo había buscado.
Pero bueno, Había aprendido a no lamentarse por las cosas que hacía así que no le quedó más que agradecer a Dios por haber hecho de esta situación un error del cual había aprendido algo: no siempre tendría que acudir a Jason cuando dijera la palabra "Importante"
Esto era una tontería.

Le dedicó otra mirada asesina y luego se dirigió a la cocina. Si se quedaba cerca de él por mucho más tiempo, terminaría gritándole y aunque la idea fuera tentadora, se sentía demasiado agotada como para mantener una pelea con él.
Jane se lavó las manos en el fregadero y se mordió el labio ¿Qué haría para comer? Lo pensó por un momento cuando la voz de Jason le interrumpió el pensamiento.

-Puedo ayudarte si quieres – Le dijo. Ella casi se va de espaldas al escuchar la frase y la serenidad con la que lo había dicho, Lo miró inmediatamente, Ahora más que enojada, sorprendida. ¿Era ese Jason? ¿No se lo habían cambiado? Parecía increíble, el Jason que ella conocía Jamás le hubiera ofrecido ayuda.

-Define "Ayudarte" – Aludió desconfiada, Jason sonrió y se caminó hacía donde ella se encontraba en la cocina.

-Solo ayudarte – Repitió con la misma tranquilidad – podría hacer el arroz y tú la carne.

-¿Quieres carne?

-Mejor yo haré la carne – dijo después ignorando su pregunta – Tú haz el arroz.

La castaña casi espantada por su actitud se quedó observándolo detenidamente por más de cinco minutos y... Nada. No había nada.
Le fue imposible adivinar qué era lo que estaba pasando con él, su expresión parecía la misma, incluso su voz sonaba igual, aunque bueno, se veía de buen humor y eso ya era extraño. Pero nada más. ¿Por qué tenía que ser tan rarito? Es que le quedaba difícil entender su complicada personalidad ¿Habría recibido de pequeño algún golpe en la cabeza? No se quejaba de su ayuda, Cocinar en grupo siempre era mejor. Pero ¿Por qué carajos tenía que ser tan cámbiate?

Seguramente la iba a enloquecer.

Aunque la idea de que cocinar con él, no podía ser tan mala después de todo.

Jason tomó de la nevera algunas verduras y las colocó sobre el mesón de la cocina en orden como si estuviera organizando algunos libros ¿Por qué no se le ocurrió antes? Si era organizado, seguramente también debía saber cocinar, era simple, sentido común. Definitivamente Jane lo debía tener perdido en algún lado de su cabeza. Después de las verduras Jason sacó una tablita de madera mediana y la colocó sobre el mesón para protegerlo del cuchillo y luego empezó a picar las verduras una a una con una agilidad que daba miedo. Increíble. Bueno, increíble porque era él.
Jane lo observaba mientras buscaba el arroz que estaba guardado en uno de los estantes que superiores de la cocina, Él parecía muy concentrado en lo que hacía, entonces ella Recordó que en la entrevista también lucía así. Quien diría que un tonto como él podría cocinar. Se quedó observándolo fijamente por tanto tiempo que casi olvida que ella también debía ponerse hacer lo suyo. Que tonta. Lavó el arroz tres veces y luego se encaminó hacía la olla arrocera que estaba ubicada aproximadamente a tres metros de ella y a tan solo uno de Jason. No pudo evitar darle otra mirada en su camino hacia donde se encontraba la olla. Se veía tan... Lindo, atractivo e incluso sexy, seguramente era por la firmeza de sus facciones faciales. Era muy difícil no girarse para verle.

-Puedo... - Le dijo Jason y la miró con una sonrisa pícara en los labios, como si se hubiese dado cuenta de que ella lo había estado observando y quería que ella supiera que él lo sabía. Típico. Era tan... desesperante – Puedo enseñarte a cocinar, si quieres.

-¿Qué? – su voz sonó tan débil que le fue imposible ocultar la sorpresa, mierda, debió saber que él notaria que ella lo estaba mirando, cambió la dirección de sus ojos rápidamente. ¿Enseñarle a cocinar? Claro.

-Si quieres – repitió él – solo si quieres.

-¿No será como cuando me enseñaste a manejar bicicleta o sí? – Jane alzó una ceja.

-No puedo prometerte que no será igual – él sonrió – eres demasiado terca, pero lo intentaré.

Jane dejó el arroz a un lado y se acercó con quedo, casi desconfiada hacía él. En ese momento se dio cuenta de que no aprendería mucho teniéndolo tan cerca. Su mirada se desviaba inconscientemente hacía Jason y es que no podía evitarlo ¿Qué pasaba con ella esa tarde? ¡Se suponía que estaba muy molesta con él!

-Primero debes saber elegir entre que verduras le pondrás a la carne y la cantidad de condimentos que le echarás, así no tendrás sabores muy fuertes o muy débiles – Jason puso a su vista algunos ajís, cebollines y otras verduras más. Jane alzó la ceja - y luego los picas con cuidado de modo que no te queden ni muy gruesos ni muy delgados ¿Vale? – él corto una rodaja de los cebollines y picó un ají para mostrarle a ella como se hacía y desvió la vista hacía ella, Ella lo había observado atenta, Bueno, lo más atenta que pudo y luego sonrió.

-No parece tan difícil. - comentó

-No tiene por qué serlo – Jason le pasó el cuchillo con una sonrisa en los labios – Es tu turno.

-¿Eh? – Frunció el ceño - ¿Mi turno?

-Sí, si quieres aprender tienes que practicar.

Claro, la práctica. Era terrible en la práctica.
Jane ocupó el lugar de Jason frente al mesón en la cocina y él se sostuvo de pie detrás de ella, su figura de espalda se veía tan... Delicada y sencilla, Tan Jane... Sonrió para sí mismo y se obligó a si mismo a entrar en razón, no debería de estar pensando en esas cosas, no en ese momento, guió sus ojos a los cortes gruesos de cebollín que estaba haciendo y volvió a reír, Definitivamente, la cocina no era lo suyo.

-Más delgados de Jane – le dijo y ella tomó la sugerencia de mejor modo posible. Los partió más delgados – Más gruesos – le dijo después. Jane frunció el ceño ¿Delgado o grueso? Que se pusiera de acuerdo ¿No? Como fuera, estaba claro que No lograba hacerlo bien. Jane dejó el cuchillo a un lado y respiró, estaba a punto de darse por vencida.

-No voy a conseguirlo – Se quejó girándose hacía él – De aquí a que yo aprenda terminaras muerto del hambre, ya casi son las 4 de la tarde.

-No importa – dijo él – Anda date la vuelta y coge el cuchillo otra vez.

-¿Eh?

-Que te des la vuelta. – Jane se dio vuelta más por la seriedad de sus palabras que por gusto propio y volvió agarrar el cuchillo. Era tan irritante que incluso en la cocina el fuera mejor que ella. – Ese no es el modo de agarrar el cuchillo – Le dijo después y sin pedirle permiso se colocó detrás de ella, situando las manos sobre las suyas, Jane trago gordo, Vale, eso no se lo esperaba. Definitivamente no. – Debes sostenerlo de este manera – agregó y con sus manos sobre las de la castaña empezó a partir las verduras del modo en que debían ser partidas, con cuidado y con agilidad. Jane posiblemente hubiera estado aprendido más si el maestro no hubiese sido Jason, ya que sentir su respiración sobre la nuca era... desconcentrante y... difícil, no podía mantener la mente clara – ¿Ves que es más sencillo así? - le murmuró luego con voz tenue al oído, pero su cálido aliento de menta le rozo el lóbulo de la oreja al momento en que él hablo y esto terminó por desconcertarla más de lo que ya se encontraba. Su cercanía era muy agradable y no le molestaba para nada, era todo lo contrario, le gustaba, le gustaba más de lo que podía soportar y ella sabía que eso era malo.
Así que Tomó un poco de valor y dio un paso para alejarse de él. Jason la miró extrañado y luego volvió en sí.
Pero ella seguía mirándolo con el ceño fruncido, la actitud del rubio era lo que más la confundía y si no hacía algo, terminaría por besarlo y No podía hacer eso.

Reposó sus manos en el borden del mesón. Estaba nerviosa.

-¿Has comprendido cómo es? – Dijo Jason después de un momento mirándola, en un intento de ignorar la extraña cosa que había pasado allí, entre ellos, dejó el cuchillo de lado y dejó escapar un poco de aire, estaba tan contrariado como Jane, el olor de su cabello café oscuro de pronto lo había vuelto loco – No es difícil ¿verdad? – le sonrió de mentiras.

No era algo que solo pudieran ocultar y ya. Pero ninguno tenía el valor para hacer algo. Jane por miedo, Jason por confusión. Por creer amar a alguien más.

La castaña apretó los labios y le sonrió de mentiras también. Decidió dejar las clases de cocina hasta allí por ese día y se puso hacer el arroz. No quería imaginar que impulso tendría si se mantenía tan cerca de él por más tiempo.

Cuando el arroz estuvo listo, ella se encargó de poner los platos sobre la mesa y Jason sirvió la comida.
Un trabajo de equipo.
Pero El ambiente aún se sentía algo pesado entre ellos, a pesar de que esa era la primera vez que hacían algo juntos, como esposos de verdad. Había una vibra que los estaba obligando a actuar como extraños, como si quisieran mantenerse alejados el uno del otro.
Y eso querían, pero las cosas no duran para siempre, este comportamiento tonto, no sería la excepción. Una vez la comida estuvo en sus bocas, la mala energía pareció esfumarse también.

Mmm... Deliciosa.

La carne estaba deliciosa.


-¿Dónde aprendiste a cocinar tan bien, eh? – preguntó Jane sentada frente a él en la mesa, Él solo ahogo una risita.

-Viví solo alrededor de año y medio antes de ser famoso, Jane, me tocaba cocinar para sobrevivir, supongo que fue la práctica. – fue Jane la que rió ahora, ella había vivido sola por casi 8 años y no sabía hacer más que un estofado.

-No sabía que habías vivido solo por año y medio, y solo hasta ayer me entere que sabías cocinar.

-Supongo que hay muchas cosas que no sabemos el uno del otro todavía. – Jane bajo la mirada al plato. Era cierto. Pero ¿Quería saber más? No esa no era la pregunta, la pregunta era ¿Le convenía enredarse la vida más de lo que ya la tenía conociéndolo más?


Después de la comida Jason decidió que también quería lavar los platos.

Algo debía de ir muy mal con él ese día para que estuviera actuando de esa forma. Jane solo alzó una ceja y se cruzó de brazos.

-¿Qué es lo que está pasándote hoy, Jason? – Le preguntó casi preocupada - ¿Por qué actúas tan raro?

-¿Es raro que quiera lavar los platos? – Jane rió.

-¿En serio tienes que preguntar?

-Me siento aburrido y quiero hacer algo, eso es todo.

-¿Eso es todo? - No podía creer que se lo dijera con tanta serenidad. Le molestaba que estuviera tan sereno - No entiendo tu extraña forma de ser.

Jason la miró mientras colocaba los platos dentro del fregadero y esbozo una sonrisa

-Yo no entiendo la tuya. Supongo que estamos a mano. – Jane dejó escapar una risita cínica mientras se le acercaba.

-¿No sabes que mi personalidad es lo único que me hace aguantarte? – él volteó a verla con el ceño fruncido y ella metió la mano en el chorro de agua que salía de la llave del fregadero y le mojó toda la camiseta, de la misma forma en que lo había hecho el día de la entrevista, solo que esta vez, no había nadie grabándolos.
Jason se notó sorprendido mientras las gotas de agua le recorrían el estómago y parte de la cara. Tan chistosita.

-¿Así que Quieres jugar, eh? – le dijo burlón y reunió un poco de agua en sus manos para lanzársela luego, pero Jane era más rápida y salió bien librada. Jason no logró mojarla y Se mantuvo seca, aunque no por mucho tiempo. Él volvió a intentarlo reteniendo agua ahora en un vaso mediano y se la lanzó nuevamente, está vez, por más que ella se agacho el agua la alcanzó. Todo su brazo derecho y su pecho quedaron completamente mojados. Jason se rió satisfecho, Pero Jane al parecer no pensaba lo mismo, estaba riendo, sí, pero con la malicia de aquel quien piensa en cómo desquitarse y no le fue muy difícil pensar en algo.
Se dirigió a la nevera mientras Jason reía y sacó el jarrón que contenía el agua. Él la miró extrañada y paró de reírse, Claro ¿Por qué se le iba hacer raro que ella se defendiera con Agua fría? Era tan elocuente, él tomó ahora una tasa mediana y la llenó con agua del fregadero, luego caminó hacia ella con una sonrisa en el rostro. Si ella quería jugar, él también sabía cómo hacerlo.
Así que empezaron. Ella tomó la ventaja y le lanzó la mitad del jarrón de agua, y él descargó todo el contenido de la tasa sobre ella, Pero ninguno de los dos terminó mojado y a cambio recibieron una cocina inundada de agua. Perfecto. Ambos se hubiesen quejado en otra situación, pero estaban tan concentrados en mojarse el uno al otro que ninguno le prestó mucha atención. Jason volvió a llenar la taza y Jane amagó con la que aún tenía en el jarrón. Amagó en tirársela una segunda vez mientras daba un paso para acercarse a él y se la lanzó en el tercer intento mojándolo por completo, la piel de Jason se erizó al sentir el agua fría, pero entonces él se aprovechó de la situación también y descargo sobre Jane toda el agua que tenía en a tasa.
Un comienzo épico para una guerra de agua.
Ambos empezaron a reírse como niños mientras corrían por toda la cocina lanzándose agua. El reto era quien mojaba a quien y parecían disfrutarlo. El agua les bañaba la piel y les alimentaba el humor. Nunca antes se habían reído tanto.
Cuando se cansaron, ambos parecían no tener fuerzas y no por el esfuerzo físico sino por el ataque de risa que cada uno tenía. Jane se reía de Jason porque no había una parte de él que no estuviera empapada y Jason se reía de ella porque estaba completamente despeinada y con el cabello mojado por partes.

-Fue tu culpa – Le dijo ella entre risas – Nadie te mando a quejarte de mi personalidad. Te toca secar el piso.

-Tú empezaste – respondió él riendo del mismo modo – y estás más mojada que yo, así que te toca a ti.

-¿Yo? – Murmuró ella con un falso asombro – Mi cabello está seco en algunas partes, pero tú... – se burló - Tú no tienes una parte que no esté mojada, Te toca a ti, está más que claro. – Jane dio un paso hacia él para echarle el último contenido de agua que le quedaba en la jarra cuando resbaló y cayó al suelo.
Jason estalló en una risotada des contenida y se le acercó con la única intención de hacer lo que ella iba hacer primero, mojarla con lo último de agua que quedaba en su taza, pero la suerte no andaba de su lado y cuando se dispuso a hacerlo, Jane le agarró del pie y lo hizo caer al suelo también. Quedo tirado junto a ella.
La castaña empezó a burlarse tirada en el suelo por la gran hazaña de haber hecho caer al Gran Jason McCain y él, muy lejos de enojarse por eso, se rió también, le era muy difícil aguantarse la risa cuando la veía a ella riendo tan... despreocupadamente. Le entristecía el hecho de que ella pocas veces sonreía así estando con él.
Jason giró su cabeza hacía ella y mermó la risa mirándola fijamente.

-¿Ves lo que te pasa por vengativa? - ella puso cara de sorprendida.

-¿Yo?¿Vengativa? – Se burló - Te recuerdo que estás en el suelo también por la misma razón. – Jane giró su cabeza para verlo también, mientras el agua en el suelo le rosaba la mejilla que tenía puesta contra el piso. – Eres muy extraño en verdad, Jason – le dijo después - pero gracias por hacer el intento de enseñarme a cocinar. – Él esbozo una sonrisa sincera mirándola, el agua también rosaba la mejilla que él tenía contra el piso.

- Gracias a ti por aguantarme – murmuró y la sonrisa salió de sus labios inevitablemente. Jane se sintió... Feliz. No era el simple hecho de estar tirada en el suelo con él, era todo lo que eso significaba. Significaba que lo quería.

Aunque, Quizás, en la realidad eso no era tan bueno...
Soltó un corto suspiro y le dedicó una mirada más a Jason, perdiéndose en esos ojos claros, mientras se preparaba para levantarse del suelo. Pero, Jason no se lo permitió.

Simplemente, La frenó con un beso.

Y es que no pudo contenerse al ver la profundidad con la que lo miraba, al ver el brillo en sus ojos cafés. No, no podía ni tampoco quería dejar pasar la oportunidad de besarla. Pero ¿Y ella?
Ella no solo se puso nerviosa al sentir el cuerpo de Jason encima suyo y el agua del suelo alrededor de su espalda debajo, sino que también perdió cualquier habilidad motriz con la que contara. Estaba demasiado sorprendida para reaccionar a tiempo. ¿Cómo no lo vio venir? ¿Cómo Jason podía ser tan atrevido para besarla? ¿Cómo podía ella no sentirse molesta porque él lo estaba haciendo? Dejó de pensar en el mismo momento en que sus labios se entremezclaron con los de Jason e inevitablemente le siguió el juego. Le era muy difícil no besarlo cuando había sido él quien extrañamente había dado el primer paso para hacerlo sin ninguna razón aparente. Le era difícil esquivar sus labios, simplemente le era difícil no desear que la besara. ¿Dónde estaba su juicio? Se preguntó ¿Por qué la estaba besando? Pero las preguntas en su mente se desvanecieron con la neblina al amanecer cuando los labios de Jason bajaron por su cuello y sus manos le recorrieron desde el hombro hasta la cintura con tanta delicadeza que su piel se erizó.
Estaba pasando de nuevo y ni siquiera podía pensar con claridad.
Jason metió sus manos debajo de la blusa de Jane y la miró a los ojos. Ni siquiera él podía explicarlo, simplemente sabía que la deseaba, Nunca había deseado tanto a una mujer como la deseaba a ella en ese momento.
Ni siquiera había pensado en detenerse y cuando la besó tampoco lo hizo con la intención de llevarla a la cama. Pero las intenciones cambian.
Volvió a besarla y Jane volvió a aceptar que sus labios se unieran. La razón es que él no le dio el tiempo suficiente para que pudiera esclarecer su mente y obligar a su cuerpo a responderle cuando su cerebro le ordenaba que se detuviera.
Jason le acarició el abdomen cálido debajo de su blusa y luego se la levantó hasta por fin sacársela por completo. Él se quitó su camiseta también y el tiempo que necesitó para hacerlo fue de tan solo unos segundos. Capturó los labios de la castaña nuevamente y pasó los brazos por la espalda de Jane que se sentía húmeda debido al piso mojada debajo de ellos.
Era increíble que no pudiera hablar. Quería detenerlo, quería... no quería. Pero debía. Tan solo no podía.
El simple hecho de sentir su torso desnudo sobre ella la desestabilizaba. Y pensar en que ella tan solo tenía su brasear empeoraba todo.
Jane lo abrazó fuertemente atrayéndolo contra su pecho mientras él bajó la mano a sus piernas y empezó a recorrerla desde el muslo hasta la entrepierna. Ella sabía que él estaba yendo demasiado lejos, que no podía permitírselo y que debía parar o acabaría en su cuarto y en su cama nuevamente. Pero su instinto la dominaba y los sentimientos también.
Lo abrazó más fuerte aún y lo besó suavemente, Haciendo que Jason perdiera la noción del espacio y de la situación, haciendo que en su mente en ese momento, solo existiera ella. Él la beso con ternura por un momento, pero luego Jane lo detuvo, separándose de él con cuidado y lo miró directamente a los ojos, no podría decir por qué, pero ella estaba aguantando las ganas de romper en llanto. Podía verlo, él la conocía.

-No podemos hacer esto Jason... - murmuró ella en tono apacible, casi quebrado – es... Yo... tú sabes que no podemos.

Jason dejó escapar un poco de aire y trago gordo, para luego apartarse de ella confundido.
Era verdad... no podía... pero entonces ¿Por qué sentía que la necesitaba? No era el hecho de estar con una mujer, era el hecho de estar con ella. Casi no pudo controlarse. Pero ¿realmente quería mantener el control? Con tan solo mirarla, no quería más que besarla, que abrazarla, que dormir junto a ella.

-Jane... Yo solo...- tartamudeo un poco - No sé qué me pasó – La castaña recogió la blusa mojada del suelo y se cubrió el pecho con ella, ocultando así de la vista de Jason sus pechos. - Lo siento.

Jane no dijo nada más y se levantó del suelo. Para ella no era suficiente un "Lo siento" y no fue capaz de mirarlo a los ojos.

-Yo Limpiaré la cocina – Se apresuró a decir cuando a ella estuvo de pie a su lado y luego miró al suelo. Se sentía un estúpido, Quizás lo era – no te preocupes.

La verdad es que no le preocupaba. Y hubiese preferido quedarse limpiando que haber subido a su habitación. Después de lo sucedido No podría dormir de todos modos.
Se dio suaves golpecitos en la cabeza reprochándose.
No podía creerse que por poco se dejó de llevar de Jason, que por poco... se entrega a él. Si las cosas fueran distintas, ella ni hubiera dudado, pero no era así. Si se hubiese acostado con Jason seguramente se hubiese arrepentido cuando despertara y se diera cuenta que estaba desnuda junto a él.
¿Qué pasaba? ¿Qué era lo que Jason quería realmente? Cuando se comportaba de ese modo no hacía más que confundirla e incluso hacerla pensar que él podía sentir algún sentimiento hacía ella.
Y si no era eso, lo único que hacía era lastimarla alimentando esperanzas
Era más factible que no fuera ese el motivo. Seguro solo quería estar con una mujer y ella era la más cercana
¿Qué más podía esperar? Después de todo, él era un hombre y un hombre tiene necesidades.
Se quitó la ropa empapada de agua dejándola en la ropa sucia y luego se dejó caer en la cama con tan solo una toalla envuelta. No sabía que todo se le haría tan complicado.
No debería ser complicado. Suspiró con quedo con la vista puesta en el techo de su habitación y una lágrima se le escapó de los ojos.
Si tan solo pudiera entrar en los pensamientos de Jason... si tan solo pudiera saber que sentía... quizás todo sería distinto para ella.

Se quedó dormida con ese pensamiento.


Amor por Accidente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora