Si no odiara tan el helado, seguramente se habría ido a comer uno con él. Pero no lo hizo y tampoco Fue capaz de darle una respuesta inmediata.
Las cosas no eran fáciles. Nunca lo serían otra vez. Las otras veces en las que ella se preguntaba si era que todo lo que le pasaba se lo merecía por algún pecado que había cometido en otra vida, lo decía en broma, pero por todo en lo que se había convertido su vida, estaba por creerse que era real.
Ahora tampoco podía sacárselo de la cabeza a él, a Alan ¿Cómo olvidarse de esa mirada en sus ojos al momento de decirle que le diera una oportunidad? ¿Cómo? si escuchaba en su cabeza el cálido tono de su voz una y otra vez en su cabeza. Era muy difícil decir que un hombre como él, tan especial y atento con ella, no podía interesarle, porque realmente si podría, pero ella no estaba enamorada de él y eso por mucho, era algo que no podía negar ¿Sería malo si ella fijaba sus ojos en alguien más? ¿Podía llegar a Gustarle el chico de los ojos negros?
La castaña agarró un jarrón transparente que estaba en la lacena de la cocina y observó las rosas puestas sobre el mesón mientras el jarrón se llenaba de agua. Alan... - volvió a pensar - sin duda ahora su vida se complicaba más. ¿Cómo es que un hombre como él se había fijado en ella?
Tampoco había tenido muy buena suerte al llegar a casa. Esperaba que a la hora en que regresara, Jason ya hubiera llegado también y estuviera encerrado en su habitación para no verlo, pero eran las ocho de la noche y él simplemente no había vuelto.
No quería pensar que estaba haciendo tampoco porque eso sería darse mala vida.
Era extraño como aún el recuerdo de las palabras que le había dicho por la mañana la hacía sentir un cosquilleo molesto en su estómago. Aunque sabía que nada tenía que ver con mariposas. Lo más probable es que fueran mariposas agonizando.
"Es el último, Lo prometo"
¿Quién se creía que era? Aun cuando dijo que ella no era nada para él ¿Por qué parecía que si le importaba? O... ¿Solo actuaba? Era difícil decirlo, aunque esas incógnitas se hacían simples al momento en que pensaba sobre qué era lo que haría cuando lo volviera a ver, es decir ¿Cómo debía ser su relación ahora?
¿Cómo desconocidos? ¿Cómo conocidos? ¿Cómo cuando se conocieron en el avión, el indiferente y orgulloso?
Colocó las rosas rojas dentro del jarrón, ahora lleno hasta la mitad con agua, pensando en qué muy probablemente solo se ignorarían Cuando al levantar la mirada y dirigirla hacía la sala, lo vio allí, con una expresión de indiferencia en su rostro y unos ojos que la atravesaban profundamente de pie a cabeza, como un balde de agua fría o no, mejor como una tormenta de nieve le estuviera cayendo encima. Así podría describirse la reacción de Jane, por poco se le resbala el jarrón de las manos de la sorpresa y las flores caen al piso. Pero su presencia no fue lo que la hizo sentir tan inestable, sentir su imponente fue lo que la perturbó.
¿Por qué aparecía así, sin decir nada? ¿Desde cuándo la había estado observando?
Aún no estaba lista para verlo, No así, sin aviso.
Apretó el jarrón entre sus dedos y quiso pronunciar una palabra despectiva, algo como "¿Qué me ves?" pero Jason apartó sus ojos antes de que de que ella pudiera por lo menos emitir un sonido y subió las escaleras a paso lento y marcado, como si nada hubiera pasado, como si no la hubiera estado mirando así, tan minuciosamente.
Tan típico. Tan idiota.
Pero ¿Qué era lo que realmente esperaba? Él ya le había dado su despedida. Aunque hubiera estado dormida. Eso no cambiaba nada.
***
Una vez que estuvo en su cuarto, solo y silencioso, Jason se tiró a la cama contrariado y se pasó la mano por la frente.
Se había quedado como un tonto en la sala. Y se preguntaba si el deseo de besar a una mujer con solo verla sería normal. ¿Ya le había pasado antes? Jane... Por lo menos se veía bastante bien, eso lo hacía sentir mejor, aunque debía admitir que aquel sentimiento de bienestar de desvanecía al recordar esos ojos que lo habían mirado minutos atrás. Se notaba tan fría, tan lejana. Como si aunque estuvieran a unos cuantos metros de distancia fuera un mar infinito el que se interponía entre ellos. Jane realmente le había hecho sentir su desprecio con esos ojos. Desprecio ¿Se supone que así serían las cosas entre ellos de ahora en adelante? Bajó la mirada un momento y frunció los labios conociendo la respuesta, claro que así serían las cosas para ellos dos ahora. ¿Qué pensaba? Por más extraño que sonara, él lo había elegido así. Y al momento de la verdad ya no sabía ni porque pensaba tanto en eso. Lo mejor que podía hacer era enterrarlo bajo tierra sería ¿Remordimiento o cariño sincero?
Jason estaba dispuesto a convencerse de que la respuesta sería lo primero y que solo sentía remordimiento por habérsela llevado a la cama sin estar seguro de sus sentimientos y luego simplemente decidir irse con otra.
Si, remordimiento. Y como lo había dicho antes, eso solo se iba con el tiempo.
***
Alice estaba sentada en una silla del bar "Relax" apoyada con los codos sobre la mesa. La música suave del sitio la hacía sentir confiada al momento en que su mirada de iba al reloj de la pared cada cinco minutos para cerciorarse de que fuera la hora correcta. Jason debía llegar aproximadamente en cinco minutos.
Jason...
Se había quedado tan sorprendida cuando por la mañana de ese día, él la había llamado para que quedaran por la tarde.
¿Sería su momento? Sonrió pensando en la idea y volvió a mirar el reloj.
Seis en punto. Ya era hora.
Jason apareció por la puerta de la entrada usando una camisa blanca y un jeans negro, teniendo, por supuesto, el cabello despeinado. Vio a la rubia sentada con un vestido negro hasta las rodillas en una de las mesas del fondo con una copa delicadamente delgada en la mano y se dirigió hacia ella con paso lento y marcado. Finalmente el día en que estaría con ella había llegado y aunque estaba seguro, no podía creerse que aún siguiera sintiéndose así. Ni muy emocionado, ni muy descontento por el hecho que había esperando prácticamente desde que era un adolecente.
Pocos pasos después, llegó hasta donde ella, sorprendiéndola por la espalda con un suave "Hola" y ella volteó la mirada hacía él con un brillo penetrante en sus ojos.
-Hola – La saludó en otra vez y ella esbozo una sonrisa.
-Jason... - dijo – llegaste. Me alegra que estés aquí.
-Y a mí verte ¿Cómo estás?
-¿La verdad? – la rubia dudó – Un poquito nerviosa.
Jason frunció el ceño
-¿Es por lo que pasó la última entre los dos? Ya te dije que eso no debe ponerte así.
Alice ocultó la mirada.
-No es eso Jason – se excusó - No es eso lo que me pone así, eres tú y lo que podríamos ser los dos.
-No debes sentirte nerviosa por los dos – Jason buscó sus ojos – Estamos bien ¿No?
-¿A qué te refieres con "bien"?
-A que ambos somos conscientes de lo que casi pasa en tu apartamento y no tenemos problema con eso.
Alice lo miró recordando los besos y las caricias que él le había hecho y frunció los labios. le gusta el recuerdo de los labios de Jason sobre su piel, le gustaba la sensación que sentía en su vientre de solo pensar y le gustaba pensar en que ahora que sabía que realmente lo quería, tenía el valor para hablar.
-Jason... - su voz sonó como si fuera un hilo delgado y frágil. Él volteó a verla – Quiero que te quedes conmigo siempre – su voz fue subiendo un poco el volumen y le agarró la mano - quiero que desde ahora estemos juntos tu y yo, esa noche no bromeé en nada de lo que te dije, Yo... te amo y solo hasta ahora me doy cuenta de eso.
Pocas palabras podían dejarlo en blanco y paralizado. Con aquellas Jason se quedó completamente inmóvil e incrédulo. La miró sin caer en la cuenta siquiera de que había arrugado en entrecejo ¿Lo amaba? ¿Amor? Espabiló varias veces ¿en verdad había dicho eso?
-Creo que por Alan solo estaba encaprichada – continuó - era algo que no tenía futuro y yo lo sabía, pero tú - Apretó sus manos juntas – Tu siempre has estado para mi Jason y te quiero.
Jason reacciono y volvió a respirar. No se esperaba esa declaración.
-Alice... - Dijo él mirándola – Estoy aquí para decirte que también quiero estar contigo – el viso de una sonrisa pasó por los labios de la rubia - pero...
¿Pero? Ella sabía cuál era ese "pero"
-Estás casado, lo sé – Jason la miró y con la mirada le dio la razón.
-Si estuviéramos juntos ahora – Prosiguió - en este momento solo serías la otra mujer y no quiero algo así para ti.
La otra mujer... ser la otra.
-Puedes divorciarte.
-¿Divorciarme...? – Repitió bajito. La palabra sonó dura e inquebrantable ya que aunque sabía que era un hecho que tendría que hacerlo, no se lo había tomado en serio. – Alice yo...
-Puedes hacerlo – le interrumpió - y entonces tu y yo podríamos estar juntos - Podrían – pensó él – pero él no podía divorciarse, tenía el contrato con Jane - No quiero sonar egoísta... - Alice soltó la mano de Jason y la llevo nuevamente a la copa delgada que tenía sobre la mesa - pero Jane, ella debe buscar su propio lugar en este momento Jason, y su lugar no es contigo. Ella muy probablemente ira con Alan, y bueno...
Alan... Incluso Alice estaba diciendo que Jane debía estar con Alan... ¿Qué era? ¿Qué era la revolución que sentía dentro de todo su cuerpo cuando esa estúpida y descabellada idea de que Jane podría irse con Alan pasaba por su cabeza? ¿Cómo es que sentía un miedo terrible de que ella pudiera poner sus ojos en él?
-¿Alan? – Repitió intentado ocultar lo mucho que le había desagradado aquel comentario - ¿Por qué Jane tendría que ir necesariamente con él?
¿Por qué nuevamente el tema se había dirigido a ella? Alice lo miró imponente.
-Porque sé que Alan está interesado en Jane y bueno, Jane podría corresponderle ¿por que no? – Mierda, mierda, mierda. Tenía que controlar ese maldito sentimiento de ira pura que se adueñaba de él escuchar el nombre de Alan y Jane en una misma frase. No le importa. Tenía que meterse eso en la cabeza. Además, estaba con Alice, diciéndole que quería estar con ella ¿Por qué carajos seguía pensando en Jane?
-Escucha Alice – le dijo y por su mandíbula apretada parecía bastante serio – Jane está en el lugar que debe estar en este momento ¿Vale? No puedo divorciarme de ella, no todavía.
-Jason yo...- se había quedado sorprendida, la actitud de Jason... ¿Sentía él algo por ella? - Yo solo quería decir que...- Negó con la cabeza y lo miró fijamente – está bien, Jason – murmuró y volvió a agarrarle la mano – te esperaré el tiempo que sea necesario así como tú me esperaste a mí, pero antes de eso prométeme una cosa.
Él miró los ojos azules de la rubia y frunció los labios.
-¿Qué?
-Que no te enamoraras de Jane - le dijo y sus ojos se abrieron por inercia – prométeme que tus sentimientos por ella no cambiaran y que no vas a quererla.
Jason se quedó en silencio mirándola tratando de comprender como había llegado a eso. Una promesa. No enamorarse ¿Acaso podría prometer algo como eso?
-Te lo prometo.
Tal parecía que sí.
Jason forzó una sonrisa luego de decir aquellas palabras y Alice se le acercó con lentitud, sintiéndose aliviada de las palabras de Jason con una tranquilidad dentro de su pecho. Había acortado la poca distancia que había entre ella y Jason y el aliento embriagador de Jason le pegaba en el rostro encendiendo dentro de ella el deseo de besarlo. Jamás se hubiera imaginado que Jason podría hacerla despertar ese instinto en ella, jamás pensó que realmente podría llegar a quererlo.
Jason también sintió el cálido aliento a champagne de Alice en su nariz y no podía negar que estaba tentado por esos labios pintados de carmesí.
Pero no podía dejar llevarse por la tentación. No podía permitirse que un escándalo de infidelidad saliera en las redes sociales después de que Jane había desmentido todo en aquella entrevista. Jane.... volvía su mente a ella.
-Alice... - murmuró él y se apartó un poco.
-No me detengas – pidió y con sus manos lo atrajo hacia ella. un centímetros había entre sus labios – solo un beso.
Y no fue él quien la detuvo, ni ella quien paró.
Jason se separó de Alice por la vibración de su teléfono móvil que interrumpió el momento repentinamente.
Lo buscó en el bolsillo de sus pantalones lo más rápido que pudo y al ver el nombre en el identificador de llamadas su corazón se aceleró enormemente y su cabeza se volvió un enredo. Dejándolo inevitablemente en blanco.
Jane. Ese era el nombre que se leía en el identificador de llamadas.
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Amor por Accidente [TERMINADA]
RomanceJane una chica solitaria que todo lo que tiene es la casa que sus padres le dejaron, se gana un viaje hacia el extranjero donde se topa con una super estrella Alemana que termina siendo su mayor dolor de cabeza.