Química

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Jason recordó, casi mareado, la escena 7 que había leído varias veces en el avión, esa escena en donde <<Jason>> estaba bastante enojado con <<Jamie>>. Esa misma escena del yate en el que después de discutir <<Jamie>> Caía al agua. 
Claro ¿Cómo no haberlo visto antes? ¿Cómo no? Esta vez no era una simple escena o una simple casualidad. Eran ellos. Eran Jane y él aquel condenado día después de casarse. Cuando él jugó con ella y con su aparente intranquilidad de tenerlo cerca mientras él estaba descamisado. Ella estaba huyendo de él ese día precisamente por eso, porque él se había quitado la camisa y por eso ella había caído al agua y él había actuado así porque ella lo llamó “Infantil” 
Todo encajaba perfectamente. Todo ese guión eran ellos.
Jane lo había escrito. 
Sonrió cómico al recordar lo similar que cada palabra y cada acontecimiento de la bendita lectura le habían parecido. Y luego se sintió estúpido porque debió haberlo sabido. Alan lo había dicho antes, ella iba a escribir un nuevo guión. No podía ser casualidad que fuera justo cuando Ronald había encontrado su nuevo guionista. Y luego el secreto de su identidad. No, es que no era el destino. Ese era un juego más sucio. Porque cuando creyó que estaba más lejos de ella, cuando sintió que era inalcanzable, resultó ser que estuvieron cerca todo el tiempo. Cerca aunque sin saberlo. 
Que mierda. Que… bendición. ¿Karma?
Aún con la noticia fresca en su cabeza miró a Jane, pero ella no lo estaba mirando. Más bien parecía que evitaba encontrarse con sus ojos a toda costa. Y tenía el motivo para no querer verlo, pero ese no era el momento para divulgarlo. – Pensó Jason – Cuando estuvieran a solas, ya hablarían. 

-¡Que sorpresa, Jane! – Aludió sin una pisca de entusiasmo, dejando ver su sarcasmo en el tono – Te felicito. Ese es… un muy buen guión. ¿Sabes?

<<¿Sabes?>> Repitió la castaña en su mente. Tantas palabras y decía “Sabes” No podía creerse la horrible casualidad y más porque en otros tiempos Jason le hubiera dicho que escribía como pollo. Se aclaró la garganta y con una voz más débil de la que hubiera querido, respondió: 

-Gracias - Pero no lo miró, ni mucho menos, en ese momento no tenía ni el coraje, ni las ganas de hacerlo. 
Jason dejó escapar una sonrisa silenciosa por su reacción y se dijo a sí mismo que ella no había cambiado nada. El cabello castaño le caía en la cara ayudándola a escudarse en él y podía notar por entre aquellas hileras que dejaban ver parte de sus mejillas que ella no disimulaba ni un poco que lo estaba evitando. A él No le importó que Alan estuviera a menos de tres pasos suyos con los bien puestos sobre él. Jason siguió estudiándola lo más que pudo en ese tiempo. Tantas semanas sin verla, sin sentir su perfume y solo se encontraba con una Jane que lo evitaba. No había duda de que le había crecido el cabello y de que lo tenía más café ¿Se lo habría pintado? No… Ella no era de las que se pintaba el cabello. Jason negó con la cabeza y se preguntó cuánto tiempo más ella seguiría escondiendo sus ojos. Él Estaba consciente de que ella sabía que él la estaba mirando con detenimiento. Se preguntaba si Jane había sido siempre tan cobarde o solo era cobarde con él ¿Por qué no se atrevía a verlo a los ojos? 
El silencio pronto se volvió incómodo y pesado. Cómo estar encerrado dentro de un cuarto de vapor en un sauna. Si no salía pronto, iba a terminar asfixiándose. Y no por el calor.
Alan no parecía tener nada que decirle. Y él… Muy a su pesar, sabía que era, por esa vez, el tercero en la colada.
Que mierda. 
Le dedicó una mirada de indiferencia a Alan e ignorando por segunda que Jane y él tenían las manos juntas salió del cuarto de utilería sin decir nada. Callado, todavía incrédulo de lo que estaba pasando y sobre todo, de que la había visto. De que era ella. De que era ella y todavía estaba saliendo con el tonto de Alan. Alan, estaba seguro de que Alan no podría quererla como él la Amaba. Pero, tal vez, ella tenía que darse cuenta de eso sola. 
Haló la puerta tras él al salir y cuando esta resonó al cerrarse el corazón de la castaña se detuvo para luego volver andar. Sus manos sudorosas indicaban que aún no superaba la sorpresa, Lo ridículo de la situación, y que temía que Alan lo notara también puesto que sus palmas estaban en contacto directo. El aire que sentía a su alrededor era pesado. De incomodidad, y si antes había sentido que las cosas se les estaban yendo fuera de su alcance, ahora sabía que ya estaban fuera de él. Ya no podía controlarlo.

Amor por Accidente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora