Un recuerdo en común.

1.5K 86 1
                                    

Los labios de Alan buscaban con desespero el sabor de su piel con la marca de la pasión en sus ojos mientras la besaba por el cuello. Acariciaba su cuerpo al tiempo en que se impregnaba de su olor y su suavidad. Mierda ¡Era tan… diferente! El solo hecho de tenerla allí, bajo su cuerpo y con todo el control sobre ella parecía ser lo único que le devolvía la paz. Esa que lo había desvelado, Y es que la castaña tenía una piel muy cálida y delicada. Se creyó casi mentira estar sintiéndola de esa manera tan cercana cuando besó sus labios y se atrevió a levantar su vestido desde la pierna hasta la cintura dejándolo allí sin moverlo. Esto le permitió ver el fino panty de color blanco que la cubría para casi hacerlo perder el poco control sobre sí mismo que le quedaba y hacerlo sucumbir en todos esos deseos que había tenido con ella desde que se empezaron a quedar solos, cada noche mientras escribía el máldito guión. Respiró. Tenía que intentar mantenerse lúcido.
Sonrío embelesado al echarle otra mirada y acarició su abdomen por debajo de la tela del vestido mientras atrapaba sus labios nuevamente y la miraba a los ojos. Era tan hermosa. 
Jane sintió un escalofrío al sentir los finos labios de Alan sobre su piel, y sus manos recorrerle el estómago. A pesar de que su vestido levantado a la cadera no revelaba mucho, más que su ropa interior de algodón y sus piernas, sintió su rostro ponerse colorado por el hecho pero decidió no decir nada y permitió a Alan continuar.
Se había dicho a sí misma que haría el intento de llegar más lejos con él aunque no estuviera del todo segura. Después de todo, Jason también la estaba pasando bien sin ella.
Y ella… Tenía que superarlo algún día.
Jason… - Tragó gordo 
Alan subió su mano hasta uno de sus senos y la tocó por encima del vestido antes de que se lo esperara. Ella respiró impávida ante el tacto pero él volvió a besarla haciéndola olvidar por un momento sus manos en los pechos. La cálidez de los labios de Alan en su piel era de algún modo sofocante. Sentía como la besaba desde la boca hasta el cuello y su respiración volviéndose agitada con el pasar de los minutos. También sintió una de sus manos bajar un poco por el contorno de su pierna y dejarla en el muslo, por la línea de su entrepierna.
Jane cerró sus ojos y pasó sus manos por el cuello, pero se sentía mierda. Dentro se sentía como una idiota y se odió por eso terriblemente. Porque no se suponía que se sintiera de ese modo, porque a pesar de estar besándose con Alan, dejándose inclúso tocar, no podía sentir ese deseo recorrerle la piel y quemarla por dentro como se daba cuenta que lo quemaba a él. Simplemente… no podía sentir nada. Y por eso, estaba también odiando a Jason, porque, de una u otra manera, todo era debido a él. Simplemente, en todo ese máldito mes, no había podido alejarlo lo suficiente de su mente tanto como quería y la prueba se reflejaba allí, en lo que pasaba y en que en vez de pensar en lo que debería, estaba pensando en él.

-Quítame la camisa – La sorprendió Alan, sacándola de su ensimismamiento con la respiración entrecortada. Ella, sintiendo el peso del pelinegro encima suyo se quedó mirándolo fijo a los ojos sin saber que decir 

-¿Eh? – logró articular con voz baja. Él estaba prendido de deseo.

-Quítamela – le dijo - Yo voy a desnudarte a ti también.

Las palabras se quedaron como eco en su cabeza <Yo - voy - a – desnudarte – a - ti - también> y trató entonces de explicarse a sí misma porque había permitido llegar hasta allí, cuando aún, en definitiva, sabía no podía hacerlo. Lo miró con el rostro ardiendo de vergüenza porque sabía que no iba a continuar y seguramente, él se iba a molestar.

-Yo... – murmuró - no creo que pueda hacer eso.
Alan frunció el ceño.

-¿Quitarme la camisa?

-No – Silencio - Dejarme desnudar. 

El pelinegro se quedó callado un minuto y calmó su respiración observando cada rasgo en el rostro de Jane. debió saber que algo así pasaría. Sin decir una sola palabra, se levantó de encima de ella y se sentó a su lado en el sillón. Tragó gordo y miró al suelo quedándose sumido en un profundo silencio.
Notó como ella se acomodaba el vestido, pero no parecía saber que hacer o que decir. Se sintió enojado entonces, porque la primera mujer por la que se había sentido realmente atraído, por la que realmente se había interesado, parecía no importarle mucho.

Amor por Accidente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora