"Fiesta" (Parte 1)

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Jane fue la primera quien dio un paso para alejarse de él y de sus brazos demasiado próximos a su cuerpo. El frio inesperado que la estaba recorriendo no era normal. Para nada. Ese era uno de esos momentos en los que tirarse de las cataratas del Niagara sonaba más divertido que cualquier otra cosa.
Más porque aún tenía en su nariz el olor fresco y arrasador de Jason y los pensamientos en su cabecita estaban entre claros y no. Esto explicaba, aunque odiaba reconocerlo (porque ella no era del tipo de chicas que hacía esas cosas) que le había gustado que Alice los hubiera encontrado así de cerca. Hasta ese momento notó que realmente habían estado invadiendo el límite en el espacio personal de cada uno. No, él había estado invadiendo su espacio personal. La cosa estaba en que ella lo había permitido.
La mirada de la rubia estaba, de una manera metafórica, exterminándola con todos los artefactos habidos y por haber. La castaña bufó. ¿Era gracioso, no? Ella con su despampanante cabello y su actitud de "Soy Alice con perfecta ropa y bonitos ojos Fisher" la hacía sentir desde el fondo, ridícula. Por ella, porque ambas sabían cómo era la situación, no tenía motivos para sentirse tocada porque lo que había visto, es decir ¿Acaso ya no se había ganado ya el amor de Jason? ¿No estaba segura de él? Jane torció los ojos por el desagradable pensamiento y se acomodó el cabello húmedo por partes debido a la caída al suelo que se le pegaba a la cara. Quizás era su imaginación, pero mientras se pasaba las manos por la cara, sentía los penetrantes ojos de La rubia siguiendo sus movimientos a todos lados. Momento definitivamente incómodo.
Y Jason no hacía nada. Nada. Solo la miraba a ella. Pero no a Alice, a ella. Se preguntaba si se estaba ideando alguna buena excusa para explicar la circunstancia, entonces se dio cuenta de que no había ninguna circunstancia que excusar puesto que ellos no estaban haciendo nada.
Solo deseaba que él pusiera en marcha su labia y palabras bonitas para mantener a la rubia alejada. No era que sintiera un odio sumamente profundo por ella, pero tampoco era que le simpatizara demasiado. Preferiría tenerla a mil millas de distancia si era posible por el bien y salud de todos. Se mordió el labio y cayó de en la cuenta de algo que no había pensado y que era importante ¿Qué hacía ella en su casa? Más importante aún ¿Cómo había entrado? Colarse para entrar a su casa no era la cosa más fácil del mundo, a menos que... tuviera una llave ¿Jason le habría dado una?
No. – un sentimiento cálido le cayó encima.
Lo miró. Ahora él estaba viendo a Alice y la rubia también había cambiado la dirección de sus hacia él, sus miradas estaban concentradas la una con la otra. Como si se estuvieran diciendo un mensaje secreto. Que solo ellos entendían.
Malo. Malo. Malo
Jane soltó aire y trató de ignorar el hecho de que seguramente Jason haría una escena romántica para que ella no malentendiera la situación. Peor.
A eso había que sumarle que el ruido desesperante de la canción que resonaba en el equipo le estaba produciendo jaqueca. Más bien la presencia de personas no deseadas. Como fuera, eran muchas cosas.

-Hey, Alice... - Lo oyó decir entonces y lo percibió tan confundido como ella por la presencia de la chica. Sintió un alivio. Él tampoco la esperaba. Lo que en podría ser bueno, no le había dado ninguna llave - ¿Cómo...? – Tartamudeó - ¿Cómo has entrado?
Alice esbozó una mueca en el rostro y con pasos lentos caminó hacia él. Se veía tan alta, tan bonita. Era imposible que una mujer como esa no le gustara a nadie. <<Alan>> - pensó - por alguna extraña razón a él Alice no le gustó, no en ese sentido. Sus zapatos de tacón de punta color negros parecían llevarse muy bien con el agua y el piso mojado ya que caminaba a través de suelo sin tambalearse.
Otra cosa que la hacía ver tan segura.
Eso era lo que le faltaba a ella.
-La puerta estaba abierta – Respondió.
-¿Abierta? – repitió Jane incrédula para sí misma y recibió la dura mirada de Jason.
-¿La dejaste abierta? - le preguntó él, a un tono en el que solo ella podía escucharlo, casi un susurro. Jane se quedó sin responder apretando el labio que tenía capturado entre sus dientes. No lo recordaba. Cuando entró ¿Había cerrado la puerta? O.. ¿No? Repasó sus pasos, devolviéndose hacía el pasado, unos minutos antes a cuando había llegado haciendo un leve refunfuño.
Lo primero que había hecho: concentrarse en el escándalo de Jason, lo segundo: notar el desorden de la casa y avanzar al comedor, tercero: Apagar el equipo y luego encontrarse con él de sopetón. Lo que le daba una respuesta. Bingo. Tenía la razón. No se había percatado de cerrarla, ni siquiera sabía cómo se le pudo olvidar algo así ¿Estaba tonta o qué? Su silencio la delató y Jason hizo amagué de una sonrisa – Realmente eres descuidada ¿no? Y no parabas de decirme idiota a mí
-¿Disculpa? – Reprochó indignada - ¿Me estas llamando idiota?
Jason rio por lo bajo.
-Lo has dicho tú, no yo.
-Pues yo, eres un...
- Intenté llamar – Intervino Alice y Jane prefirió guardar silencio. Por un momento se había olvidado de que ella estaba allí. Jason y ella. ¡Demonios! - Pero al parecer o el volumen del equipo o "Lo que sea que hacían" – su tono no parecía querer ocultar el sarcasmo - no los dejó escuchar – para cuando dijo esto, ya estaba prácticamente frente a ellos dos. Mirándolos, otra vez, con esos ojos de desconfianza. Jane le sonrió de mentiras, como diciéndole "Es tu hombre, lo sé, no pretendo hacer nada para meterme en su cama" y después de verla a ella, lo volteó a ver a él. Frunció los labios y tragó gordo. Quería sonar indiferente y no sabía si iba a poder hacerlo.
-Supongo que ahora me iré ¿Verdad? – Jason se quedó callado. Un grito. Algo en su corazón deseaba detenerla, pero ¿Por qué su cerebro no le hacía caso? – Tengo a alguien a quien llamar – se rio falsamente con el conocimiento de que no llamaría a nadie y pasó de él con cuidado de que la suela lisa de su zapato no resbalara en el piso otra vez y la hiciera sentirse más "Fuera de lugar" de lo que ya se sentía. – Suerte con eso, te lo buscaste por provocador – fue lo último que susurró antes de perderse por las escaleras.
-¿Me vas a explicar o no? ¿Es así como no debo preocuparme? – el rubio se mordió el labio llevándose una mano a la frente. Estaba intentado borrar la imagen de la silueta de Jane en las escaleras y concentrarse en Alice – Jason... - tampoco tenía una respuesta para ella. Ni siquiera él sabía lo que estaba haciendo. Sentía que estaba jugando peligrosamente a algo. Antes, se había sentido tan vencedor porque se suponía que tenía lo que quería, pero ahora... en vez de haber obtenido el primer lugar en su juego, sentía como si estuviera bajando de posición y pronto llegaría al último, se sentía perdido.
-No era nada – Le respondió, atragantándose con sus palabras. Mentía. Los sesos le estrujaban la sien, a consecuencia de eso sentía un nudo más alborotado en su cabeza. Eso era algo, un sentimiento. Uno muy profundo, uno que se encendía terriblemente cuando Jane estaba cerca. Algo que no podía controlar. Y eso lo hacía enojar. Porque no quería sentir como perdía el control de sí mismo.
-Jason... - murmuró ella mientras él se giraba un poco y bajaba el volumen del equipo que en ese momento tocaba la canción "Titanium" – estabas a punto de besarla, ¿Dices que no es nada?
-No íbamos a besarnos - dijo. Sabía que aunque él hubiera querido hacerlo, no hubiera podido. Jane le hubiera dado un golpe en el intento - estábamos jugando, solo un juego. ¿Sí? – él se acercó a Alice y le tomó la mano, luego la miró a los ojos – Confía en mí ¿Vale? – Silencio - Dejemos que el tiempo sea quién nos diga que va a pasar con esta relación - la rubia soltó un suspiro y tragó gordo. Algo le decía que lo estaba perdiendo, que lo perdía con el pasar de los minutos y no podía hacer nada para retenerlo a su lado.
-Está bien – masculló. Pero a pesar de su respuesta, su corazón de oprimía. Dolía. Era extraño porque no sabía el porqué de su sentir, solo que así se sentía. A pesar de tener a Jason allí, frente a ella, diciéndole que no se preocupara, su corazón estaba inseguro. No podía creer en sus palabras. Lo miró una vez más y sin dejarlo hablar, lo abrazó. Se acurrucó en su pecho desnudo y retuvo el aire un momento ¿Cómo fue que tuvo que esperar a que él se casara para darse cuenta los semejantes sentimientos que guardaba hacía él? se quedó allí un momento, sintiéndose tranquila de su cercanía. Una que parecía irse poco a poco – Te quiero – Murmuró, esta vez Jason no fue capaz de decirle "Yo también"

Jane, en la segunda planta se dejó caer al piso, conteniendo un respiro. Eso era todo. Fin. Jason era un muy buen jugador.
Al final terminaba perdiendo
¿Cuándo iba a aprender?


***




La castaña bajó las escaleras media hora después. Estaba segura de que ya se encontraba sola.
Bueno, no sola, sola, Pero sí sin la presencia de Alice en la casa. Había escuchado su auto marcharse minutos antes.
Antes. Antes de verlos abrazarse.
El recuerdo estaba lo suficientemente claro en su mente. Esto hacía difícil manejarlo. "Solo unas semanas más y fin" -Se repetía.
Jason desaparecía de su vida.
Definitivamente, era muy masoquista. ¿Quién la mando a espiar lo que no debía? Allí pegaba perfectamente el dicho del que "Mira lo que no debe, ve lo que no quiere" nadie la mandó. Aunque eso ahora no importaba.
Se preguntaba porque Jason era de esa manera. Luego soltó un suspiro. No valía la pena.
Cuando piso el último escalón de las escaleras se lo encontró en la sala secando el piso con un trapeador.
Su rostro parecía perdido. Él no había notado su presencia allí todavía, ya que de lo contrario, hubiera dicho algo. Su rostro seguía perdido, era profundo, como un mar en calma. El único problema de un mar en calma, era que en el momento menos esperado entraba en acción.
El estómago de Jason se contraía cada vez que hacía presión en el trapeador en el suelo y las expresiones en su rostro seguían iguales. Le hubiera gustado saber que pensaba, que cruzaba por su mente ¿Algún día lo sabría?
Necesitaba que el tiempo pasara rápido. Más que ahora, más que siempre.
Observó el comedor. Ya estaba casi seco. Húmedo por partes. No cabía duda que era rápido limpiando, porque ahora que lo notaba falta muy poco para que él piso de la sala también estuviera limpio y seco.
Se cruzó de brazos y volvió a verlo.
¿Qué estaba pensando? ¿Él realmente Haría esa fiesta?
Jason elevó sus ojos y la vio de pie en la escalera. Una estúpida sonrisa se lineo en su boca. Una que ni siquiera él notó.

-¿No me quieres ayudar a limpiar? – le preguntó. Jane lo miró con cautela. ¿Cómo lograba que su corazón se agitara tanto con solo sonreír de ese modo?
-No – apartó su mirada y en vez de ir a la sala se dirigió a la cocina.
-Como quieras – le dijo. El frotó una vez más el trapeador contra el piso, como si no importara. Si tiempo atras Jason hubiese sido así, tan tranquilo con ella respecto a esos temas, no sospecharía que algo iba mal, pero él era todo lo contrario ¿Por qué no la obligaba a ayudarlo? Recordó a Alice, de pronto, era por ella, quería mantener las distancias. – La fiesta empezará a las nueve, aún hay tiempo. ¿Quieres cocinar algo?
-¿Qué? – Jane se giró abruptamente hacía él arrugando la frente. Se dejó caer los brazos y los ubicó en su caderas - ¿!Realmente pretendes hacer esa estúpida fiesta!?
Jason exprimió el trapero, sacando toda el agua de este. La miró luego. Estaba pasivo.
-¿Por qué insultas todo lo que hago? ¿Idiota, estúpido? ¿Cuál es tu problema Jane?
Ella se echó a reír.
-Eres demasiado ciego para descubrirlo. Te dije que no hicieras esa fiesta ¿Por qué insistes entonces?
-Porque ya he invitado personas, y nunca hago lo que tú dices.
Vale, esa era una buena excusa. Una muy buena en su mundo
-Sabes... No te entiendo – Jason no la miró, pero prestó buena atención a sus palabras – Quizá tu arrogancia es más grande que tu sentido común y es por eso que no te ayuda a saber elegir entre lo que debes o no hacer.
-En todo caso, ese sería mi problema ¿Verdad?
Jane bufó contrariada. Seguía siendo tan terco en cuanto a escuchar los demás se trataba.
-¿Ah, sí? Pues, yo saldré esta noche, estarás solo.
-¿Con Alan? – Se echó a reír de mentiras para pasar el sabor amargo de lo que la frase significaba – No puedes hacerlo, lo siento.
Jane abrió los ojos como platos, sorprendida
-¿Disculpa – bufó - ¿Quién te crees que eres para decirme que hacer?
Él se tornó diferente y esta vez le sostuvo la mirada.
-Esta noche, soy tu esposo.

***




Jane se miró al espejo una vez más y repasó su imagen. Llevaba el cabello suelto, completamente liso reposando en su espalda. Estaba usando una falda negra que le tallaba la cintura y le llegaba hasta la mitad de las piernas y una blusa blanca que se encajaba justo donde la falda iniciaba. Zapatos negros y poco maquillaje.
Se sentía demasiado elegante. Demasiado.
Esa no era la Jane de shorts y blusas sencillas de siempre.
La música suave que sonaba en la sala. Más específicamente "I'm Yours" de Jazon Mraz le dejaban claro que Jason era un completo loco cuando se le daba la gana. Y un experto organizando esas cosas de sociedad. Había pedido la comida suficiente para 100 personas y limpiado a tiempo record. Sin mencionar a los meseros que se encargarían de abastecer a los invitados de bebidas y cualquier otra cosa, esos chicos que vestían completamente de negro ya andaban por la primera planta de la casa.
¿En qué cabeza cabía? Seguramente también iban a haber cámaras. Como si no las odiara y no tuviera suficiente con tener que bajar y fingir ser una pareja feliz. Quizás a Jason se le daba bien mentir, pero para ella era complicado. Y eso la hacía sentir molesta.
Se miró en el espejo una vez más antes de decidir que ese era el aspecto con el que bajaría y luego se tiró en la cama, sin importarle que el cabello pudiera coger ondas o su vestido se arrugara.
Al final, su poco interés en lo que los demás pensaran de ella era lo único cierto en esto.
Cerró sus ojos descansando la cabeza en la almohada
Alan también estaba pasando por su mente. Luego de lo de la oficina, no habían hablado ni una sola vez y él no la había llamado tampoco. Si eran pareja ¿Se supone que se llamen unos a otros, verdad? Seguramente estaba molesto porque no fue capaz de responder sobre si quería o no a Jason. Lo quería, pero no podía decírselo así. No era justo.
Miró su celular por segunda vez en la última hora y su pantalla en el celular seguía igual. No había mensajes de Alan. Ni llamadas. Nada.
¿Cuál era el mejor paso a seguir para una disculpa? Dado que ella tenía cierta parte de culpa y poca experiencia en esas cosas, no sabía cómo dar el primer paso. Se tiró a la cama y cerró los ojos imaginando el rostro del pelinegro en su cabeza. Sabía que para que las cosas funcionaran ella debía estar bien dispuesta.
Y él merecía mucho la oportunidad.
Abrió sus ojos entonces, tomó el teléfono y marcó su número.
Alan contestó en el tercer timbrazo. Su voz era suave y calmada. Como un amanecer en bosque. Agradable.
Jane frunció los labios volviéndolos una línea y se quedó muda. ¿No era tonta? Aunque lo había llamado, no había pensado en que iba a decirle, ahora se había quedado en blanco.
-Hola, Jane... - Lo escuchó repetir del otro lado de la línea - ¿Estás ahí? ¿Estás bien?
-Estoy aquí y bien – respondió pasados varios segundos – y ¿tu?
-Igual – respiró - la reunión con Ronald resultó como esperaba y no sabe que tú eres quien escribirá su guion, Debes estar feliz por eso ¿A que si?
Ella esbozó lo más parecido a una sonrisa y se mordió el labio.
-Lo estoy, pero veras llamó porque... bueno, nosotros, en cuanto a los dos ¿Todo bien?
Alan, quien estaba viendo televisión sentado en su cama, Sonrió inocentemente. Esta chica ¿Cómo podía hacerlo olvidar su malestar tan pronto?
-Trató de comprenderte porque no soy tonto – le dijo - así que por ahora, todo está bien. Si dentro de un tiempo te pregunto lo mismo y no tienes una respuesta para mí, entonces la situación será diferente.
Jane se quedó en silencio y ese sentimiento de tranquilidad la invadió. Él la entendía, o hacía él esfuerzo y cuanto le agradecía por eso.
-No sé cómo disculparme, Alan, yo...
-Te quiero, Jane – la interrumpió - Por eso estoy actuando como estúpido.
Jane se levantó de la cama y se quedó sentada.
-Alan, no eres estúpido.
-Solo cuando de ti se trata.
La castaña chasqueó sus dientes y guardo unos segundos de silencio.
-Jason ha hecho una fiesta – Le dijo. Creyó que lo más conveniente era que él lo supiera – No sé si te habrá invitado, pero esta noche tenemos fiesta.
Alan no se sorprendió al escuchar la noticia, pero si rió por lo bajo. Jason no lo había invitado, ni siquiera se había tomado la molestia de llamarlo y cuan seguro estaba de qué no lo haría, lo que le irritaba más porque lo conocía y su interior le decía, no, casi le afirmaba que él había empezado a sentir algo por Jane.
-No me ha invitado – le dijo – Pero iré de todos modos.
-Alan...
-¿No quieres que vaya?
-Si quiero, pero ¿Sabes que tendré que estar con él, verdad?
-Claro, pero solo por un tiempo, después, tú y yo iremos a un sitio.

Le colgó.

Ahora no estaba muy segura de que tan bueno había resultado esa llamada. Pero después de pensarlo un poco, descartó cualquier idea negativa. Jason seguro también había invitado a Alice y seguro, no le importaría a donde sea que ella fuera con Alan.
Su función era acompañarlo y que la gente viera a la pareja feliz, luego, ella podía irse, irse e intentar ser feliz.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el llamado a su puerta. Sabía quién era. La certeza estaba en que su corazón se aceleró. Eso solo pasaba cuando una persona estaba cerca. Allí empezaba la mentira.
Se levantó de la cama y se miró al espejo una vez más organizándose el vestido, Después abrió.
Jason tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón azul oscuro y estaba usando una camisa morada que se ajustaba a su figura. Se veía tan atractivo ¿Cuándo era que no se veía atractivo?
Jason casi se quedó se quedó sin habla al verla, y tuvo que fingir y cerrar su boca para que no se le cayeran las babas. Se preguntó si ella se ponía tan hermosa a propósito, solo para descontrolarlo.
Un minuto después Aclaró su garganta para disimular la impresión y se paró recto sacándose las manos de los bolsillos.
-¿Bajamos? – Le preguntó – Ya no tardaran en llegar las personas – Jane arrugó la cara pasando de él sin decirle nada. Como si fuera posible decirle que no. Como si pudiera negarse. Jason caminó detrás de ella observando su figura sacando de su mente cualquier idea de irse detrás de ella y besarla. ¿Cómo iba a hacer para que no llamara tanto la atención esta noche? ¿Cómo iba hacer para controlarse?
Jane no le dijo una sola palabra y parecía molesta. Le gustaba verla molesta, le gustaba su rostro cuando fruncía el ceño, pero en ese momento, no le gustaba que ella lo estuviera ignorando de esa manera.
Cuando llegaron a la planta baja Jason alcanzó a Jane y la agarró por le ante brazo. La hizo detenerse, girándola hacía él.
-¿Qué? – soltó ella. El rubio la miró un momento largo que la hizo sentir nerviosa ¿Por qué simplemente no lo soltaba? ¿Qué le iba a pedir? Que lo dijera pronto porque su mirada empezaba a causar distintos efectos en ella.
-¿Qué te pasa?
-Todo me pasa – le soltó – Me pasa que odio tener que fingir algo que no somos por una situación innecesaria que tu provocaste.
-La castaña se zafó del brazo y trago gordo. Varios de los meseros voltearon a verlos, pero ninguno pareció haber escuchado nada.
-Entonces no finjamos - le dijo – Solo... mírame, Jane... Yo...
Al final no dijo nada porque cuando iba a abrir la boca para hablar, el timbre sonó por primera vez.
Jason se acomodó a su lado y juntos abrieron la puerta. Ambos fingiendo una sonrisa.
¿No fingir? ¿Cómo sería eso de no fingir?
Las primeras personas en llegar fueron un grupo de cinco personas que se componían por dos cantantes y unas modelos. Saludaron a Jason y le brindaron una sonrisa a ella, después siguieron su camino.
Los próximos fueron dos modelos más, y luego unos actores.
-¿A Cuántas personas invitaste, Jason? – le preguntó entre dientes, cuando habían más de 20 personas en la casa.
-Cincuenta – Respondió – Pero sospecho que serán unas 80 las que acudan – ella abrió los ojos sorprendida. Lo decía con tanta tranquilidad que la sacaba de quicio.
-Realmente estás chiflado ¿Por qué haces cosas innecesarias? – Jason se quedó callado por un momento.
-Eso no importa – le dijo y caminaron un poco más alrededor de la casa.
Jason tenía suerte de que la casa fuera lo suficientemente grande para albergar a 80 personas y que contara con varios jardines espaciosos. A fuera, en el primer jardín había una mesa de comida y la música se escuchaba agradable puesto que el volumen era ideal. Ni muy alto, ni muy bajo. Y estaba corriendo una brisa fresca. Agradable a la piel, no era fría como las de las noches anteriores.
Jane se dejó caer en una de las sillas de este jardín mientras Jason le hacía el favor de buscarle una bebida.
Habían saludado a más de 20 cantantes, 25 modelos y unos tantos actores. Sin mencionar que la noche apenas estaba comenzando.
¡Estaba muerta! ¿¡Cómo carajos se soportaría eso!?
-Toma – La voz de Jason la tomó desprevenida mientras se quejaba mentalmente. Él estiró su mano con un poco de ponche de naranja. – Te ves cansada – le dijo. Ella levantó los ojos y le dio una mirada asesina.
-No me digas.
-Jane...
-¿Cuándo vendrá tu novia? – Le soltó - ¿Crees que le gustara verte conmigo así?
Jason se tragó un suspiró y se sentó en la silla que estaba junto a la de ella apoyando los brazos en sus piernas un poco encorvado.
-Digamos que ella me comprende.
-Oh, perfecto.
Jane se quedó en silencio observándolo y frunció el ceño. Estaba tan jodidamente sereno, tan jodidamente despreocupado que la hacía sentir tremendamente desubicada ¿Acaso podía comportarse así solo porque su nombre era Jason McCain? ¿Cómo podía ser así? ¿Cómo mierda? ¿Acaso eso era lo que tenía en la cabeza?
-Pues déjame decirte que...
Una voz la interrumpió.
-¡Jason!
-¿Ronald? – Jane murmuró su nombre para sí misma al verlo a unos cuantos metros de distancia. Era como si su mala suerte aún no acabara. Primero lo veía en los edificios Muller, ahora allí. ¿Acaso era una manda? Aunque por otro lado, Era obvio que él asistiera ¿no? Era un gran amigo de Jason. ¿Por qué ni siquiera había esperado verlo esa noche? el chico llevaba un suéter negro y un jean Azul claro que hacía juego con sus zapatos. Su cabello estaba algo desaliñado pero lucía bien. Se acercó a ellos en menos de un minuto. A Jason se le iluminó el rostro con una sonrisa cálida y real, lejos de estar cargada aunque fuera un poco de sarcasmo, como las que normalmente veía en él. Se levantó de la silla y Jane también.
-Jane – Saludo él y le sonrió cálidamente, Justo como aquel día en que fueron ellos los que fuera a su fiesta – Otra vez nos ve...
-Jason – La voz que interrumpió a Ronald sí que la pilló desprevenida a pesar de que ya la esperaba. Jane giró el rostro hacía el sitio de dónde provenía y vaya sorpresa...
-¿Alice? – Aludió el ojos oscuro sin detenerse a pensar en ocultar su sorpresa sonriendo.
-¿Ronald?
Jane bufó y quiso dar un paso para alejarse completamente de Jason en ese instante. Ese cuadro era muy estúpido para soportarlo. Alice se había acercado a ellos y ahora resultaba que estaban compartiendo un momento ¿De amigos? ¿Cómo siquiera lo pensaba? ¿Cómo siquiera en un mundo normal podía pasar? Jason le dio una mirada a Alice, que se situó Justo a su lado, en el sitio opuesto al de Jane y luego volteó a verla a ella cuando...
-¿Jane?
Otra voz los dejó a todos en silencio, haciendo de ese momento uno épico en el cual Jane quiso desaparecer.
Alan se apareció frente a ellos con una sonrisa que los dejó fuera de base a todos. En especial a Jason.
Justo cuando pensó que la situación no podía ponerse más incomoda.

Amor por Accidente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora