"Un silencio, detrás de una Linea telefónica"

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Jane se despertó sintiendo picor en los ojos y un poco de molestia en los brazos. Levantó la cabeza y solo pudo observar el mismo panorama que había observado en la noche antes de quedarse dormida, el gran televisor plasma a unos metros de ella, en diagonal, hacía la izquierda, el comedor y las escaleras. Pasó las palmas de sus manos por los ojos para quitarse el picor y un sollozo salió de su cuerpo.

<<Jason> >

El destello de su nombre hizo presencia en un mente haciéndole creer que estaba en una pesadilla, que él no existía, que nunca se había casado y que todo lo había soñado, pero el latido débil de su corazón, las ganas de no hacer nada y ese sentimiento de desesperación que la sucumbía una vez llegaban los claros recuerdos de su conversación con Alice, le hizo tirar la idea a la basura. Esta era la realidad. Y dolía.
Se preguntó entonces cuánto le duraría esa sensación, Posiblemente lo olvidara rápido. Posiblemente.
¿Cuánto tiempo conllevaba ese "Posiblemente"? Esperaba, necesitaba que fuera poco ya que, aunque le fuera complicado no lo podía querer. Se sentó sobre el sofá apoyando las manos en los cojines y percibió aquel silencio fantasmal que se hacía lugar en la casa, notó también, al echar un vistazo general, cómo cada cosa estaba tal cual estaba el día de ayer, sin un cambio ni nada nuevo. El sollozo regresó a su cuerpo y un calambre le picó el estómago. Tal como lo suponía, él no había llegado a dormir.
La desilusión afloró a su rostro de nuevo y trató de respirar calmado para no dejar escapar ninguna lágrima. ¿Por qué seguía esperando que él hiciera algo bueno? ¿Por qué no aceptaba que el simplemente era así? Era obvio, no regresar ¿Por qué lo haría? Si estaba con... ella. No podía mentirse, reconocerlo era difícil. Recargó el cuerpo nuevamente en el sillón, acomodando la cabeza en la parte superior de este y se quedó quieta por un rato. Debió de haber llorado mucho por la noche puesto que el cojín en donde había reclinado la cabeza para dormir estaba húmedo. Había llorado, ahora que lo notaba, le dolían los ojos.
También se había dado cuenta de que estaba terriblemente molesta con él. Sentía... ira. Rabia. Se sentía tan dolida, tan inexplicablemente dolida que... no podía contenerse.

-¡Te odio! – Se dijo en voz alta – ¡Maldito el momento en que te conocí! - Un corto respiro salió de sus labios.
En ese mismo instante, como si lo hubiera estado llamando o como si hubiera deseado que regresara, él, apacible y serio, se apareció en la puerta, llevaba un suéter blanco desencajado y un pantalón negro. No podía creerlo, no lo esperaba tan pronto. Jason la estaba mirando sin decir nada. Tenía el cabello revuelto y despeinado. Su corazón dio un vuelco entonces y se enderezo en el sofá sin mirarlo para ocultar su rostro seguramente hinchado. Tenía tanto que decirle que, simplemente, no le salían las palabras.
Jason seguía sin quitarle los ojos de encima, pero ella no lo había volteado a ver ni una sola vez. Estaba mirando al frente, como si él no estuviera allí, antes de que ella lo sospechara, él se aclaró la garganta,
Y fue capaz de acercársele.

Él, no podía siquiera pensar. No... no tenía nada que decirle. Ni una excusa, ni una explicación, nada, solo la idea de que en la noche, acostado en el sillón de Alice, no había dejado de pensarla ni un solo momento.
Tenía su cuerpo y su olor impregnados en su mente. Aunque no tenía nada que decir, sabía que debía hablar, porque esos ojos llenos de resentimiento que veía significaban algo. Y seguramente ella estaba muy enojada porque él no había llegado a dormir aún cuando le había dicho que llegaría temprano.

-¿Llegaste bien ayer? – le preguntó, aun sabiendo que estaba de más puesto que la veía bien, pero se sentía tan aturdido, tan inestable que una conversación o todo con ella, parecía una telaraña, ya no sabía que era lo que quería ¿Qué quería? Debía decirse ya, en ese mismo instante, porque hablar con Jane ya no daba espera. – Ronald me dijo que cuando fue a buscarte ya no estabas. – Jane simplemente no podía creer que él tuviera la cara para decirle semejante cosa. Maldición ¡No había llegado a dormir! ¡No la había llamado! ¿Quién mierda se creía para ser así? No le respondió en el momento, se quedó callada unos minutos y sin mirarlo le dijo:

-No necesitaba de él para regresar a casa.

-Yo pienso de otro modo, y si algo te hubiera pasado y yo...

-¿Te costaba mucho despertarme para traerme aquí? - le interrumpió con voz fría - O ¿Es que después del sexo, no te provoca mirar a la mujer con que la que has estado? – Las palabras le desgarraron tanto la garganta que sentía como si estuviera tragando sangre. Jamás había sonado tan indolente, pero no tenía más opción que esa. – ¿Crees que soy idiota?

-Esa no fue la razón por la que no te desperté, Jane. – Jason frunció el ceño sin poder asimilar las palabras de la castaña. El único motivo por el cual no la despertó fue por consideración, él creyó que ella querría estar sola antes de verle la cara y hablar sobre lo sucedido ¡Lo sucedido! La noche que habían pasado juntos.

-¡No me importan ni un poco tus razones! – Le lanzó y ahora si lo miró a los ojos - ¿Por qué siempre eres así, eh?

- ¿Qué quieres decir?

-Que tú no puedes jugar con las personas de ese modo, Jason, eso quiero decir ¿¡Quién fregados te piensas que eres!?

-¿Acaso he jugado con los sentimientos de alguien?

-Encima... - Murmuró ella casi sin voz - Tienes el descaro preguntarlo, Eres tan... cobarde, que no eres capaz de reconocerlo. Eres un idiota.

-¿Yo? – Jason soltó una sonrisita irónica y la miró arrugando la frente. No sabía que, pero algo se le estaba subiendo a la cabeza.

-Sí, tú ¡Tú lo eres! – gritó. Un nudo gigantesco le apretó el estómago a Jane y allí iba de nuevo esa picazón en los ojos acompañado del sudor frio pasándole por el cuerpo. Maldito nunca se había sentido tan mierda - ¿Por qué no me dices que has pasado la noche con Alice?

-¿Qué has dicho?

-Que lo sé - le recriminó - lo sé todo, Jason, sé que te gusta ella – Jane inspiró hondo intentado tragarse las lágrimas que afloraban por salir y lo miró con dureza – Dime ¿Te las has pasado bien después decirle que te gusta también y dormir con ella? - le sostuvo la mirada por unos cortos segundos y luego apartó los ojos de la cara de Jason lo que había visto en él, frialdad pura e indiferencia, como si estuviera enojado sin razón, la hizo titubear. Se dio cuenta con tristeza, que jamás podría entrar en sus pensamientos y posiblemente, en todo este tiempo, Jamás lo había hecho.
E incluso, aun después de todo lo que había pasado, él era quien parecía frio. Pero Jason ya había tomado su decisión. Las palabras de Jane lo habían tomado fuera de base y su insulto le había hecho enfadar a tal punto de preferir quedarse callado. Se enfadaba porque era ella quien tenía la culpa. ¡Maldición! ¿Por qué tenía que entrar a su vida y desbaratarle todo? ¿Por qué, ahora que la mujer que quiere le prestaba atención, no puede hacer nada porque no puede sacársela de la mente? Ella era culpable de que estuviera tan confundido, era ella, así que ya tenía su decisión, no podía alejar a lo que había deseado siempre por ella, por la que apenas había empezado a querer, solo tenía que alejarse un poco de Jane y la olvidaría. La miró con severidad nuevamente y entonces se cruzó de brazos.

-¿¡Quién te crees tú para hablar de lo que no sabes, eh!? - La castaña le alzó la mirada.- ¿A ti que te importa? No tengo porque escuchar tan absurdas palabras de gente como tú. – Tan elemental como la tabla de uno, ella se había quedado sorprendida.

-¿Gente... como yo? – repitió, casi inaudiblemente. Incrédula.

-¡Sí! – Gritó Jason - ¡Gente como tu! ¿Quién te crees que eres? – Jane se mordió el labio sin admitir sus palabras aun y de pronto sintió las piernas temblar. Sentimientos, no... Él no tenía sentimientos. Entonces todo volvió a su mente. No era nadie, solo sexo. – ¡Tan solo recuerda que... no eres mi esposa realmente!

Fin. Con esto, había acabado con todo.

-¡Bien! – Gritó Jane a su vez y lo miró – Sé que entre nosotros no hay nada, sé que nunca hubo nada, pero entonces dime ¿¡Por qué carajos me lo sigues haciendo tan difícil!? ¿Por qué? ¿Por qué mierda crees que puedes jugar conmigo como se te venga en gana y mentirme, por qué?

-¿Jugar contigo? – Repitió él - ¿Hacértelo complicado? ¿Cuándo lo hice? Pensé que todo estaba claro entre los dos.

Jane sonrió falsamente, no se lo podía creer.

-No tienes ni la más mínima idea de lo que es tener sentimientos ¿No es verdad? – ella tragó gordo y contuvo la respiración un momento para no llorar - ¡No tenías que mentirme! Maldición – gritó - No tenías que decir nada si no lo sentías de verdad ¿era mucho pedir? ¡No tenías que decirme palabras bonitas para llevarme a la cama! ¿Qué no lo entiendes? No tenías ese derecho.

Jason se quedó en silencio con la respiración agitada, mirándola fijamente. Solo pudo pensar algo y se burló de sí mismo por hacerlo, esa noche, junto a ella, él nunca le estuvo mintiendo. Todo , todo, fue verdad.

-Pero siempre haces lo mismo - prosiguió ella – te portas bien, me haces pensar por una milésima de segundo que has cambiado y cuando lo creo, cuando pienso "realmente es alguien diferente" lo vuelves hacer, vuelves a ser el mismo estúpido ¡nunca cambiaras! ¿!Por qué eres así!? ¿Por qué siempre tengo que ser yo la que se sienta de este modo?

-Porque quieres – fue lo único que pudo gesticular, y lo hizo de un modo frio sin atreverse a mirarla – Nadie te ha pedido que tengas esos sentimientos.

-Bien – Afirmó ella sosteniéndole la mirada, sus ojos estaban aguados, a punto de estallar en llanto, pero no iba a permitir que él la viera llorar, ya le había permitido muchas cosas - Jamás me voy a volver a sentir así por ti, Jamás me volveré a preocupar.

-¡Perfecto! – Renegó él - porque no quiero que te equivoques, Jane ¡Tu.. – tragó gordo y lo dejó salir como si de verdad no importara – No eres nadie para mí! ¿Lo sabes, no?

¿Lo sabía? La había desecho con ella palabras. Se quedó callada, observándolo fijamente con las lágrimas tintineantes en sus ojos que se le habían puesto por los bordes colorados. Todo dentro de su cuerpo, lo que queda de su corazón, se terminaba de desquebrajar, retorcijón en su estómago creció. Era mucho... más de lo que podía soportar.

-Lo sé – logró articular con la voz quebrada y sin poderlo evitar una lágrima se le escapó de los ojos. - Ahora sé que realmente no significo nada para ti – Jason la miró un momento, él... ¿Por qué le estaba doliendo a él también? - así que, de ahora en adelante, Jason, tu tampoco significas nada para mí. – Se limpió con amargura la lágrima estaba rodando por su mejilla y le apartó la mirada al instante. Él se quedó callado, sin poder mover su cuerpo y por dentro, también sintió una fuerte presión en el pecho, se le dificultó respirar y un vacío, que parecía crecer, se apoderó de él.

***

Entró a su habitación hecho furia, conteniéndose de gritar. ¿Por qué? ¿Por qué se sentía tan... extraño? Tan Desesperado, tan... ¿Eso era lo que quería realmente? ¡Que mierda le pasaba! Se quitó la camiseta y la estrelló contra la pared al mismo tiempo en que se apoyaba con las manos en el guarda ropa. Su respiración agitada lo desconcertó y empezó a preocuparse porque en el fondo, muy en el fondo, no sentía bien del todo.
Una mierda.

**


Jane había salido de la casa tan pronto Jason subió las escaleras y la dejó sola. ¿Cómo compartir el mismo espacio vital? Lo único que necesitaba era aclararse, llorar y esperar que esos 3 meses que le quedaban de contrato se pasaran volando. Nunca recordó una vez en la que se hubiera sentido más pequeña. ¿Cómo fue que le llegó a gustar alguien como él?

<<No eres nada para mi ¿Lo sabes, no?>>

Aun dentro de ella se sentía estúpida. No quería creer que él era así, antes se había mostrado tan distinto, tan... ¿Acaso era tan bueno actuando? ¡Por qué mentirle! ¿Por qué aprovecharse? Entonces recordó a Alice y sintió como se le revolvía la bilis.... Había pasado la noche con ella, esa era la verdad, y el muy estúpido ni siquiera se lo reconocía. Lo que más le dolía y no podía negarlo, era que, a tan solo una noche de haber estado con ella, se metiera en la cama con otra mujer.
No le cabía en la cabeza, tal vez, porque ella no sería capaz de meterse a la cama con ningún hombre.
Eso era lo que la hacía sentir peor. No se imaginaba siendo besada por nadie más.

Se había dirigido a mundo mágico.
Aunque el día anterior había estado haciendo un sol de muerte, ese día el clima estaba completamente fresco incluso, a lo lejos parecía como si quisiera llover. Y no tenía duda de que eso pudiera pasar, Es que, la idea sonaba tan tonta, pero parecía de novela. Típico, el cielo tan gris, como ella de triste.
Triste... Estar en medio de los juegos del parque de diversiones le hacía recordar a sus padres y al día en que cumplió siete años. Era tan feliz, Esa fue la primera vez que visitó aquel lugar, su madre la agarraba por la mano derecha mientras su padre lo hacía por la izquierda y ambos la hacían saltar sosteniéndola en el aire por un momento. Sonrió con amargura al acordarse de ellos y un sollozo se le escapó del cuerpo ¿Cómo sería su vida si sus padres no hubieran muerto? Quizás se hubiera ahorrado ese dolor que ahora sentía. Se sentó en una banca café, ubicada al lado de un frondoso árbol, desde allí, podía observar a los niños gritar y correr de un lado para otro, a las madres tras ellos y a uno que otro grupo de adolescentes en busca de emociones fuertes. Pero ella no había ido allí a divertirse, aunque lo que más deseara fuera subir la montaña rusa y gritar fuertemente mientras lloraba. Había ido a alejarse. Sonrió para sí misma mientras a su cabeza, a su estúpida y pendeja cabeza, se le pasaba imágenes de él.
Él... Si nunca se hubiera ido a Rusia... si nunca hubiera tomado ese avión, si nunca le hubiera prestado dinero... Quizás si nunca nada hubiera pasado, ella estuviera bien. Virgen y bien. Sin dolor, sin esa sensación de destrozo en su pecho y sin esa piquiña en los ojos que no era más que ganas de llorar.
Nunca, un nunca se veía tan bien.
Pero tan lejano.
Su realidad era otra.
Ya no se sentía ni muy alegre por la noticia de que haría un guión. Trató de sonreír, de cualquier manera, eso era bueno.
Como ver a los chiquillos reír. Se mordió el labio y dejó escapar un corto suspiro.


Amor por Accidente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora